Fotografía portada: Chemamüll en el cerro Ñielol
Se desprende que el territorio de Temuco fue y sigue siendo aún, de lo que queda, un lugar de enorme importancia en ecosistemas y biodiversidad, así como de gran significancia espiritual, razón por la que fue activamente defendida por diversos lof de diferentes territorios mapuche.
La ciudad de Temuco se fundó con una campaña militar el 24 de febrero de 1881 y en 1882 estableció sus primeros solares de ubicación a colonos.
Hallazgos de un complejo religioso fúnebre de más de mil años alrededor del cerro Ñielol de Temuco, da cuenta asimismo de la importancia espiritual de este territorio para el Pueblo Mapuche.
“La Ciudad de Temuco se fundó sobre el ecocidio de humedales, con la depredación de un lugar sagrado como el cerro Konün Wenu, con la sangre de miles de vidas Mapuche, con el sacrilegio de cementerios, con la espalda al majestuoso río Cautín, con la pérdida de identidades y con calles y lugares públicos que celebran nombres de genocidas como: Urrutia, Trizano y Recabarren”.
Temuco y Padre Las Casas se construyeron sobre humedales, sobre lugares sagrados y el Cerro Ñielol no es sólo parte fundamental de la identidad en Temuco, no es solamente un pulmón verde, casi el único que va quedando en estas tierras, es parte de un territorio con diversos elementos naturales interconectados indispensables para el desarrollo de la vida y la protección de quienes habitan, que ha sido y sigue siendo desde la memoria viva, un espacio que es parte de un complejo religioso y espiritual.
La desprotección de estos espacios, así como la constante amenaza a seguir alterando y afectando, transgreden una serie de normas de derecho indígena y patrimonial.
La fundación de la ciudad y la resistencia mapuche
El fuerte Recabarren o fuerte Temuco fue fundado cerca del final del proceso de invasión bélica del estado chileno al Wallmapu (territorio ancestral Mapuche), el 24 de febrero de 1881, por orden del Ministro Manuel Recabarren, conformado por el Ejército de Chile y algunos inmigrantes europeos.
La ciudad de Temuco fue delineada por el ingeniero alemán Teodoro Schmidt Weichsel. Ya en 1893 Temuco tenía más de 10.000 habitantes y ferrocarril. En 1910 residían varios bancos, siete periódicos (uno en alemán), hoteles, fábrica de cerveza, casinos, entre otras infraestructuras.
Un relato histórico de los inicios de la Ciudad de Temuco, es el de Francisco Solano Asta-Buruaga y Cienfuegos, señalado en el Diccionario Geográfico de la República de Chile de 1897: “Temuco.-—Ciudad capital del departamento de su nombre y de la provincia de Cautín. Contiene una población de 3,445 almas. Está situada en los 38° 46′ Lat. y 72º 38′ Lon. en la orilla norte ó derecha del río Cautín, entre la cual y la ciudad corre un brazo angosto de ese río que forma al lado sur de esta una pequeña isla prolongada de este á oeste. El pueblo se divide en manzanas de 100 metros por costado separadas por calles anchas de N. á S. y de E. á O., conteniendo dos plazas y un fuerte con cuarteles militares, una iglesia, liceo de segunda enseñanza y escuelas primarias gratuitas, oficinas de registro civil, correo y telégrafo, &c.; su caserío es medianamente compacto y de regular aspecto. En su contorno se extienden campos fértiles y bosques de buenas maderas, y no carece de vistas pintorescas; por el N. deja vecinos los cerros de Nielol y enfrente, á la margen sur del río, se levanta el notable Cononhuenu, &c. Este pueblo trae su origen de un puesto militar que se asentó en estos parajes desiertos en febrero de 1881. Reunió luego un pequeño centro de población desde que en 5 de mayo del año siguiente se principió á construir su fuerte y en agosto inmediato se le dotó de un hospital, y continuando en crecientes mejoras ha adquirido el título de ciudad capital de su provincia, que le confirió la ley de 12 de marzo de 1887. Se comunica por ferrocarril con las provincias al N. de ella, y dista al S. de la ciudad de Traiguen y del pueblo de la Victoria 60 á 67 kilómetros y cerca de 30 hacia el SE. de la Nueva Imperial. Toma el nombre de un corto riachuelo que procede de Nielol y va morir en el Cautín inmediatamente al O. de ella, formado aquel del de un árbol del género de los mirtos (Eugenia temu) y de co, lo que significa agua del temo”.
