Por Juan Pablo Cárdenas S.
A los pocos días del horrible homicidio de tres carabineros en la llamada Macrozona Sur, en Estados Unidos resultan abatidos cuatro policías en un enfrentamiento con delincuentes y en ningún caso este país se conmueve tanto como ha ocurrido en Chile con la televisión, el Gobierno y los otros poderes del Estado.
Se asume mundialmente que ser policía es una actividad de alto riesgo, por lo que constantemente sabemos de cuántos pierden la vida por cumplir una tarea de tan alto y noble servicio público. Son muchos más los pescadores y mineros, sin embargo, los que fallecen en sus funciones; también los bomberos y obreros de la construcción. Por esto que observar el comportamiento de nuestros poderes públicos es algo que llega a ser bochornoso, habida cuenta todo el tiempo que nos hemos llevado en exequias, homenajes y de un cuanto hay que se apoderan de los medios de comunicación, de sus noticiarios, portadas y emisiones radiales.
De un instante a otro pareciera que el país ha caído abatido por la delincuencia y el lamentable estado de ánimo de las autoridades, hasta llegar al ridículo de que los periodistas y animadores de los canales deciden vestir de riguroso luto para darle más dramatismo a sus despachos. Ministros y legisladores de todo el espectro político lucieron también de negro, a excepción del Presidente de la República que ni siquiera en estas circunstancias se pone corbata o libera sus manos del bolsillo de su pantalón. Al mismo tiempo, se prodigan las imágenes dolientes de un Director General de Carabineros que se ve favorecido por la postergación de su inminente formalización judicial por su presunta responsabilidad de mando respecto de las muertes y severas violaciones a los Derechos Humanos cometidos por carabineros con el Estallido Social de 2019.
Por sugerencia del Gobierno y de los propios fiscales de la causa, se ha postergado el procedimiento que imputaría al mandamás de Carabineros por sus graves omisiones al momento de reprimir la protesta social, atentar contra los globos oculares de los manifestantes e impedir de la forma más violenta la movilización de millones de chilenos. Desde La Moneda se esperaba esta formalización para el 8 de mayo, en el deseo de que el general Ricardo Yañez también se obligara a dejar la jefatura superior de la policía uniformada. Pero de la noche a la mañana, gracias a este crimen que aún no se dilucida, este oficial se empodera como un gran líder y de todas las esferas públicas se solicita ahora que el Presidente de la República lo mantenga en su cargo, aunque fuera formalizado próximamente.
De las numerosas hipótesis que se especulan respecto del homicidio de los tres policías se estaría cayendo la posibilidad de que sus autores pertenecieran a las organizaciones mapuches que luchan por sus derechos ancestrales conculcados. Una declaración pública emitida por uno de sus principales referentes desmiente completamente esta posibilidad insinuada por políticos y algunos periodistas.
Pero de la noche a la mañana, pareciera que los trabajadores y pensionados se olvidaron de sus demandas, que en los hospitales resolvieron las largas listas de espera de sus pacientes, que las isapres y las AFPs salvaran su existencia, así como la prepotente voz de las instituciones patronales por fin ablandan la voluntad de los gobernantes y se hace hegemónica frente a la histérica actitud de la derecha que, por supuesto, aprovecha el momento para imputarle al oficialismo todos los males que nos ocurren. Hasta las adversidades del invierno que ya se manifiesta a lo largo de un territorio de tan atribulada población.
A propósito de este crimen, quienes nos gobiernan aparecen todavía más maniatados que antes por los denuestos de los opositores, la desafiante rebeldía del oficial mayor de Carabineros, la complicidad o la autocomplacencia de sus partidos aliados, el poder sin contrapeso de los grandes medios de comunicación y hasta por el arrebato de la embajadora norteamericana, molesta por las filtraciones a la prensa producidas desde la Cámara de Diputados, donde asistiera a una reunión “secreta”.
Ya nada que no sea la lucha contra la delincuencia aparece pertinente. Se postergan las reformas políticas, se califica de improperio la idea de elevar los impuestos a los que más ganan, se esconden debajo de las alfombras de la impunidad las corrupciones de los políticos de todos los colores de nuestra clase política que, aunque algunos de sus miembros vociferen, todos están contestes en que no es bueno para la imagen país y de nuestra democracia vernos envueltos en esta clase de escándalos, vengan de donde vengan.
Ojalá se logre aclarar lo sucedido, aunque lo raro es que nadie todavía se atribuya el horrendo atentado, que finalmente está logrando la continuidad del cuestionado director General, como la compasión pública respecto de una institución policial hasta hace poco muy desacreditada. Por lo que en las últimas encuestas los más perjudicados sean el Ejecutivo, las fiscalías y los jueces, pese a haberse verdaderamente desgañitados todos en procura de cazar a los delincuentes, asistir a las víctimas y deudos, abocados casi tiempo completo a este afán.
