Una investigación desarrollada por investigadores de la Universidad de Chile y publicada en la revista internacional Environmental Pollution, arrojó que 12 marcas – tanto nacionales como extranjeras – de agua embotellada distribuidas en la Región Metropolitana presentan concentraciones de microplásticos.
Mediante el uso de microscopía de fluorescencia y tinción con Rojo de Nilo, el estudio estimó la concentración de microplásticos en distintos tamaños: sobre 50 micrones, 20-50 micrones y 5-20 micrones.
La iniciativa nació de la inquietud de Fallon Nacaratte, investigadora principal de este trabajo, respecto a las numerosas evidencias científicas sobre la presencia de plásticos en el medioambiente y su impacto en la fauna, así como de su observación de la creciente preferencia de la población por el consumo de agua embotellada. En este sentido, explica que el objetivo de este proyecto Fondecyt de postdoctorado fue “analizar la situación, cuantificar el fenómeno y, de esta forma, contribuir a un problema del que aún se sabe poco y no ha sido abordado desde la política pública. Asimismo, estos resultados pueden contribuir de alguna manera a que las marcas puedan mejorar sus sistemas de producción y envasado”.
En detalle, la investigación analizó las muestras de estas marcas durante el año 2022, concluyendo-entre otros aspectos- que los microplásticos más pequeños de la muestra, que variaban entre los 5 y los 20 micrones (similar a lo que puede medir un glóbulo blanco), representaron más del 50% de las partículas encontradas en cada botella, dimensiones que han sido reportadas como susceptibles de acumularse en el tracto digestivo o generar potenciales alteraciones en los sistemas linfático y circulatorio.
Entre sus resultados globales, plantea que la concentración de microplásticos en aguas embotelladas comerciales en el país fue de 391 partículas estimadas promedio por litro. Identifica, además, que el agua embotellada purificada (filtrada o procesada) mostró las concentraciones más altas de potenciales microplásticos, con 519 partículas estimadas promedio por litro. Le siguen las aguas de origen lacustre, que alcanzaron 364 partículas estimadas promedio por litro; mientras que aguas embotelladas de manantiales naturales registraron las concentraciones promedio más bajas.
Resultados de las marcas nacionales
Pura Agua fue el producto que presentó mayores índices de microplásticos en su contenido, con 633 partículas estimadas promedio por litro.
A nivel nacional, fue seguido por Pure Life con un índice de 475 y Benedictino con 450; tres marcas que corresponden a las ya mencionadas aguas purificadas.
Luego, figuran Puyehue Bio con 392 partículas estimadas promedio por litro; Andes Mountain con 359; Puyehue con 342; y Cachantún con 333.
Finalmente, la marca chilena que menor concentración de microplásticos presentó fue Vital, con 242 partículas estimadas promedio por litro.
Entre las aguas embotelladas importadas, por otra parte, las marcas que registraron mayor presencia de microplásticos fueron Fiji, con 508 partículas estimadas promedio por litro, y Acqua Panna, con un índice promedio de 492. Por otra parte, las marcas que mostraron menor cantidad de microplásticos fueron Evian, con 250 partículas estimadas promedio por litro y la española Solan de Cabras, que promedió un índice de 217.
El estudio también calculó una Ingesta Diaria Estimada (IDE) de microplásticos en base a la concentración promedio de partículas y las tendencias de consumo de agua embotellada en la población. Según lo explicado por el profesor Carlos Manzano, otro de los autores de esta publicación, “una persona podría estar consumiendo entre 160 y 270 partículas de plástico por cada kilogramo de su peso corporal durante un año, considerando un consumo promedio de al menos 38 litros de agua embotellada anual”.
No obstante, aclaró que «esto no significa que haya una amenaza directa sobre la salud, sino que es un punto que se debería explorar mejor».