El árbol de Temu, los Menoko, el Ñielol, el Konün wenu y la identidad territorial
El nombre de Temuco se debe al árbol de Temu característico en zonas de pantanos – humedales, conocido en idioma Mapuche como: Menoko.
Temu “es el nombre del árbol de la familia de las mirtáceas, nativos de Chile y el sudoeste de Argentina, Luma apiculata (Arrayán) y Blepharocalyx cruckschanksii, que tienen corteza de color rojizo o pardo y hojas de un color verde intenso. Sus flores permanecen entre fines de verano y principios de otoño, de color blanco y muy olorosas, producen néctar que las hacen atractivas para las abejas. Sus frutos son comestibles, de un sabor dulce y de color rojizo obscuro y negro. En la medicina tradicional mapuche es muy usado para curar algunas dolencias, pues se le atribuyen propiedades estimulantes, tónicas, diuréticas, anticatarrales y astringentes”, señala así el “Recetario Patagónico de Flores y Plantas Medicinales Nativas y Exóticas”, de la Licenciada en Biología: Marcelo R. Lauría Sorge. Enero de 2009.
Uno de las visiones Mapuche es de no tocar los menoko, por ser lugares de enorme significación para los equilibrios ecológicos. De acuerdo a trabajo audiovisual de Adkimvn sobre “menoko”, aquí se concentran energías y, además, se pueden obtener las mejores medicinas naturales.
Para las ciencias, los Menoko o humedales, son purificadores de agua, retienen sedimentos y contaminantes, almacenan y recargan acuíferos, son fuente de alimento, fibras naturales y madera. Asimismo, actúan como esponja natural contra las inundaciones y la sequía, protegen y albergan una alta biodiversidad. Sin embargo, lo que era conocido milenariamente por la sabiduría Mapuche, fue desconocido por los “visionarios occidentales chilenos”, como el Ministro Recabarren y fundó una ciudad sobre los Menoko.
Hoy Temuco es una de las ciudades más contaminadas de Chile por la destrucción de ecosistemas, debido al espesor de las brumas propias de los humedales que, mezcladas con el humo de las casas y el smog del transporte, la hacen un ambiente letal.
Los humedales, estaban en medio de dos winkul (cerros). El Ñielol (Ngenlol) que sería un espíritu protector en la cavidad del cerro; y el Konün Wenu, un portal al mundo espiritual. Demás está decir que, para llegar a esas observaciones, transitaron cientos o miles de años de conocimiento y saber Mapuche, que son parte de un complejo religioso.
Hoy, el cerro Ñielol mantiene en buena parte de conservación el bosque nativo y en algunas de sus lugares ha vuelto a espacios de ejercicio religioso espiritual Mapuche. Uno de estos espacios que se mantienen en misterio sobre sus usos ancestrales según relatos orales, es el que se conoce hoy como la gruta de la virgen.
Otro espacio, es donde están ubicados los llamados “Chemamüll”, en medio de dos de sus miradores (azkintuwe). El cerro Ñielol se salvó de la depredación, por la intermediación de un ciudadano de la elite temuquense: Luis Picasso Vallebuona. Sin embargo, el Konün wenu, desde los inicios fundacionales de Temuco y Padre las Casas, fue destinado al “sacrificio” con la tala de todo el bosque nativo y hoy, es un peladero en varias partes y en otras se levantaron plantaciones de pinos y eucaliptus que propician constantes focos incendiarios. También dentro de la memoria oral, se recuerdan espacios en el cerro con fines ceremoniales espirituales.
Por parte de la ciudad transita el río Cautín, cuyo origen proviene de la zona cordillerana en Curacautín. La ciudad se construyó dando la espalda a este importante afluente y en diversos lugares recibe botaderos de basura.
Temuco: historias de masacres
La falsa y oficial historia de Temuco ha señalado: “En el cerro Ñielol se localiza La Patagua del Armisticio, que conmemora la realización de un parlamento llevado a cabo con representantes chilenos y mapuche para acordar la paz entre ambos pueblos en 1881, momento en el que los indígenas cedieron parte de sus terrenos para que los colonos edificaran la ciudad, declarándose el armisticio. Se inició así la historia de Temuco, que por idea del ministro Manuel Recabarren Rencoret, se creó como un fuerte para la ocupación de La Araucanía”.
