Vivimos en un mundo de contrastes, en el que mientras muchos se quejan de lo que les falta, otros agradecen lo poco que tienen. Los seres humanos, especie depredadora, nos hemos encargado de llegar a lugares poco conocidos y nos hemos parado con la frente en alto por haber pisado territorios nunca antes vistos. Mismos de los que nos hemos declarado dueños al tiempo que arrasamos con quienes no vayan en la misma dirección que nosotros. La competencia ha sido tan brutal que no sólo hemos terminado con la vida de ciertos lugares, sino que se los hemos arrebatando a quienes los habitaban.
Somos una especie egoísta que ha decidido aplastar a los nuestros para satisfacer intereses personales. La mirada con la que nacimos ha quedado olvidada y ha sido reemplazada por una más cruel; una que sólo mira y persigue aquello de lo que puede obtener algún beneficio.
La hambruna, la guerra, la enfermedad y la muerte son situaciones que preferimos ignorar. A pesar de que África muera de hambre y América Latina se desangre, mientras tengamos comodidades y una vida basada en lo material, los verdaderos problemas seguirán siendo ignorados. Hasta que esta burbuja mental que hemos construido no se reviente, distinguir lo importante del capricho será complicado.
Sin embargo, hay quienes ya lo han hecho. Están esos grandes hombres que han salido de la burbuja para ver lo que en realidad hay detrás de ella. Se trata de personajes que sí están haciendo una labor por cambiar al mundo y mostrar lo que existe, los problemas que sufren los nuestros en distintos puntos de la Tierra y que necesitan ser atendidos.
Cuando se trata de hablar de personajes que nos han tocado el alma por su labor de documentar, el nombre Sebastião Salgado tiene que ser mencionado. El fotógrafo nacido en Brasil, se ha dedicado a recorrer desde hace 40 años los continentes para mostrar la transformación de la humanidad. Conflictos internacionales y hambre son temas que ha retratado con fines sociales.
La hambruna en El Sáhel en África durante la década de 1980, los estragos del genocidio en Ruanda y las lágrimas derramadas en Bosnia y Kuwait tras la guerra, son sólo algunos ejemplos de la crueldad del hombre. Pero, a pesar de las imágenes fuertes y el contexto bajo el que fueron capturadas, también hay fotografías que nos hablan de esperanza. Estas imágenes de Salgado muestran territorios vírgenes, paisajes extraordinarios y gente que está dispuesta a mejorar el planeta en el que vivimos para dejar un legado a futuras generaciones.
Quizás algún día podamos decir con orgullo que dejamos atrás los asesinatos y los sustituimos por acciones para ayudar a nuestro planeta y nuestros hermanos.