Materiales usados en la botella y la tapa
Los investigadores plantean como una de las variables incidentes en la liberación de microplásticos la durabilidad y resistencia de los materiales utilizados en el cuerpo de la botella y las tapas, como el tereftalato de polietileno (PET) y el polietileno de alta densidad (PE) o el polipropileno (PP), que están “permanentemente expuestos a factores mecánicos y ambientales que contribuyen a su desgaste durante la fabricación, embalaje, manipulación, uso y eliminación”.
Estas partículas, complementa, también podrían provenir de “otras fuentes de contaminantes cercanos a las áreas de extracción, y podrían contener otros aditivos plásticos que migran al agua desde los tanques o tuberías de almacenamiento durante el proceso de embotellado y la tensión en la superficie del plástico durante el proceso de inyección, almacenamiento y distribución de agua a alta presión”. Indica, asimismo, que el desgaste por uso, provocado por apretar la botella o la abrasión entre la zona del cuello de la botella y la tapa, también puede liberar microplásticos.
Sobre este punto, la investigadora Fallon Nacaratte explicó que uno de los aspectos abordados fue la relación entre el tipo de tapa utilizado por cada marca y los resultados obtenidos sobre presencia de partículas sospechosas.
De esta forma, la publicación indica que “el 90% del agua embotellada analizada presentó un diseño de tapa segmentada, lo que resultó en concentraciones más altas de microplásticos en comparación con aquellas con un anillo continuo (…) Esta observación es consistente con investigaciones anteriores que sugieren que el diseño estructural del sistema tapa-cuello puede afectar significativamente la propensión de un paquete a liberar microplásticos”.
Un problema de salud pública global
El profesor Carlos Manzano destacó que esta investigación representa una primera aproximación para saber la cantidad aproximada de microplásticos que existen en este tipo de productos. D
Señaló que comstituye un método de análisis rápido y de bajo costo que permite obtener muchos datos de gran utilidad no solo por parte de laboratorios avanzados.
Por lo tanto, planteó «que esto puede ser el inicio de un estudio con mayor cobertura espacial para entender dónde y en qué alimentos podríamos tener mayores problemas».»
«Para definir un estándar de política pública de cantidad permitida debería tenerse claro también la conexión entre posibles efectos a concentraciones determinadas, dónde está la línea que marca la diferencia entre que algo sea seguro y que no sea tan seguro. Creo que se necesita un poco más de estudios que hagan esa conexión. Este trabajo abre un poco las puertas a detectar qué productos son los que tienen más cantidades de microplásticos, y eso puede ser un gran inicio, pero definitivamente es insuficiente para establecer una política pública”, añadió el académico de la U. de Chile.
Expluicó que nivel internacional se han dedicado muchos esfuerzos a controlar principalmente la cantidad de microplásticos primarios, que son aquellos fabricados intencionalmente de ese tamaño y están presentes en productos como cremas exfoliantes, cosméticos o pastas de dientes.
TAseguró que también se ha buscado reducir la carga química de aditivos en algunos de estos productos.
En este sentido, sostuvo que “el principal desafío es identificar cuáles son las cosas donde no es necesario usar plásticos y, en el mismo camino, identificar cuáles son las actividades donde se puede reemplazar, y en aquellas en que no se puede reemplazar tratar de identificar polímeros y materiales que puedan ser inocuos”.
Agua embotellada vs agua potable
El investigador Carlos Manzano indicó que “hay una discusión en varios países de qué tan bueno es en realidad tomar agua embotellada versus agua potable».
A su juicio. la mejor aproximación no es pensar en el tipo de material que tiene la botella, «sino en garantizar que el agua potable sea buena para el consumo humano y que se reemplace el agua embotellada».
«Hay varios países que ya tienen una buena calidad de agua y Chile está dentro de ellos. Ahora, qué alcance tiene esa calidad buena de agua, es otra discusión y debería garantizarse que esta llegue a todas las personas. Pero son ese tipo de soluciones más complejas las que en realidad pueden ayudar a enfrentar este problema”.
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