Contrario a esto, un antecedente poco conocido, es el repliegue Mapuche que hubo en el sector que se conoce como población Santa Rosa, en las inmediaciones del río Cautín, donde se preparaba un nuevo foco de resistencia en 1881. Allí hubo una matanza generada por el ejército chileno luego de haber atacado de noche. Se hablan de cientos de asesinados que provenían de zonas como Truf Truf, Konun Wenu y alrededores.
Desde la fundación hubo varios actos de resistencia Mapuche encabezados por nombres como: Romero, Sandoval , Cotar, Melivilu, Painevilu, Epunam, Millañir, que buscaban defender el territorio del Ñielol y el Konun wenu, con varias columnas que lograron rodear el fuerte. En ese proceso, el General que estuvo a cargo de las acciones bélicas para imponerse, desde marzo de 1881, fue el general Urrutia, responsable directo de la matanza de Santa Rosa.
Al final del periodo, según los antecedentes históricos, el general escribía: “Esta situación (de inseguridad) existirá mientras los bárbaros con sus instintos de robo y de pillaje existan y se mantengan en territorio propio, poblado únicamente por ellos; y es mi opinión que sólo desaparecerá cuando desaparezcan ellos, confundidos en la población civilizada que mediante las facilidades que se le ofrezca, haya ido a llevar el trabajo a ese mismo territorio”.
Por otro lado, como una muestra de las injusticias y sacrilegios, una de las comunidades Mapuche que sobrevivió y quedó absorbida por la expansión urbana, es la Comunidad Juan Currin, en el sector campos deportivos, quienes han señalado, que el cementerio de sus ancestros, quedó bajo edificios frente a los sitios que hoy tienen.
La ciudad de Temuco dio paso a su visión colonialista, eurocentrista, de tipo Alemán, construyendo una de las principales arterias para familias de Elite con el nombre de este País y arterias en sus inmediaciones con nombres de diversos países y lugares de Europa.
La Ciudad y su segregación, tuvo dos espacios reducidos para el tránsito de la vida rural: El sector Cementerio (Hoy calles que llevan desde inicios de Pedro de Valdivia y Carrera); y el sector Feria Pinto o estación de ferrorarriles y barrio Tucapel, que se mantiene hasta el día de hoy con el tránsito de numerosas familias de comunidades Mapuche y sectores campesinos.
La Ciudad de Temuco se fundó sobre el ecocidio de humedales, con la depredación de un lugar sagrado como el cerro Konün Wenu, con la sangre de miles de vidas Mapuche, con el sacrilegio de cementerios, con la espalda al majestuoso río Cautín, con la pérdida de identidades y con calles y lugares públicos que celebran nombres de genocidas como: Urrutia, Trizano y Recabarren.
Fundación militar contraria a la propia ley chilena
La Ley de 1866, vigente al momento de la fundación de Temuco (1881), denominada “Fundación de poblaciones en el territorio de los indígenas”, establecía en su artículo 6°, inciso segundo: “Para los efectos de este artículo, se reputarán como terrenos baldíos i por consiguiente de propiedad del Estado, todos aquellos respecto de los cuales no se haya probado una posesion efectiva i continuada de un año por lo ménos”.
Se entiende por tierras baldías, aquellos terrenos que no sean ejidos ni propiedad particular ni colectiva, donde no hay trabajos de productividad ni edificación, es decir, donde no hay una ocupación efectiva.
Sin embargo, la fundación militar de la ciudad a nombre del estado chileno, se hizo a base de masacres estatales según consta en numerosas fuentes de historia, espacios que fueron defendidos por una amplia movilización mapuche de diversos territorios, de acuerdo a lo descrito anteriormente.
Por otro lado, también existen corrientes jurídicas que señalan que las masacres estatales no son fuente de derecho y en el caso de Temuco, existen diversos antecedentes que dan cuenta de la gesta militar sanguinaria sobre terrenos que ya estaban ocupados.
Espacios sagrados en Temuco: Los hallazgos arqueológicos en el borde del Ñielol
Un estudio identifica que en la década de los 60 y 80 se realizaron numerosos “rescates” de cementerios y contextos funerarios en varios puntos de la ciudad de Temuco, destacando la presencia de hallazgos arqueológicos en pleno Barrio Coilaco, a los pies del Cerro Ñielol. Uno último data del 2018.
