En menos de diez días, los titulares del mundo hablaron sobre los dos hechos de violencia cometidos en universidades norteamericanas; el más reciente tuvo lugar anoche, en la Universidad del Norte de Arizona, en donde un individuo entró con un arma, asesinó a una persona y dejó a otras tres heridas. Según la cuenta de Twitter de la institución educativa, el tirador se encuentra bajo custodia y la situación es estable.
Hace apenas una semana, Chris Harper, un joven de 26 años, entraba al Centro de Estudios Superiores Umpqua Community College en Oregon y abría fuego contra sus compañeros, dejando un saldo de nueve muertos y siete heridos. Harper se suicidó en un aula, arrinconado por la policía.
Mientras los medios de comunicación hegemónicos se dedican a demonizar al victimario, acusándolo de tener pactos con el diablo y padecer condiciones mentales, el pre-candidato presidencial republicano y magnate Donald Trump alega en una conferencia pública en Nueva York que él es portador de armas, que las armas son “para defensa propia” y que “el problema es la gente enferma”.
No es propósito de esta nota defender al responsable de un crimen. Pero no puede individualizarse un conflicto que es de carácter social: Chris Harper había comprado 13 armas de fuego de manera completamente legítima y legal.
El presidente Barack Obama dio un discurso luego de los trágicos sucesos de Oregon en donde la resignación marcaba el compás de sus palabras: «De alguna manera, esto se ha convertido en una rutina, las informaciones son rutinas, mis reacciones aquí en este podio son una rutina, y lo es la conversación posterior». Subrayó que en ningún país avanzado suceden tantas masacres como en Estados Unidos y que el Congreso debía abordar el problema desde un punto de vista político, tratando las restricciones que él mismo impulsaba.
Los números son escalofriantes: según Obama, hay aproximadamente un arma por persona. En los 275 días transcurridos de 2015 hubo 40 tiroteos, 375 muertos y 1086 heridos (más de un fallecimiento por día), de acuerdo a las cifras aportadas por Mass Shooting Tracker (MST).
A su vez, el Departamento de Justicia cuenta con las siguientes comparaciones: entre 2001 y 2011 hubo 11.385 personas muertas por este tipo de masacres. En el mismo período, por actos terroristas hubo 517. Si no se contara el atentado a las Torres Gemelas, el promedio sería de 31 muertes por año.
Un último número: la industria armamentística mueve aproximadamente $6 billones de dólares en Estados Unidos, según un informe del Times.