El 21 de noviembre de 1973 se vivió quizás uno de los episodios más controversiales en la historia del fútbol. Un encuentro que nunca se celebró. Un partido fantasma entre Chile y la Unión Soviética.
Ambos debían disputar en Santiago la vuelta del repechaje para el Mundial de Alemania del 74. Pero los soviéticos nunca llegaron a viajar, partido programado en el Estadio Nacional, que había sido ocupado como un campo de concentración, donde fueron detenidas miles de personas que fueron torturadas, desaparecidas y ejecutadas.
La repesca intercontinental UEFA-Conmebol por un cupo a la Copa Mundial de Fútbol de 1974 en Alemania Occidental fue notable por las circunstancias políticas que acompañaron al partido de vuelta, que debía disputarse entre la Unión Soviética y Chile.
Los soviéticos le pidieron a la FIFA un cambio de sede para el partido. Ante la negativa del dictador Augusto Pinochet, el equipo soviético no se presentó al partido, dándole a Chile una victoria por walkover y la clasificación al torneo. La prensa de la época lo llamó el Partido fantasma.
Mira el reporte de la TV Pública argentina sobre el partido fantasma
El Partido fantasma
Relato de Catalina Sarrabayrouse /OLE
El Estadio Nacional abre sus puertas a los hinchas el 21 de noviembre y acuden al rededor de 16 mil personas. No todos están allí para ver a la selección, en silencio muchos quieren averiguar sobre el paradero de sus familiares o amigos desaparecidos. Buscan señales, algo que les permita saber si sus allegados están vivos o qué es lo que está ocurriendo ahí.
En el campo de juego, los jugadores de Chile cantan su himno sin rival. Inician el partido y comienzan a hacer toques entre ellos. No hay nadie del otro lado que pueda sacarles la pelota. Finalmente, llegan al arco rival y a los 30 segundos Francisco Valdés empuja la pelota anotando el gol. Final del partido, Chile ganó 1-0.
«Ese partido de vuelta yo lo bauticé como el ‘teatro del absurdo. Fue algo que no se hace ni en el barrio, cuando se juega con los amigos», contó tiempo después Caszely en una entrevista.
Aquel plantel tenía un gran nivel y en aquel entonces Caszley defendía los colores del Levante español. Junto a él defendían los colores de La Roja Carlos Reinoso, integrante del América de Cali y varios miembros del Colo Colo sub campeón de la Copa Libertadores de aquel año.
Carlos Caszely y su militancia
El delantero es el goleador del pueblo que defendió a la democracia y manifestó su descontento en momentos claves de la historia de Chile. Tal como lo hizo cuando lograron la clasificación al Mundial de Alemania en 1974 y Augusto Pinochet los convocó al Edificio Diego Portales. Allí, donde la Junta Militar operaba, el presidente de facto saludaría a los jugadores. En el instante que cruzó miradas con Caszely este respiró profundo, mantuvo la compostura y al recibir la mano de Pinochet, el delantero no le devolvió el saludo.
Su madre, Olga Garrido fue torturada por la última dictadura militar y cuando en 1988 se votó el plebiscito por el No, el video de Caszely recorrió el mundo. Junto con su madre contó: «Por eso mi voto es «no» porque su alegría que ya viene es mi alegría, porque sus sentimientos son mis sentimientos, porque el día de mañana podamos vivir en democracia sana, libre y solidaria. Porque esta linda señora es mi madre».
Aquel partido ante la Unión Soviética será recordado por siempre como el partido fantasma o como el propio Caszely lo llamó el teatro absurdo. «La historia del fútbol se escribe partido a partido. Renglón a renglón. Ese fue parte de nuestro aporte a la gran historia que se está viviendo en el fútbol de Chile ahora».