Un estudio sobre sitios, denominado: “ESTUDIO DE SIGNIFICACIÓN CULTURAL E HISTÓRICA BARRIO COILACO COMUNA DE TEMUCO”, barrio contiguo al Cerro Ñielol, elaborado en el marco del Programa fomento y difusión de las artes y culturas de los pueblos indígenas Subdirección Nacional de Pueblos Originarios, Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, de agosto del 2021, da cuenta de una serie de hechos.
Profanación y sacrilegio de espacios sagrados en Temuco: Los hallazgos arqueológicos que poco o nada se sabe
El estudio, en primer lugar, considera relevante en su investigación que en la década de los 60 y 80 se realizaron numerosos rescates de cementerios y contextos funerarios en varios puntos de la ciudad de Temuco, destacando la presencia de hallazgos arqueológicos en pleno Barrio Coilaco, a los pies del Cerro Ñielol.
Pabellón de la Araucanía. Una de los últimos desentierros que se identifica, es del año 2018, donde docente y estudiantes de cuarto año de la carrera de Arqueología de la Universidad Católica de Temuco, registran los hallazgos del sitio ubicado en la zona norte del denominado “Pabellón de la Araucanía”, por calle Prat a un costado de la entrada oficial del Monumento natural Cerro Ñielol. Se trata de un hallazgo mixto, de tipo Alfarero Temprano, Histórico y Subactual.
Por su parte, se han registrado destacados hallazgos arqueológicos en el actual Liceo Tecnológico de Temuco, ubicado en Balmaceda #429.
El estudio destaca la descripción de un hecho ocurrido el jueves 16 de agosto de 1984, donde un profesor del Liceo Industrial B-22 de esta ciudad (Hoy Tecnológico), informó al Museo del hallazgo de algunos restos arqueológicos -cerámica y restos óseos– que habían aparecido en trabajos realizados por alumnos dentro del establecimiento.
El hallazgo consistía en un ceramio, con características similares a los encontrados en el sitio Campus Andrés Bello en 1982, asignados al estilo Pitrén. Este se encontraba al lado del cráneo de un individuo sepultado en forma ectada, apoyado sobre su lado derecho, y en posición general S- N, tomando como eje la columna y la mirada hacia el NE.
Cabe hacer notar que el sitio en cuestión ya había sido destacado por numerosos hallazgos de ceramios similares en una remoción de terreno hecho cuando este pertenecía a la Universidad Técnica del Estado. En esa ocasión se retiraron varias piezas que quedaron en poder de dicha casa de estudios.
Actualmente, estos espacios se encuentran amenazados por un proyecto de construcción que viene desde la administración municipal anterior, sin embargo, en el presente, se estaría persistiendo, existiendo una gran preocupación de diversos agentes de la cultura mapuche e intercultural.
Ñielol 1 y Ñielol 2. Otro antecedente sobre hallazgos en este sector se remonta a una publicación de Américo Gordon en Diarios de Campo del museo de la Araucanía, describe, para la década del 60, dos sitios arqueológicos consignados como Ñielol 1 y Ñielol 2. Sobre Ñielol 1 señala:
“(…) se hallaron varias sepulturas al rebajar el terreno para la plaza de juegos. El material, con cántaros tipo Pitren se halla (sic) en la sede central de la U. Al recorrer el sitio se recolectaron fragmentos de alfarería y esquirlas”. Este sitio corresponde al descrito posteriormente por profesionales del Museo Regional.
El sitio “Ñielol 1” se localiza en las faldas del Cerro Ñielol, separada solo por el Canal Gibbs o Estero Coilaco. Adan y Mera (2011), señalan que la colección está depositada en el Museo Regional de la Araucanía (5 piezas) y en la Universidad de la Frontera (19 piezas que podrían corresponder a un hallazgo anterior), en Temuco.
Se trata principalmente de jarros, botellas, ollas y un “modelado zoomorfo” de mediano grosor (5-7 m.m.), piezas monocromas. Los autores señalan que se trataría de un “sitio de entierro de considerables dimensiones”.
El sitio señalado como “Ñielol 2”, estaría ubicado de calle Lynch hacia el oriente, a los pies del Cero Ñielol y separado por el Estero Coilaco (Canal Gibbs-Gabriela Mistral). Sobre este hallazgo señala Gordon: “Al lado E de la calle y entre el canal al pie del cerro Ñielol algunos artefactos.”
Hallazgo Quinta Santa Elvira, actual Villa Ñielol. Américo Gordon, en la década del 60, denominó otro sitio como “Ñielol 3”. Se trata de un sitio en sector adyacente a Cementerio General de Temuco, por calle Prieto Norte. Hallazgo de urnas funerarias con asociación a Cerámica conocida como “Valdivia”, correspondiente al periodo Alfarero Tardío Prehispánico.
