¿Cómo ha funcionado el duopolio binominal en el Senado? Las cifras muestran que los efectos del binominal adquieren mayor impacto en el Senado. En efecto, en términos generales vemos que a nivel de los diputados sólo en 14 ocasiones se ha roto la lógica binominal y que en el Senado ha ocurrido en sólo una oportunidad. El “pacto duopolico”, por tanto, funciona de manera más profunda en el Senado. En términos porcentuales las cifras muestran que a nivel de los diputados el quiebre ha ocurrido en el 1,9% de las ocasiones y que en el Senado sólo en el 0,8% de la veces.
Esto se explica no sólo por el hecho de que una elección senatorial comprende más electores y menos candidatos en competencia, sino también porque el número de elecciones y cargos en disputa son menores. De hecho, mientras en los diputados en seis elecciones (entre el ’89 y el 2009) se han elegido 720 cupos y se han realizado 360 mini elecciones, a nivel senatorial se han elegido 132 cupos y se han realizado 64 mini elecciones.
En las parlamentarias del ’89 se compite en las 19 circunscripciones; de los 38 cargos en competencia el “duopolio binominal” se lleva todos los escaños. De ese total, la Concertación con el 54,6% de los votos se lleva 22 asientos. A su vez, la derecha se queda con 16 asientos (sin considerar los designados) y con el 34,9% de las preferencias.
Entre ambas coaliciones con el 89,5% de los votos se quedan con todos los cupos senatoriales en competencia. Sin duda, un regalo político electoral de 4 senadores. En efecto, en un sistema proporcional puro (sin regla de corrección) la Concertación debería haber logrado 21 cargos y la derecha 13. Uno más para la Concertación y tres más para la derecha. Gana la derecha.
En las parlamentarias del ’93 se compite en las regiones impares con un total de 18 escaños en competencia. La Concertación con el 55,5% de los votos logra nueve cupos; la mitad de los cargos en disputa. A su vez, la derecha con el 37,3% de los votos logra 9 cupos, es decir, la mitad del los cargos (50%).
Ambos pactos con el 92,8% de los votos logran el 100% de los escaños en disputa. Mientras la Concertación logra nueve cupos (debiendo, curiosamente, con esa votación elegir diez cupos, es decir, uno más), la derecha debería haber obtenido sólo siete. Uno menos para la Concertación y dos más para el otro pacto duopolico. Gana la derecha.
En las parlamentarias del ’97 se compite en las regiones pares (incluyendo la Metropolitana) y se eligen 20 Senadores. La Concertación con el 49,9% de los votos logra once cupos senatoriales; y la derecha con el 36,6% logra nueve.
Ambas fuerzas políticas con el 86,5% del Senado, se llevan todos los cargos en competencia. Un regalo electoral de un cupo para la Concertación y dos para la derecha. Gana la derecha.
En las parlamentarias del 2001 se compite por 18 cupos. En esta elección la derecha tiene un alza importante en términos de votos y la Concertación se estanca en torno al 50%. Por tanto, la correlación de fuerzas que surge en esta elección determina que se genere una menor distorsión electoral. En efecto, la Concertación con el 51,3% de los votos logra nueve cupos. La derecha, a su vez, con el 44% de los votos también obtiene nueve escaños.
De ese modo, el pacto duopolico logra él 95,3% de los votos y el 100% de los escaños en competencia (18). La Concertación, en esta elección se queda sin deuda política. A su vez, la derecha, logra un cupo más de lo que le correspondería (equivalente a 8). De ese modo, el duopolio binominal sólo se lleva un regalo político-electoral de un escaño.
Dos consideraciones; la primera, es que se repite la concentración duopolica observada en la presidencial del ’99; y segundo, que el saldo en votos es inferior al 5% lo que en un sistema proporcional corregido deja a cualquier fuerza con esa votación sin representantes. De todos modos, gana la derecha.
