Sébastian Arsac pasó buena parte de su infancia viendo el modus operandi de las carnicerías. Su abuelo, dedicado a ese oficio desde antes de su nacimiento, mataba cerdos ante sus ojos. Todo esto lo cuenta un completo reportaje de la cadena inglesa de noticias BBC, en la que Arsac entrega su testimonio sobre las jornadas que pasó junto a su familiar. “Podía ver bien el comportamiento del animal: cómo se resistía a morir, cómo gritaba y usaba su fuerza para evitarlo y creo que esta reacción fue lo que me impactó”, contó.
Aunque sí se impactó por lo visto, no fue ese el punto de partida de su veganismo. El cambio de alimentación comenzó cuando se dio cuenta de que no valía la pena, según él, rechazar las corridas de toros si es que seguía comprando carne. “Carecía de coherencia protestar contra la tauromaque si luego iba a ir al supermercado a comprar la carne que otra persona había matado para mí”, dijo a BBC.
De nieto de carnicero a animalista; de animalista a infiltrado en mataderos
Fue así como en 2008, junto a Brigitte Ghothière, su pareja, decidieron crear L214 (el nombre proviene de un artículo del código rural francés que reconoce a los animales como seres sensibles, de 1976), organización que hoy en día suma más de 20 mil abonados y varios logros en la lucha por los derechos de los animales. Uno de ellos es la iniciativa que adoptaron las grandes cadenas de supermercados Monoprix y Carrefour para dejar de vender huevos de gallina enjaulada en Francia, el país con mayor producción de huevos en Europa, según BBC.
Otros logros, quizás los mayores, fueron la comisión creada en el Parlamento francés para investigar a los mataderos y la ley que obligará instalará cámaras de vigilancia en estos recintos (todavía falta la aprobación en el Senado).
La crudeza en el trato hacia los animales la pudo observar el mismo Arsac, cuando decidió entrar de infiltrado, como trabajador, a una fábrica de Metz. «Intentamos obtener imágenes de lo que pasaba dentro de un matadero, pero era complicado. La única forma que encontramos fue la de entrar como trabajadores, así que cuando vi un anuncio de que necesitaban gente en un local en Metz, me presenté”, recordó a BBC.
El resultado fueron tres semanas de grabación, con una cámara oculta pegada al cuerpo. Contó que era importante entrar para que la gente viera con sus propios ojos el camino que hacía la carne para llegar a la mesa. El primer video, con miles de reproducciones, mostraba a vacas colgadas de una pata siendo degolladas. Luego de este registro ya no fue necesario entrar en persona a los mataderos; ahora lo ayudaban los mismos trabajadores u otro tipo de personas relacionadas.
Según lo que Arsac relató a BBC, año a año se matan millones y millones de animales para consumo humano. «En Francia se matan mil millones de animales de granja cada año. Eso supera cualquier otra actividad, ya sean las pruebas de laboratorio o las corridas de toros», dijo.
Puedes leer el artículo de BBC en el siguiente link.