Al respecto Gordon describe el sitio Ñielol 3: “Al efectuar la remoción de tierra (…) el bulldoser pasó por cinco urnas y los cortó y despedazó. Sin embargo, los fondos quedaron in situ. Al revisar el terreno ubicamos una superficie de tierra quemada color rojo, carbón y algunos palos de la construcción de la ruka.”
Este sitio corresponde al descrito posteriormente por profesionales del Museo Regional como “Población Fundo Santa Elvira”. A continuación, se reproduce parte de este informe que describe los hallazgos:
“El lunes 7 de noviembre de 1983, mientras se efectuaban excavaciones para instalar un arranque de agua potable, trabajadores de la construcción encontraron dos urnas funerarias a una profundidad de 70 a 90 cms. Ambas piezas se encontraron fracturadas y una de ella con restos de cerámica en su interior. Se trataría entonces de un sitio de sepultación en urnas funerarias que probablemente fueron más abundantes y destruidas luego por las labores agrícolas. Ambas piezas contenían huesos humanos -según versiones de los autores del hallazgo-, pero éstos fueron destruidos o recolectados por personas del lugar. Sólo se lograron rescatar algunos fragmentos y huesos aislados. Cabe destacar que es el hallazgo de urnas más austral encontrado en la región. Se comprobó que una de ellas presentaba características de cerámica Valdivia (rojo sobre blanco). Es importante hacer notar que años atrás, trabajadores de un lugar cercano arrasaron con varias urnas que se encontraban sepultadas allí. Es probable entonces que estas últimas sean sólo parte de un grupo mayor localizado en el área en particular.
Señalar a su vez, que el sector de emplazamiento de la antigua Escuela Agrícola, actualmente perteneciente al Liceo Pablo Neruda, es mencionado en relatos relacionados con el último levantamiento mapuche de 1881, de ahí su importancia para la historia regional y de la ciudad de Temuco.
Todo este espacio alrededor del cerro Ñielol se relaciona con un espacio fúnebre. También en las inmediaciones en la denominada Avenida Prieto Norte, se identifica una antigua cancha de Palin (palihue) y en MonteVerde, espacios de ceremonia de Nguillatún (nguillatuwe), entre otros.
El estudio del Programa fomento y difusión de las artes y culturas de los pueblos indígenas Subdirección Nacional de Pueblos Originarios, Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, de agosto del 2021, en su estudio señala antecedentes relativos a vestigios en el barrio Coilaco que provienen del período alfarero temprano tipo Pitren (S. IV al XII DC), el alfarero tardío tipo El Vergel (S. XII al S. XVI) y la presencia histórica del pueblo Mapuche en el lugar. Así, por ejemplo, el informe da cuenta de que el actual cementerio general es continuidad de un eltún mapuche preexistente. Entre los episodios relevantes de la historia del barrio que fueron recopilados se cuenta el último Fütamalon mapuche, ocurrido a comienzos del siglo XX.
El estudio indica que la cultura mapuche Pitrén, representa una unidad cultural y cronológica que se ha definido como un complejo datado aproximadamente entre los años 350 a 1100 D.C. correspondiente al Periodo Alfarero Temprano, geográcamente ubicada entre la cuenca del Bío-Bío y el Reloncaví, con presencia en la provincia de Neuquen.
Los cementerios de la denominada cultura mapuche “Pitrén” se emplazaron principalmente en sectores de laderas de cerros o lomas de baja altura en el valle central y la costa, y siempre relacionados con hitos geográficos de relevancia y muy distinto a las características que se conoce hoy de un cementerio, es decir uno al lado de otro.
Cerro Ñielol
Una publicación de 1983 en el Museo Regional de Temuco, de ENRIQUE HAUENSTEIN B; CARLOS RAMIREZ G.; y, MIRTHA LATSAGUE V., señalan al Cerro Ñielol en los 38° 43′ S y 72o 35′ W, al costado Norte de la ciudad de Temuco con una superficie de 89.5 ha, lo que motivó, de acuerdo al Decreto Supremo No 617 de diciembre de 1987, cambiar su denominación de Parque Nacional que mantenía desde el año 1967, por la de Monumento Natural.
