«El pájaro es libre», tuiteó el magnate sudafricano Elon Musk durante la noche del jueves. Tras meses de intensas negociaciones, el creador de Tesla y SpaceX finalmente concretó esta semana la compra de la red social Twitter por 44.000 millones de dólares. Dentro de sus planes está «reforzar la libertad de expresión» en la plataforma, relajar las normas de moderación de contenido y traer de vuelta a usuarios que han sido suspendidos permanentemente.
«No compré Twitter porque fuera a ser fácil. No lo hice para ganar más dinero. Lo hice para tratar de ayudar a la humanidad, a la que amo. Y lo hago con humildad, reconociendo que fallar en la consecución de esta meta, a pesar de nuestros mayores esfuerzos, es una posibilidad muy real», escribió Musk en un comunicado público.
«Es importante para el futuro de la civilización tener un espacio público en línea en el que una gran variedad de opiniones puedan debatir de manera sana, sin recurrir a la violencia», añadió.
El regreso de los exiliados
Desde el comienzo de las negociaciones, Musk se ha descrito a sí mismo como un adalid de la libertad de expresión y a Twitter como un ágora moderna donde tiene lugar el debate democrático. Por lo mismo, el empresario ha sido crítico con la política de moderación de la red social, la cual ha provocado la suspensión permanente de cuentas de figuras públicas, entre ellas el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
En mayo de este año, Musk se pronunció públicamente sobre el caso del ex mandatario, quien fue expulsado de Twitter luego del asalto al Capitolio del país norteamericano. En esa oportunidad, el magnate declaró que suspender la cuenta de Trump «fue una mala decisión moral y extremadamente absurda«.
«No fue correcto el veto a Trump, creo que fue un error… pues enajenó una gran parte del país y finalmente resultó en que Donald Trump no tuviera una voz», declaró durante un foro sobre el futuro del automóvil realizado en San Francisco.
En esa línea, una de las primeras medidas contempladas por Elon Musk sería la de volver a habilitar las cuentas de usuario suspendidas permanentemente. Si bien el magnate no ha emitido declaraciones sobre este tema, partidarios de Trump celebraron el cambio de orientación en Twitter. «¡¡¡Libertad de expresión!!!», tuiteó el jueves Marjorie Taylor Greene, congresista de extrema derecha.
Por esta y otras razones, medios estadounidenses han reportado que los anunciantes de Twitter, que representan el 90% de los ingresos de la red social, miran con preocupación las señales que ha dado el magnate, quien no ha ocultado sus intenciones de reestructurar profundamente la empresa.
Despidos masivos
La semana pasada, el Washington Post informó que Musk había anunciado a los inversores que esperaba despedir al 75% de los empleados que hoy trabajan para Twitter. Según cifras internas de la compañía, más de 700 trabajadores ya han dejado el grupo californiano desde junio.
De hecho, una vez concretada la compra de la red social, la primera decisión de Musk fue despedir con efecto inmediato al director ejecutivo de la compañía, Parag Agrawal, al director financiero, Ned Segal, y a la jefa de políticas y asuntos legales, Vijaya Gadde, quien además fue la persona que tomó la decisión de suspender la cuenta de Donald Trump luego del asalto al Capitolio de los Estados Unidos.
Según informó Reuters, los tres ejecutivos fueron obligados a abandonar el edificio escoltados por seguridad, esto luego de que Musk los acusara de haberlo engañado sobre la cantidad de cuentas falsas existentes en la red social.
Para coronar el acuerdo, el hombre más rico del mundo cambió durante este jueves su presentación en Twitter. Fiel a su estilo, Musk se describe a sí mismo como «Chief Twit», un juego de palabras que puede significar tanto «Jefe de Twitter» como «Jefe de los Cretinos».