Durante el mes de septiembre se recuerda el Día de las y los Montoneros, esa organización político-militar que en los años 70 llegó a integrar a decenas de miles de luchadores y luchadoras con el objetivo de la toma del poder y la construcción del Socialismo. Obreros y obreras, estudiantes, pequeños agricultores, habitantes de Villas Miseria, intelectuales, abonaron con su militancia el accionar de esa organización identificada con el peronismo revolucionario. De aquellas gestas y del legado que hoy queda para las nuevas generaciones, hablamos con el ex comandante montonero Roberto Cirilo Perdía, quien el miércoles próximo 15 de septiembre hablará en un acto a realizarse en Plaza de Mayo, frente al Cabildo, para homenajear a tantas y tantos hermanos de lucha que dieron su vida por la liberación nacional y social.
¿Por qué se recuerda el 7 de septiembre el día del montonero?
Es un homenaje a los dos compañeros de conducción que fueron asesinados poco después del hecho que originó Montoneros que fue la ejecución del dictador y fusilador Pedro Eugenio Aramburu. Me refiero a los compañeros Gustavo Ramus y Fernando Abal Medina, quienes fueran asesinados el 7 de septiembre de 1970 en William Morris, en un bar de esa localidad, en una reunión en la que estaban planificando las tareas a realizar. Ese es el origen formal del hecho. El tema más de fondo es de alguna manera colocar en ese hecho el origen de una Organización y la conmemoración futura en función de la continuidad histórica de ese objetivo que se perseguía en ese momento: obviamente la liberación de la patria, el fin de la explotación etc etc. Es decir, este es el origen de este recuerdo que estamos haciendo en estos días.
Ese hecho, que como vos decís sucedió muy poco tiempo después de la ejecución de Aramburu, parecía que de alguna manera tiraba abajo la posibilidad de seguir adelante, sobre todo, porque estos dos militantes eran muy referenciales. ¿A que se debe que por el contrario, la Organización siguió creciendo fuertemente después de ese momento?
La Organización tuvo a partir de esa circunstancia, momentos muy complicados, donde prácticamente en diferentes hechos se jugaba la continuidad histórica. Para mí, de alguna manera, los dos factores que construyeron a su continuidad y mayor arraigo, fueron ese hecho mismo de la ejecución de Aramburu, que produjo un profundo arraigo en los sectores más populares, dado que, por primera vez en mucho tiempo, los propios sectores oligárquicos, dominantes, sintieron en carne propia que la violencia que estaban ejerciendo iba a tener un modo de rechazo o respuesta. Ese es un tema que es vital para poder entenderlo y que por lo general no es comprendido. Nosotros entendemos que son las masas las grandes protagonistas de la historia, pero también es cierto que en momentos muy determinados, muy específicos, esa permanencia constante de la masa que ya estaba por otra parte en la calles, en la resistencia de los trabajadores de aquella época, encuentra continuidad o su vehiculización a partir de hechos individuales que son subjetivos en la historia. Este es un aspecto.
El otro aspecto tiene que ver con la voluntad y la necesidad que había en ciertos sectores de la juventud de aquellos años, de producir esos cambios. Entonces, no paraban los intentos por transformar la realidad frente a las dificultades que iban apareciendo, esa fuerte voluntad puesta al servicio de una idea fue lo que le permitió y le dio continuidad a lo que se había comenzado en aquel 1970. De hecho, terminó pocos años después 1973 con un gigantesco triunfo popular donde se vio derrotados a los que habían sido los fusiladores, a los que bombardearon la Plaza de Mayo, los golpistas de 1955, los asesinos del general Valle, es decir, se echó por tierra a toda esa gigantesca fuerza que se había manifestado y apareció el poder popular o la fuerza popular. Circunstancias posteriores, divisiones internas, problemas de todo tipo, la acción imperial por otro lado y obviamente actuando dentro del propio peronismo, pusieron límites y de alguna manera no permitieron dar continuidad y alcanzar aquellos objetivos planteados
Yo sostengo que Perón se suicida políticamente cuando decide confrontar con esa juventud que él mismo había caracterizado como «maravillosa», y lo hace en dos ocasiones. La primera, a su regreso al país y la masacre ocurrida en Ezeiza, por parte de la derecha peronista y el discurso posterior de Perón. Y luego, para completar el mal paso, ese discurso de Plaza de Mayo, el Día del Trabajo en 1974, con el ministro fascista López Rega e Isabel Perón a su lado, y con la multitud juvenil gritando “qué pasa General, que está lleno de gorilas el gobierno popular”…
No se si es suicidio político o el nombre que le queramos poner, lo que sí está claro es que los dos hechos que estás mencionando son dos grande errores que no solo quedarán en la historia como errores individuales sino como la frustración de generaciones que lucharon por cosas distintas y que en algún momento, en esas circunstancias, no recibieron la adecuada respuesta por parte del liderazgo, de la conducción que existía en nombre de Perón o Perón mismo. De modo tal que esta situación sí tiene influencia en la historia, es absolutamente indudable, y tiene mucho que ver con lo que ha acontecido en estos años.
