Un hacker accedió a la base de datos de las licencias de conducir en Argentina y robó 5,7 millones de imágenes del frente y dorso de los carnets, así como información que incluye el número de DNI (Documento Nacional de Identidad), nombre completo, dirección, firma y grupo sanguíneo de las y los ciudadanos,
El paquete con los archivos, que pesa 1.25 TB y contiene los datos de políticos y famosos, fue puesto en venta en Internet por 3.000 dólares, alrededor de 3 millones de pesos chilenos.
El ciberdelincuente que se atribuyó el hackeo publicó una muestra donde se pueden ver las licencias del Presidente argentino, Javier Milei, y varios funcionarios, entre ellos los ministros de Defensa, Luis Petri, y de Seguridad, Patricia Bullrich.
La muestra que fue publicada de forma gratuita, incluye 70.000 de esos registros hackeados, y contiene también una gran cantidad de licencias de conducir, tanto frente como dorso, de personalidades y artistas del cine y la televisión como Ricardo “El Chino” Darín, Luisana Lopilato, Peter Lanzani, Guillermo Francella, Marcelo Tinelli, Ángel de Brito, consignó el medio argentino Todo Noticias (TN).
Según se pudo corroborar que las imágenes de las licencias de conducir que fueron hackeadas son reales.
Mensaje político
A juicio del especialista en ciberseguridad Julio López, la filtración «no se trata de un grupo de piratas que roba datos y los ponen a la venta»
«Esto es un claro mensaje político”, afirmó, refiriéndose a la publicación de los registros de Milei y sus ministros.
El experto destacó a TN que no hubo pedido de rescate por la base de datos robada, sino que simplemente fue puesta a la venta.
En declaraciones al diario El Clarín, el hacker que realizó la filtración aseguró que lo hizo “para que Argentina cambie su rumbo y se tome en serio la ciberseguridad”.
Además, explicó que los datos extraídos van desde los 20 a los 40 millones de registros.
Riesgos de la filtración
Alan Mai, especialista en ciberseguridad fue consultado por TN sobre las consecuencias que pude tener la filtración y planteó que “una vez que la información empezó a circular, los ciberdelincuentes pueden aprovechar para cometer estafas y para suplantar nuestra identidad online”.
“Básicamente, la consecuencia de esta filtración es que la información después se puede utilizar para engaños digitales y virtuales. Es decir, alguien que compró esos datos puede llamar esa la persona y aprovechar esos datos reales para ganar la confianza de la víctima, convencerla de que es quien dice ser (un organismo, o una empresa real) y cometer estafas”, explicó
“Ahí está el potencial daño del atacante con este tipo de información. Lo que comienza como un ciberataque termina en una estafa en base a la información que se obtiene”, advirtió.
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