Una nueva herramienta proporciona información sorprendente sobre la presencia humana en las tierras bajas mayas.Los investigadores de la Universidad McGill revelaron que el tamaño de la población maya de la ciudad de Itzán, en las tierras bajas de la actual Guatemala, varió con el tiempo en respuesta al calentamiento global.
Los científicos utilizaron una técnica relativamente nueva que consiste en el análisis de la cantidad de los estanoles —moléculas orgánicas presentes en la materia fecal humana y animal— tomados del fondo de un lago cercano.
«Esta investigación debería ayudar a los arqueólogos al proporcionar una nueva herramienta para observar los cambios que podrían no verse en la evidencia arqueológica, porque estas pueden no haber existido nunca o pueden haberse perdido o destruido desde entonces», aseguró Benjamin Keenan, autor principal del estudio.
Las mediciones permitieron trazar los principales cambios de la población maya en la zona durante un periodo que comenzó 3.300 años antes de nuestra era.
El análisis sugiere que los humanos estuvieron presentes en la zona de Itzán unos 650 años antes de que las pruebas arqueológicas lo confirmaran. Al mismo tiempo, los mayas siguieron ocupando la zona, aunque en menor número, después del llamado colapso del siglo IX. Se creía que la sequía o la guerra habían hecho que toda la población abandonara la zona.
Asimismo, la investigación reveló los cambios en el tamaño de la población que se relacionan con los cambios del clima.
El estanol fecal del sedimento de laguna Itzán confirma que la población maya de la zona disminuyó debido a la sequía en tres períodos diferentes: entre el 90 y el 280 d.C., entre el 730 y el 900 d.C. y durante la sequía, mucho menos estudiada, entre el 1350 y el 950 a.C., revela el estudio. Los investigadores también descubrieron que la población disminuyó durante un periodo muy húmedo entre el 400 y el 210 a.C.
El descenso de la población en respuesta a los periodos secos y húmedos demuestra que hubo efectos sobre la población en ambos extremos climáticos, y no sólo durante los periodos secos, indican los científicos.
«Al vincular las pruebas del cambio climático y de la población podemos empezar a ver una clara relación entre las precipitaciones y la capacidad de estas antiguas ciudades para mantener a su población», afirmó Peter Douglas, profesor adjunto del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias y autor principal del trabajo.
Detalló que los mayas utilizaron desechos humanos como fertilizante para los cultivos ya que se encontró una cantidad relativamente baja de estanoles fecales en el sedimento del lago en una época en la que existen pruebas arqueológicas de las mayores poblaciones humanas.
El estudio fue publicado en Quaternary Science Reviews.
Cortesía de Sputnik
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