El Ministerio de Relaciones Exteriores de Emiratos Árabes Unidos informó que el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, y su familia están en ese país árabe por consideraciones humanitarias, mientras que la ONU alertó sobre una posible crisis humanitaria en el país de Asia central, luego de la llegada de los talibanes al poder.
“El Ministerio de Exteriores y Cooperación Internacional de Emiratos Árabes Unidos puede confirmar que EAU recibió al presidente Ashraf Ghani y su familia en el país por motivos humanitarios”, publicó en un comunicado.
Del 6 al 14 de agosto, los talibanes lanzaron una ofensiva para tomar todas las ciudades capitales provinciales y el pasado 15 de agosto tomaron Kabul, ocupando las instalaciones clave, a excepción del aeropuerto que se encuentra bajo protección de las fuerzas de Estados Unidos (EE.UU.) y otros países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Los insurgentes se hicieron con el poder dos semanas antes de la retirada oficial de EE.UU. y sus aliados, tras más de 20 años de presencia militar en Afganistán.
Las fuerzas militares estadounidenses decidieron la suspensión de los vuelos en el aeropuerto internacional Hamid Karzai de Kabul debido a la multitud de afganos que se encontraban en la pista tratando desesperadamente de abandonar el país tras el regreso de los talibanes.
Ante la toma de la capital por parte de los talibanes, el presidente afgano, Ashraf Ghani, salió del país “para prevenir una masacre” según su declaración.
Ghani preparía un mensaje para el pueblo afgano
El mandatario anunció este miércoles 18 de agosto en sus redes sociales que en la noche, hora de Kabul, hablaría sobre los últimos acontecimientos del país.
En forma previa, Ghani precisó que se vio obligado a abandonar Afganistán para evitar un derramamiento de sangre en Kabul.
Acusó a los talibanes de faltar a su promesa de no entrar en la capital afgana, ya que rodearon el palacio presidencial de antemano.
El presidente asegura que se había organizado una conspiración en su contra y que su vida estaba en peligro.
Calificó de falsas las declaraciones acerca de que intentó llevarse enormes cantidades de dinero, que incluso no cabían en su aeronave.
Ghani prometió seguir luchando por los intereses de su pueblo y dijo que regresaría a Afganistán en el futuro próximo.
Aunque Ghani ha prometido seguir sirviendo a Afganistán, existe una posibilidad de concreción de un Gobierno de transición con autoridades locales lideradas por el expresidente Hamid Karzai y el principal representante en el diálogo de paz de Doha, Abdulá Abdulá.
ONU alerta sobre posible crisis humanitaria en Afganistán
Por su parte, la directora del equipo del Programa Mundial de Alimentos en esa nación euroasiática, Mary Ellen McGroarty, advirtió que millones de individuos pueden padecer hambre severa y urge más acceso para garantizar asistencia a quienes están en riesgo.
Muchos afganos ya dependen de la ayuda alimentaria, entre ellos, miles de menores de edad y sus familias, apuntó la funcionaria en un encuentro virtual con la prensa.
Entretanto, este miércoles los talibanes reprimieron una manifestación masiva en favor de la bandera de Afganistán.
Centenares de personas protestaban con la bandera tricolor gubernamental en mano, para exigir que los talibanes no la cambien por la blanca con la inscripción negra de la Shahada, la declaración de fe islámica.
Tres personas han muerto y varios manifestantes han resultado heridos en la ciudad de Jalalabad, según varios testigos.
En la capital afgana, insurgentes talibanes pusieron puestos de control en las inmediaciones del aeropuerto internacional de Kabul, potencial punto de evacuación de cientos de ciudadanos extranjeros y de colaboradores afganos.
Un portavoz talibán justificó los puestos levantados en las carreteras de acceso al aeródromo, porque es la única forma de impedir que se produzca la masificación que se vio este lunes, cuando una multitud irrumpió en las instalaciones del Aeropuerto Internacional Hamid Karzai.
Aseguran que el expresidente de Afganistán se llevó $ 169 millones en su huida