Más allá de la acción imperial. de los enemigos, etc etc. las razones son difíciles de evaluar: una persona con su edad, 78 años tenía Perón, evidentemente es complejo poder entender que pudo estar pasando por su cabeza. Lo que sí es cierto que, hasta ese momento, él estaba reuniendo dos concepciones, dos ideas absolutamente distintas dentro del peronismo. Estas dos ideas las iba sintetizando en medio de la lucha contra la dictadura. Había colocado el eje en la propia lucha, específicamente, en derrocar y poner fin a la dictadura. Con lo cual, los sectores que habían sido beneficiados por esa situación, bendecidos por Perón, había sido la juventud en lucha. Básicamente la Juventud Peronista revolucionaria, Montoneros, etc. y otras organizaciones que perseguían objetivos semejantes. Eso, durante la pelea. Cuando termina eso del triunfo popular, evidentemente Perón influenciado por su propia visión de la historia y del país, se deja llevar por una construcción de tipo legalista, el respeto a viejas y caducas instituciones, y eso hizo que termináramos en el barrial de una situación que no pudiera resolver. Creo que esa tendencia, puesta en un punto de crisis, cuando ya el eje no era el apoyo a los rebeldes sino en definitiva institucionalizar esta situación bajo las viejas instituciones, sin atender a los cambios profundos que se habían producido en esos años, es la causa y la motivación principal por la cual Perón termina inclinándose por esa tendencia. Lo mismo pasa con algunos hechos posteriores, cuando Perón decide relevar al general Calcagno que había insinuado políticas diferentes, planteando que el enemigo no eran los movimientos de la guerrilla si no el imperialismo y el capital financiero. Perón lo releva de su puesto. Evidentemente son errores históricos que tienen que ver con esto, con momentos distintos y de interpretación que hace Perón en cada una de esas instancias para resolver por donde avanzar. Es decir, cuando la lucha de masas alcanzaba un lugar alto de organización, es Perón el que pega el tiro para atrás.
Vamos al presente, ¿qué queda del peronismo hoy, según tu punto de vista?
Veo una cuestión que es básica: el peronismo institucional, las estructuras peronistas no son parte de la transformación posible, real y necesaria de la Argentina. Del mismo modo, podemos decir que es inimaginable una transformación real en la Argentina negando el ansia de justicia social que anida en gran aporte de los pueblos y que representó la razón de ser y origen del peronismo. Así como este peronismo ya es incapaz de transformar la realidad, quien pretenda hacerlo ignorando lo que significó la ambición y voluntad de justicia social de su pueblo hará irrealizable ese futuro de transformación. Ambos elementos hay que tenerlos presentes. Hoy, evidentemente, la confianza de las viejas estructuras peronistas como mecanismos de transformación, es absolutamente cero.
Desde otro punto de vista, ¿qué queda del legado Montonero o de toda la experiencia montonera en el presente?
Creo que los pueblos en cada etapa van recogiendo momentos históricos distintos. hay una línea de continuidad en todos ellos. Cuando Montoneros aparece y elige este nombre, no lo elige porque los copió de algún comic, sino porque era parte de la historia argentina, de aquel intento del Siglo XIX por generar un país independiente, autónomo, con desarrollo endógeno, desde adentro hacia afuera, es decir, la liberación de la patria. Elige ese nombre porque era representativo de los caudillos federales del siglo anterior. Pues bien, después fue reflejado por el propio peronismo, en los primeros años de su gobierno. La Constitución de 1949 alumbra varios aspectos relacionados a estas definiciones y en ese marco, cuando es derrocado ese peronismo por el golpe militar, esta política se transforma en líneas de ‘acción que recogen Montoneros y otras organizaciones, de las cuales por algunos elementos que cité al comienzo, Montoneros es de alguna manera la hermana mayor en esa respuesta política. Pues bien, esa respuesta política va a tener continuidad en la historia. Las Montoneras del Siglo XIX, las políticas del peronismo y los Montoneros del Siglo XX tendrán sus maneras de realización específica bajo las características que tendrá el mundo y la sociedad en el siglo XXI. De modo tal, que realizar estos actos de reivindicación de esa historia no es pensar en el pasado, es crear, en todo caso, las condiciones de lo que fueron las bases y la transformación, que son varias también para el Siglo actual. Este es el sentido de esta manifestación, que los pueblos en cada momento histórico eligen las herramientas y las formas concretas para ir avanzando. Creo que la de este siglo habría que crearla todavía, lo que estamos intentando hacer es que no quede fuera de la memoria este recuerdo histórico.
