El embajador ruso en Estados Unidos, Anatoly Antónov, opina que el afán de Occidente de culpar a Rusia por el supuesto deterioro deliberado de la seguridad alimentaria mundial, es una acusación totalmente alejada de la realidad y un «intento de trasladar las responsabilidades».
En una columna de opinión en la revista estadounidense The National Interest, el diplomático señala que a Rusia se le culpa de impedir las exportaciones agrícolas ucranianas por vía marítima y bloquear la campaña de siembra en ese país, lo que, según Occidente, ha generado una escasez de alimentos en el mundo y el alza de los precios de los productos agrícolas.
Antónov destaca que la creciente crisis en el mercado agrícola mundial se debe a la pandemia de coronavirus y la falta real de inversiones en el sector. «A continuación, las nuevas barreras comerciales y las sanciones unilaterales introducidas por algunos países se convirtieron en otro importante factor adverso», señaló, agregando que también los países occidentales «cometieron errores y cálculos erróneos en sus políticas económicas y energéticas».
«La situación se ha complicado aún más por la campaña liderada por Occidente para acelerar a la fuerza la transición de las fuentes de energía tradicionales a las renovables, sin tener en cuenta las especificidades socioeconómicas de los países y regiones», explicó el embajador. «Los intentos de dar un salto rápido a la energía verde hicieron subir el coste de los productos agrícolas, así como el de los fertilizantes minerales, que consumen muchos recursos», añadió.
El problema del suministro de granos
Según el diplomático, la situación en Ucrania no explica los acontecimientos económicos actuales: «Los veinte millones de toneladas de grano supuestamente listos para su envío desde los puertos ucranianos, a los que nuestros supuestos socios se refieren constantemente, constituyen menos del 1% del volumen total del mercado alimentario mundial. El retraso en la exportación de trigo difícilmente puede considerarse una causa ‘catastrófica’ de la situación global», argumentó Antónov.
Asimismo, el embajador destaca que «la campaña anual de siembra ha comenzado en todas las regiones de Ucrania y es bastante exitosa». Además, resaltó que a Rusia le preocupa que su país vecino siga siendo autosuficiente en términos de seguridad alimentaria, ya que «corresponde a nuestros intereses nacionales», agregó.
«Rusia no está tratando de impedir las exportaciones de alimentos de Ucrania. Comprendemos muy bien la importancia de reanudar los suministros a los países necesitados. Pero la salida de los buques mercantes de los puertos del mar Negro se ve obstaculizada por las acciones de las autoridades de Kiev», indicó el embajador. «Fueron ellas las que decidieron instalar unas 420 minas. Debido a su construcción anticuada, sus anclas se caen a menudo, lo que no hace sino aumentar su peligro», resaltó.
Con respecto a las formas de organizar la entrega de productos ucranianos en el extranjero, además de Odessa, Antónov revela que Rusia podrá sugerir utilizando la infraestructura del mar de Azov, además está dispuesta a facilitar la exportación fluida de grano desde los puertos bajo su control. «También hay posibilidades de utilizar los corredores de transporte a través de Polonia, Rumanía y Bielorrusia. Lo único que requiere esta última opción, la más fácil en términos de aplicación práctica, es el levantamiento de las sanciones impuestas a los fertilizantes bielorrusos» comentó.
Finalmente, Antónov destaca que las «restricciones ilegítimas», que también se aplican a Rusia, «son un serio obstáculo para nuestro trabajo normal como proveedor de productos alimentarios. Las sanciones perjudican a los productores y exportadores, afectando directa o indirectamente a las opciones financieras, de transporte y logísticas de todas las empresas y empresarios».
Fuente RT
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