Desde luego, destaca también la desvergüenza de los que promovieron y defendieron años atrás la legitimidad del Estallido Social y ahora sucumben en sus autocríticas, llegando a coincidir con los sectores de la ultraderecha que, de paso, expresan su nostalgia sobre la firme acción del régimen pinochetista y hasta promueven la reinstauración de la pena de muerte. Como que la candidata mejor aspectada para ponerse la banda presidencial después de Gabriel Boric sea -según todos los sondeos-, la hija del Comandante en jefe de la Fuerza Aérea que colaborara estrechamente con el Dictador, aunque después lo abandonara en el ocaso de su mandato.
¿Podrá en los dos años que le quedan el gobierno de Boric soltarse las amarras, cumplir con sus promesas electorales y satisfacer en algo la esperanza del pueblo?
El Matapacos y la vuelta de carnero
Una de las ocurrencias más originales y lúdicas del Estallido Social de 2019 fue la creación del perro Matapacos, inspirado muy probablemente en la cantidad de perros vagos que se unían a los manifestantes y que demostraban toda su destreza en esquivar las balas, los palos e incluso los carros lanza aguas y gases de la policía. Seguramente existió un can de las características que se estamparon en las poleras que empezaron a vestir cientos o miles de jóvenes y chilenos de todas las condiciones a lo largo de todo el país. Muy especialmente en las de los estudiantes de izquierda más combativos, es decir en no pocos de los que, casi se la noche a la mañana, llegaron al Parlamento y al actual Gobierno, convirtiéndose en ministros, subsecretarios, diputados y hasta posiblemente en algún senador.
El Matapacos se convirtió en símbolo y moda. Su bella y corajuda ilustración llegó a representar un verdadero atentado, como en un verdadero “ají en el traste” (como se dijo) para los sectores de la derecha y de quienes abjuraron de esta masiva protesta social reprimida criminalmente por quienes en Chile son motejados de “pacos”. Represión que dejó decenas de víctimas con las órbitas de sus ojos vaciadas, un sinnúmero de contusos y no pocos activistas detenidos y procesados por actos que fueron sindicados como vandálicos por los detractores de la movilización social. Aunque exista prácticamente consenso respecto de que los millones de manifestantes se movilizaron pacíficamente.
Un símbolo y una anécdota porque en ningún caso al Matapacos y los cientos de perros vagos constituyeron amenaza alguna contra las llamadas fuerzas del orden que, entre sus recursos disuasivos, cuentan con feroces perros amaestrados para perseguir a los delincuentes y a quienes practiquen el derecho ciudadano de protestar en la calles y plazas. Lo único cierto es que suele ser muy poco grata para los perros callejeros la presencia de cualquier tipo de uniformados, cuestión que no tiene una explicación muy plausible. Fenómeno que podría ser motivo de investigación para la biología, la química y las ciencias sociales
Pero lo que no tiene explicación es la bochornosa forma en que el Jefe del Estado y algunos de sus colaboradores más solícitos han decidido hoy darse una “vuelta de carnero” respecto del Matapacos que con tanto entusiasmo enarbolaron en sus vestimentas y banderas de lucha. “Yo jamás festiné ni me hizo ningún sentido esta imagen burda del perro aquel”, dice Boric, y agrega: “me parece ofensiva, denigrante y no es la manera que yo entiendo cómo se tiene que hacer la política…” según lo consigna El Mercurio.
Y detrasito de él surgieron los pateros con sus autocríticas, mea culpas como otras deshonrosas expresiones que tienen por objeto inclinar su cerviz ante el mandamás, demostrando buena conducta frente al Cuerpo de Carabineros y a sus aliados políticos. Toda vez que el propio Director General de esta policía uniformada pueda ser próximamente formalizado por su presunta omisión o complicidad como superior jerárquico en el uso desmedido de la fuerza contra quienes salieron a las calles a manifestar su descontento. Confiados, como seguimos estando, en que la hipotética independencia del Poder Judicial se imponga frente al deseo general de la clase política, de derecha a izquierda, de conseguir ahora su impunidad.
¡Vaya cómo podrían ser todavía más graves las defecciones respecto del quehacer político en los dos años que le restan en La Moneda al actual Mandatario! Por ejemplo, respecto de la promesa de condonar las deudas estudiantiles del crédito con aval del Estado, además de pagar la deuda histórica con los profesores. O de acabar con las isapres y las AFPs tan ferozmente condenadas en el mismo Estallido Social. Tanto como implementar una reforma tributaria en que los ricos paguen los impuestos que deben, evaden y eluden, o aquella reforma previsional que ahora no parece concitar el suficiente apoyo en el Poder Legislativo.
Hubo quienes llegaron a pensar y proponer que el Matapacos podría reemplazar al huemul de nuestro escudo nacional, pero lo cierto es que ello parece ahora totalmente delirante, por lo que podría ser mucho más plausible que el cóndor le cediera su espacio al camaleón en nuestro emblema patrio.
Por Juan Pablo Cárdenas S.
Columnas publicadas originalmente el 5 y el 8 de mayo de 2024 en el blog del autor.
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