Los países occidentales se mostrarán reticentes a la propuesta del presidente argentino Alberto Fernández de canjear la deuda externa de los países en vías de desarrollo por acciones climáticas, opinó el analista político italiano y responsable de la sección anglosajona del Centro de Estudios Eurasia Mediterráneo Marco Ghisetti.
«Incluso si aceptan esta propuesta, será en formas mínimas», supuso Ghisetti en una entrevista.
Según observó, «Occidente siempre utilizó la deuda como un arma, prestando dinero a los países más débiles con el fin de obligarlos más tarde a seguir ciertas decisiones políticas y a realizar determinadas reformas en beneficio de los países acreedores».
En general, con la pandemia la posición del Estado nacional se vio debilitada aún más, ya que «perjudicó la economía real y favoreció la economía financiera, facilitando la transferencia de la riqueza de las pymes a las empresas multinacionales», explicó el especialista.
En la cumbre del G20 en Roma y en la 26º Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow el presidente argentino Alberto Fernández sugirió que, para «avanzar con la agenda de transformaciones necesarias, debemos crear mecanismos de pagos por servicios ecosistémicos, canje de deuda por acción climática e instalar el concepto de deuda ambiental».
A su vez, la deuda externa de los países en vías de desarrollo aumentó en un 12% desde el inicio de la pandemia del coronavirus en febrero de 2020.
Transición verde
Marco Ghisetti destacó que la transición ecológica, promovida por los países anglosajones, es un instrumento para impedir la colaboración entre Rusia y los países de Europa occidental.
«Los países anglosajones están interesados en separar Europa occidental de Rusia, tanto en el ámbito energético como en el tecnológico», indicó Ghisetti.
En sus palabras, al imponer a Europa occidental la transición verde, el mundo anglosajón «impide a Europa comprar los recursos energéticos rusos o desarrollar una especie de sinergia tecnológica con ella a fin de imposibilitar una fuerte colaboración entre los dos extremos del continente europeo».
En cuanto al rechazo de Rusia de aceptar el reto de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, el experto italiano sugirió que se explica con el deseo de Moscú de asegurar su soberanía tecnológica en el campo de la transición energética: «Es un proyecto delicado que requiere tiempo».
A su vez, en el ámbito italiano, «el objetivo de la transición verde no consiste en luchar contra el cambio climático, sino en acabar con la pequeña y mediana empresa nacional mediante la transferencia de las instalaciones de producción a las grandes multinacionales transnacionales», expresó Ghisetti.
Cortesía de Sputnik
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