En las parlamentarias del 2005 se compite por 20 escaños senatoriales. La correlación de fuerzas que se manifiesta es muy similar a lo observado en el ’93; con la diferencia que en esta ocasión se eligen 18 escaños y no 20. Mientras la Concertación con el 55,7% de los votos logra 11 cupos, la derecha con el 37,3% obtiene 8 escaños.
Ambos pactos dominantes logran el 93% de los votos y 19 escaños. La Concertación, nuevamente se queda sin deuda político-electoral, mientras que la derecha obtiene un regalo de un escaño. En esta elección, es la primera vez que se rompe el “duopolio binominal” con la elección del Independiente Fuera de Pacto, Carlos Bianchi en la Región de Magallanes; el fortín de los independientes. Si bien, se autodenomina “independiente químicamente puro” está ligado fuertemente al duopolio; como concejal a la DC y como Senador a la derecha.
Es una elección que electoralmente pierde la derecha; pero, gana en términos de asientos senatoriales. Gana la derecha.
En las parlamentarias del 2009 se compite en las regiones impares y se eligen 18 cupos. La Concertación con el 43,3% de los votos logra nueve cupos; es decir, el 50% de los escaños en competencia. A su vez, la derecha con el 45% de las preferencias se lleva la otra mitad, es decir, nueve cupos.
Ambas fuerzas con el 88.3% de los votos, obtienen el 100% de los cupos senatoriales en competencia. Se genera, por tanto, un cupo más para la Concertación y la derecha. Empate duopolico.
Al revisar las seis elecciones se observa que el pacto duopolico tiene 12 cupos más de los que le hubiese correspondido en un sistema proporcional. En efecto, y del mismo modo que en los Diputados el “pacto dupolico” en el Senado está sobre-representado en todas y en cada una de las elecciones. En términos generales, las cifras muestran que en el ’89 tienen 4 senadores más; esa cifra llega a uno en el ’93, a tres en el ’97, a uno en el 2001, a uno en el 2005 y a dos en el 2009.
Otro dato interesante, es que en la senatorial del ’93 ocurre un hecho único en la historia del binominal. En esa ocasión, mientras la derecha tiene un regalo político-electoral de dos cupos, la Concertación tiene un cupo menos de lo que le corresponde. En efecto, en esa elección logra 9 cupos. Sin embargo, debería haber logrado diez. En esta elección, le sucede lo que le ha ocurrido al PC y a las otras fuerzas menores a lo largo de 20 años de democracia; es decir, tener menos de lo que corresponde.
De los “doce cupos extras” que el “duopolio binominal” ha generado en seis elecciones senatoriales la derecha se ha quedado con diez y la Concertación con dos (considerando el cupo menos que tuvo en el ’93). La derecha en el Senado ha ganado por goleada. Mucho más apretado estuvo el resultado en los Diputados.
Si a esa goleada le sumamos los Senadores designados llegamos a la hipótesis de que para la derecha el Senado ha sido la trinchera política desde donde han defendido el modelo político y económico diseñado bajo el pinochetismo. Y a su vez, la instancia institucional que ha usado la Concertación para legitimar ese modelo y comenzar a padecer del mal de la fragmentación.
No podemos olvidar, no obstante, que ambos pactos se han beneficiado con la “distorsión binominal”. A la Concertación no le ha gustado nunca esta fórmula electoral. Sin embargo, con el tiempo se acomodaron y comenzaron a disfrutar de sus “granjerías y privilegios”. Los vientos de cambio han llegado de la mano de la movilización social-ciudadana.
Hacer el ajuste entre sociedad y política requiere de una reforma que equilibre la cantidad de votos obtenidos en la lucha electoral con la cantidad de escaños logrados para la lucha legislativa. Hay que volver a la fórmula clásica de toda democracia representativa: un ciudadano un voto. Y para ello, hay que cambiar el sistema electoral vigente. Hay que cambiar el binominal.
Sólo desde una representación justa y equilibrada entre las distintas fuerzas sociales y políticas existentes, podremos avanzar hacia una democracia participativa.