La próxima semana vas a ser orador central de un acto que recuerda la lucha y el legado de Montoneros. Supongo que hablarás también de este presente tan complicado y del camino a seguir a futuro. Danos una síntesis de lo que pensás actualmente sobre la militancia y sobre ese «qué hacer” que tanto le preocupaba a Lenin en su momento.
Creo que lo primero es despertar esa vocación de poder, esa estrategia de poder que estaba en el pueblo y la juventud de años atrás, que uno mismo vivió y conoció. Es decir, rescatar esa vocación de poder que está en toda la experiencia que venía enunciando, que va desde el Siglo XIX hasta ahora. Esa vocación de poder que existe en los que luchan. Ese es el primer aspecto. El segundo y complementario, es que en la necesidad de dar respuesta a los dramas cotidianos, creo que son estos los momentos en los cuales tenemos que encontrar los caminos que nos permitan sintetizarla con la construcción de una política de poder. Sin la política de poder, lo cotidiano pierde sentido, sin una respuesta a lo cotidiano, la política de poder y la vocación de poder se vuelve una cuestión abstracta, imposible de realizar . De modo que la síntesis entre esa respuesta de lo cotidiano y la política de poder es la clave.
Cuando pensamos las respuestas de lo cotidiano nos encontramos con los dramas que vive la Argentina, con sus desocupados, la pobreza que se extiende, más cerquita todavía, la inflación constante, etc etc. Hay una serie y elementos que no hacen falta enunciarlos, cada cual lo vive en carne propia y sabe lo que significa este momento de la realidad histórica argentina. No queda ninguna duda. Pues bien, las respuestas deben contemplar esa solución y procurar de alguna manera ir avanzando en la constitución de un poder en ese marco, Creemos, desde la organización de la cual formó parte, la OLP- Resistir y Luchar, en la perspectiva de que es posible dar algunos pasos en esa dirección, generado condiciones para que tengamos modelos productivos diferentes sin la explotación como sistema de mediación y sin la destrucción de la naturaleza como perspectiva. Creemos que eso es posible, básicamente partiendo de los problemas de tipo alimentario. La población no solo no tiene alimentos sino que los que le llegan, un poco por los aportes estatales, no son alimentos de la calidad que el pueblo demandaría. Resolver esto colocando en manos de las propias organizaciones del pueblo la producción, distribución y racionalización para el consumo, eso es la clave del futuro. Eso sin olvidarnos que en Argentina los cambios siempre han tenido una característica básica, por las cuales hay que seguir trabajando y organizándose en función de eso, que son lo que llamamos los “azos”, los Argentinazos, los Cordobazos, los nombres que la Argentina tiene cuando los hechos de masas trascienden los aspectos particulares, y específicos, y esas formas de lucha por el poder. Esa lucha debe estar incorporada a esas reivindicaciones que señalaba recientemente. Ambos elementos van de la mano y es lo que sintetiza lo cotidiano con la vocación de poder estratégico
Por último Roberto, a 51 años de la fundación de Montoneros ¿cuál es tu principal orgullo en toda tu militancia y si tenés algo de lo que te tenes que arrepentir?
El principal orgullo es que no nos han vencido y si estamos hablando aquí de todo esto, marca el índicio de que no estamos vencidos, no está vendida la idea, la razón de ser. Las generaciones pasan y pasan con sus diversas opciones, sacrificios etc., pero el concepto de la idea permanece. Un aspecto vital es ese, creo que enemigo, a pesar de todo lo que ha hecho, no solo no nos ha vencido, sino que lo que ha producido con las derrotas tácticas que hemos padecido, es esta realidad. La situación de los 70, del siglo pasado, hace 50 años atrás, era muy diferente y mejor de lo que tenemos hoy en materia socioeconómica, pero de todas maneras, justamente su triunfo significa esta realidad. Yo no se que es lo que hubiéramos hecho exactamente nosotros, pero de lo que sí estoy seguro es que no hubiéramos hecho esto, que no tendríamos este país, tendríamos otra realidad. De esta realidad son responsables todos aquellos que forman y formaron parte de los sistemas de poder de todos estos años. Creo que ese es el primer aspecto. Y del aspecto que uno se puede arrepentir, no usaría esa palabra, sino sentir dolor, es por no haber alcanzado esos objetivos que motivaron el origen y nacimiento. En ese caso, el recuerdo a los miles de compañeros y compañeras que dejaron su vida en esta lucha, a sus familiares, con los padecimientos que eso significó. Ese es el principal dolor que uno siente cotidianamente, y la necesidad de repararlo, transformando la realidad en el sentido de aquellas luchas y aquellas vidas que implicaron.