¿Hacia una Constitución Política con régimen nazi?
La Constitución Política que rige en Chile no tiene un origen democrático, establecida en un momento histórico de manera coercitiva, sin un consenso político y que, en diversos aspectos, excluye o limita derechos humanos, siendo la herramienta principal que ha sostenido el brutal y violento modelo económico neoliberal, basado en el lucro y explotación desenfrenada que ha sido parte de la crisis política del país.
Luego del cese del proceso de la Convención Constitucional el año pasado y del rechazo a la propuesta de nueva Constitución en septiembre del 2022, vino la elección en mayo de este año de un “Consejo Constitucional”, que en el marco del desarraigo y desinterés ciudadano con este nuevo proceso cooptado por partidos políticos, quedó en una mayoría sectores de la derecha y ultraderecha chilena, a tal punto, que sectores negacionistas ofrecen como alternativa “quedarse con la Constitución de Pinochet o con la nueva comandada por la ultra derecha”, condenando así al fracaso de este nuevo proceso, donde han asomado propuestas que han sido catalogadas de neofascismo, nazi o neonazi..
Las enmiendas del Partido Republicano
Regresión, negacionismo y autoritarismo es la que ha configurado algunas de las enmiendas surgidas por republicanos.
El Consejo Constitucional cerró el periodo para recibir enmiendas al anteproyecto elaborado por la Comisión Experta en medio de críticas y polémicas por enmiendas presentadas por el Partido Republicano y Chile Vamos.
Liberar a criminales de lesa humanidad
Impensado sería en su momento que en Alemania se hubieses liberado a criminales de lesa humanidad como consecuencia del holocausto. Incluso el 2021, aún existían gestiones en dicho país por llevar ante la justicia a los últimos criminales nazis, sujetos con más de 90 años de edad que se han mantenido prófugos por décadas. Incluso, en junio del 2022, fue condenado un guardia nazi de 101 años.
Sin embargo, en Chile, el Partido Republicano, ha presentado una enmienda para que personas mayores de 75 años o que padezcan enfermedades terminales cumplan condenas en sus casas lo que beneficiaría, en su mayoría, a personas condenadas por causas de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad en el periodo de la dictadura militar, lo que atentaría contra tratados internacionales.
De acuerdo a cifras oficiales, de concretarse una enmienda con esas características, «de las 50.000 personas privadas de libertad en Chile, 265 son mayores de 75 años» y, de ese número, «aproximadamente 145 o 146 (es decir, un 55%) son personas condenadas por violaciones a derechos humanos».
Otra de las polémicas, es el carácter autoritario con que se quiere imponer formas vacías de patriotismo, bajo criterios inaceptables en ningún país democrático del planeta, hecho que ha generado diversas reacciones en redes sociales, que literalmente, acusan a los republicanos de querer llevarnos a un Estado NAZI.
A continuación, algunas de ellas.
Alejandro Basualto: “¿Es mi idea o esta enmienda de los Republicanos es demasiado nazi? De hecho, es un claro ataque a la libertad de pensamiento y de expresión (…) Imponer el patrioterismo por la fuerza es digno de regímenes autoritarios y/o imperialistas, no de democracias sanas”.
Trinidad Moreno: “No se puede ser más o menos nazi: o se es nazi, o no. ¿Y esa wea? Es nazi. Porque da a entender que la «patria» existe como algo independiente de los coasociados, como un volksgeist eterno y abstracto. Pero la verdad es esta: sin pueblo libre y soberano, no hay patria, camaradas”.
Andrés Sepúlveda: “Los Nazis creían en la preeminencia de la legislación interna y es lo que «legitima» los horrores del Holocausto. La Declaración Universal de los DDHH precisamente se crea como un dique de contención a esas ideas y evitar el surgimiento de fuerzas neofascistas”.
Sergio Santelices: “Cómo va el proceso constitucional? (…) Va súper bien…”
Tomás Aylwin: “Meter en la constitución que se es «persona» desde la concepción, a fin de hacerlo titular de derechos fundamentales, debe ser de las cosas más absurdas que he leído (…) No hay constitución, tratado o doctrina en el mundo q defienda una cosa así”.