“Su altitud máxima es de 322 m s.m, teniendo 115 m s.rn. en su base, con una topografía suavemente escarpada a escarpada. Sus suelos son rojos arcillosos, relativamente ácidos (pH 5.4 – 6.8), con un alto porcentaje de materia orgánica (Lara y P~rada 1983). Derivan de cenizas volcánicas, cuyos orígenes se remontan al pleistoceno. Presentan un primer horizonte de textura franco limosa a franco arcillo”
El nombre del Cerro Ñielol en Temuco, es una toponimia antigua mapuche que invoca una palabra compuesta que indica que, al interior del cerro, existe una gran fuerza o espíritu protector, un Ngen, que es parte de un complejo ceremonial religioso milenario que, de acuerdo con saberes ancestrales, vincula a cuatro cerros distribuidos en amplias zonas, incluido el Cerro Conun Huenu ubicado frente al Ñielol en lo que es hoy la comuna de Padre Las Casas.
En libro “Los primeros habitantes de Temuco”, del antropólogo, Danko Marimán, se señala sobre el Ñielol, que: “es un volcán extinto que “forma parte de uno de los sitios más australes de la formación volcánica efusiva-extrusiva denominada Cordón Huimpil-Ñielol” y que se hace referencia en el plan de manejo monumento cerro Ñielol del 2008, citado en dicho libro.
Libro disponible: “Memoria e historia de los primeros habitantes de Temuko”
A propósito de los ngen que se relacionan con el Ñielol de Temuco, una publicación de María Ester Grebe en el Museo Araucanía de 1983, denominada: “Algunos paralelismos en los sistemas de creencias mapuche: los espíritus del agua y de la montaña”, señala que: “Los diversos ngen parecen integrar una red de interrelaciones que posibilita una percepción ordenada de la naturaleza. En este contexto, se cree que existe una relación estrecha entre los ngen-winkul (espíritu el cerro) y los ngen-ko (espíritu del agua), puesto que el agua nace con frecuencia en vertientes o manantiales situados en cerros boscosos cubiertos de vegetación natural. A su vez, ambas categorías de espíritus se asocian almawida…”.
Los habitantes que ya estaban
Tomás Guevara (1865-1935), fue ex combatiente de la Guerra del Pacífico, profesor normalista y rector del Liceo de Temuco, quien a partir de su trabajo pedagógico y su conocimiento de la realidad mapuche rural escribió varios trabajos importantes y de gran influencia en los estudios etnográficos posteriores, entre ellos, relativos a los primeros habitantes, con diversos testimonios sobre Temuco, que dan cuenta de la ocupación y pre existencia en los terrenos donde se fundó la ciudad.
Por otro lado, el científico, académico y ex director del Museo Araucano de Temuco en 1949, Hugo Gunckel, da cuenta de que la familia colindante al complejo fúnebre del cerro Ñielol, es Lienán.
En una publicación, señala: “Huilío Lienán, dueño de las tierras ocupadas por la Plaza de Temuco (Plaza Aníbal Pinto) y que tenía su ruca donde actualmente se levanta el moderno y elegante edificio del Hotel de la Frontera de propiedad de la Compañía de Seguros La Previsión. Huilio Lienán estuvo casado con Isabel Curamil, hija de Pancho Curamil, otro cacique famoso y enemigo de las autoridades chilenas”.
Lienán fue parte de la resistencia para defender los espacios en Temuco, a quien se le reconoce provenir de un linaje intergeneracional proveniente de Nawelwen, centenario habitante con amplios dominios.
En junio del 2020, se encontró una muralla de ladrillos que podría corresponder a una noria de agua que sería de principios del siglo 19 (O mucho antes), y que fue descubierta en las obras de excavación que se realizan en pleno centro de Temuco, por la reconstrucción del Mercado Municipal que terminó destruido por un incendio en 2016, es decir, en las inmediaciones de donde se identifica la ubicación de la Ruka Lienan en lo que hoy es el centro de la ciudad.
Son varias las familias antiguas que se identifican en terrenos de lo que fue luego la instalación de la ciudad de Temuco, pero contigua al cerro Ñielol y por los diversos antecedentes históricos, se señala a la comunidad Lienán, quien luego de la ocupación militar, fue reducida a un mínimo espacio en los alrededores de la ciudad, con un título de merced en lo que se conoce hoy como la reducción (comunidad), Francisco Huirío Lienán.
Artículo basado con las siguientes publicaciones:
El hallazgo de un complejo religioso fúnebre de más de mil años alrededor del cerro Ñielol de Temuco