En el marco de la 15ª Cumbre del BRICS en Johannesburgo, Sudáfrica, se ha anunciado una histórica ampliación del bloque a seis nuevos países: Argentina , Egipto , Irán , Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía. Lo anunció oficialmente el Presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, confirmando los trascendidos de las últimas horas, y despejando las dudas acerca de cuáles serían los países a los que se les aceptaría la solicitud de ingreso.
Con la ampliación, el bloque de países agrupa a más de un 40% de la población mundial, y un creciente peso económico a nivel mundial, superando ya al «G-7» de países del polo occidental.
En los anuncios, destaca la presencia de Argentina, cuya incorporación había sido objeto de dudas, entre otros motivos, por el momento político que mostraron las Primarias recientes, en las que en un escenario presidencial a tres bandas, las dos candidaturas de derechas representadas por Patricia Bulrich y Javier Milei, han sido reacias a la entrada al bloque, con un discurso particularmente virulento de parte de este último, ganador de los comicios y puesto en un sorpresivo primer lugar de cara a la primera vuelta de octubre próximo.
Una sorpresa fue la incorporación de Etiopía, empobrecido país de la África oriental, lo cual muestra la progresiva relación entre los países del bloque BRICS con el continente africano.
Por su parte, las incorporaciones de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos arroja luces sobre la magnitud de los cambios geopolíticos en curso, al tratarse de dos países del Medio Oriente o Asia Occidental que hasta hace poco formaban parte de gobiernos alineados con el bloque occidental encabezado por Estados Unidos y Europa.
Entretanto, el ingreso de Irán, uno de los países objeto de una declarada enemistad de parte del polo occidental desde la Revolución Islámica de 1979, muestra el abierto desafío que implica el bloque BRICS para el orden internacional hegemonizado por Occidente hasta ahora. La presencia conjunta de Irán y Arabia Saudita, hasta hace poco enfrentados en una larga controversia por el liderazgo en el mundo musulmán, muestran el despliegue de los acuerdos de paz y conciliación que ha promovido fuertemente la mediación de China.
El contexto: la irrupción de un mundo Multipolar, Multilateral, o Mulicéntrico
En las dos últimas décadas, el mundo viene en una acelerada y profunda transformación del esquema económico y geopolítico global. El ascenso de los países BRICS han introducido un creciente contrapeso al tradicional dominio del llamado «G7», bloque de gobiernos y economías integrado por Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Japón, Canadá. Es decir, el bloque occidental que ha hegemonizado el escenario político mundial desde hace décadas.
El ascenso económico de China, en particular, ha reconfigurado el comercio, la inversión y las cadenas de suministro mundiales. El auge manufacturero del país, su enorme mercado de consumo y su crecimiento en investigación científica e innovación tecnológica lo han catapultado a la vanguardia de la economía mundial. En prácticamente todas las dimensiones del desarrollo económico, China está igualando y superando a Estados Unidos.
Por otra parte, la India está todavía varios pasos atrás, su enorme población y su pujante industria tecnológica la sitúan en una buena posición para convertirse en la segunda superpotencia económica del bloque. Se encuentra en los últimos años con una tasa de crecimiento de las más altas del mundo.
Mientras tanto, Rusia se encuentra en un abierto enfrentamiento político y militar con occidente a partir del conflicto bélico en Ucrania, en el cual pareciera tener un desempeño positivo en prácticamente todos los planos: militar, productivo, comercial, a pesar del poderoso enemigo contra el que se enfrenta, y las numerosas medidas coercitivas unilaterales o «sanciones» que la han puesto los gobiernos occidentales. Hace unas semanas, se informó que el tamaño de la economía de Rusia había sobrepasado a Alemania, mientras que buena parte de los países europeos han caído en ciclos de baja y recesión económica.
Aunque Brasil y Sudáfrica no han cumplido las expectativas en cuanto a su participación en el PIB mundial (a «paridad de poder adquisitivo»), disminuyendo en las dos últimas décadas, tienen una importancia geopolítica y económica muy significativa en los continentes de América Latina y África.
Según cifras reconocidas por los organismos internacionales, los cinco países BRICS superaron al G7 en términos de PIB combinado en 2020 medido en «paridad de poder adquisitivo», es decir, ajustando a las diferencias de poder de compra. Según el FMI, el bloque representará colectivamente el 32,1% del PIB mundial este año, comparado con el 29,9% del G7.
El auge de los países BRICS, aunque no exento de dificultades y disparidades dentro del grupo, ha dado lugar a un aumento de los llamamientos en favor de una orden global más inclusivo, representativo, y multicéntrico, contrapesando a los poderes y políticas formuladas por el G7 occidental.
En palabras del Presidente de Sudáfrica, Cyril Rampahosa, al anunciar la entrada de los seis nuevos países, el BRICS «es una asociación igualitaria de países que tienen puntos de vista diferentes pero una visión compartida de un mundo mejor. Los cinco BRICS miembros, hemos llegado a un acuerdo sobre los principios rectores, estándares, criterios y procedimientos del proceso de expansión BRICS . Tenemos consenso sobre la primera fase de este proceso de expansión».
La entrada al BRICS fue celebrada por las fuerzas progresistas del actual gobierno de Argentina, significando un verdadero impulso y espaldarazo en medio de una difícil situación económica y política en el país. El Presidente Alberto Fernández publicó sus agradecimientos y su lectura sobre la ampliación del bloque: «Es un nuevo paso en la consolidación del país fraterno y abierto al mundo que siempre soñamos ser».
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