Fiestas Patrias: Tradiciones populares chilenas que fueron avasalladas por la oligarquía

Tradiciones profundas y populares muy relacionadas con la vida rural, que terminaron siendo perseguidas y encasilladas por el poder político y económico

Fiestas Patrias: Tradiciones populares chilenas que fueron avasalladas por la oligarquía

Autor: Seguel Alfredo

El llamado proceso de Independencia de Chile

En el marco de una nueva celebración de Chile este 18 de septiembre, que conmemora el establecimiento de la Primera Junta Nacional de Gobierno (el 18 de septiembre de 1810), teniendo con posterioridad la firma del 12 de febrero de 1818 con la proclamación de la Independencia de Chile por parte de Bernardo O’Higgins como Director Supremo, se viene a la memoria la historia de los procesos y tradiciones de la chilenidad.

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Este periodo de independencia, ha sido además subdividido por la historiografía oficial en tres etapas y que se denominan: la llamada Patria Vieja de 1810 a 1814; la Reconquista o Restauración Monárquica, entre 1814 y 1817; y, la Patria Nueva (de 1817 a 1823.

Este proceso de la denominada independencia de la República de Chile y que duró más de 8 años, desde aquella declaración de intenciones del 18 de septiembre de 1810 y el inicio de su conformación estructural desde 1818, tenía como extensión geopolítica la que limitaba en el norte con la zona de Atacama y al sur con el Bio Bio, es decir, limitaba con el Tahuantisuyo (territorio ancestral Pueblos Andinos) y el Gulumapu/Wallmapu (territorio ancestral Mapuche), territorialidad que cambia radicalmente en la última parte del siglo 19, con la llamada “Guerra del Pacífico” o del salitre y en el sur, con la invasión llamada “Pacificación de la Araucanía”.

De esta forma, la denominada gesta independista permitió la liberación de Chile como país de la tiranía de la corona española, para pasar progresivamente a una tiranía de oligarquía criolla, cuyas formas de poder expansionista de tipo colonial y bélico, se proyectaron progresivamente.

Son numerosos los casos en este proceso histórico de la llamada República de Chile, que han estado marcados por hitos emancipadores y de resistencias de los oprimidos al poder hegemónico, como también, los avasallamientos de ese poder en contra de sectores sociales y populares chilenos y de pueblos indígenas.

Tradiciones del Chile profundo

Más allá de las denominadas «Fiestas Patrias», hoy visto como sinónimo de empanadas, vino tinto, juegos típicos y cueca de salón, donde una cantidad importante de la población celebra y se siente más cercana a simbologías patrias, debajo de ello, quedan aún los retazos de tradiciones profundas y populares que con el tiempo han sido avasalladas por el poder político económico y por la pérdida progresiva de la vida rural.

El Chile del siglo 19, era mayoritariamente rural, donde predominaban, según varias fuentes historiográficas, estructuras sociales inquilinas y peonaje, vinculadas como fuerza de trabajo al fundo y al poder del latifundista, muy de estilo oligárquico feudal.

Paralelamente estaban las chinganas, sitios que se han señalado como de entretención, para comer, cantar, bailar y tomar buenos mostos cultivados en la zona central, junto con ser un importante lugar de convivencia y de información, ya que allí circulaban las últimas noticias de quien se casaría, quien había muerto, quien había nacido e incluso, como espacios organizativos.

En general, la Chingana fue uno de los lugares donde se desarrolló de modo más relevante la tradición popular, tanto de la cueca popular como del folclor en general. De hecho, según la memoria chilena, fue en una chingana de Curicó donde se desarrolló el célebre duelo de payas entre don Javier de la Rosa y el mulato Taguada, desafío que duró 96 horas y que se ha recuperado y recreado en numerosas oportunidades.

El Museo Vicuña Mackenna señala sobre Las chinganas: “Estas fiestas criollas se hacían de preferencia bajo el parrón de las viejas casonas de adobe. Allí se bailaba y cantaba, por lo general: resfalosas, seguidillas, gato, cañaverales, tonadas, secudias, secudianas, sajurianas, porteñas, pequenes, jotas, pajarillo, palomo, carditas y cuecas”.

El periódico el Ferrocarril del 28 de septiembre de 1857, señalaba: “Estos lugares proliferaron de las antiguas ramadas o «enramadas», que se ubicaban en los sectores rurales alrededor de las ciudades de la zona Central de Chile, especialmente en Santiago en el sector denominado La Chimba —la capital chilena llegó a tener más de cuarenta, que abrían todos los domingos y lunes”.

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Acerca de las chinganas de Renca en Memorias de 1831, se describían las chinganas de la siguiente forma: “Se constituían principalmente de una humilde instalación hecha con puntales de madera y ramajes secos de palmas, pinos o totora”.

En Santiago, el sector donde proliferaban las chinganas era La Chimba, ubicada en la ribera norte del río Mapocho. Una de las más famosas fue la de Teresa Plaza, conocida como “El Parral”, ya bien entrado el siglo XIX.

La chinganas no solo era esparcimiento, también era reunión, y mientras el estado chileno paulatinamente asfixiaba la vida rural y aumentaba los poblados urbanos, también con ello iba desapareciendo la vida de la chingana, incluso, en varios lugares del valle central a mediados de siglo 19 las chinganas fueron restringidas, otras cerradas y perseguidas, porque según se decía, molestaba a la oligarquía por transgredir orden político conservador de la época. “Varios miembros de la alta clase social se declararon abiertamente en contra de las chinganas”, publicaba una memoria de 1831, señalado por Rafael Valdés acerca de las chinganas de Renca.

Memoriachilena.cl publicaba que en el año 1872, siendo intendente de Santiago Benjamín Vicuña Mackenna y ante los reclamos constantes de la “alta sociedad” y como un intento de regular la chingana, se instaló la “Fonda Popular”, mientras se clausuraron muchas chinganas y así se intentó concentrar la actividad en esta “Fonda Popular” ubicada en la esquina de las calles Arturo Prat y Avenida Matta. Sin embargo, cuenta la historia, perduraban algunas tradicionales con muchos bríos, como era el caso de “El Arenal”, de Peta Bustamante, ubicada en la esquina de las calles Marín y Lastra.

Así, paulatinamente, esta expresión popular esencialmente campestre, se fue limitando desde el poder hasta encuadrarla en lo que son las llamadas fiestas patrias, ya con el uso del término “Fonda” y ahí de alguna manera quedan algunos reflejos de los festejos a usanza, pero desvirtuados y revueltos.

Ver una de las normas de prohibición de las chinganas en la época

Pareciera que la gran Violeta Parra al instalar la llamada carpa en el sector la Reina (1965 – 1967) y que habitó hasta el día de su muerte, lugar también llamado «universidad nacional del folclore», y que tuvo como dirección Calle La Cañada 7200, fue de alguna manera la recreación de una especie de tradición de chingana, donde pasaron junto a ella grandes músicos y se realizaron importantes eventos.

Recreación de una chingana siglo 19 (Archivo Nacional)

Alfredo Seguel

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