Un estudio publicado este lunes en la revista científica Nature Astronomy sugiere que el núcleo de Saturno no es sólido, como se creía anteriormente, sino que tiene una naturaleza más bien «difusa».
El hallazgo fue posible gracias al análisis del patrón de las ondas detectadas en los anillos del planeta. De la misma forma que los terremotos hacen que la Tierra retumbe, las oscilaciones en el interior de Saturno hacen que el gigante gaseoso se mueva ligeramente, generando ondas observables en los anillos exteriores que permiten determinar las características del núcleo del planeta.
«Usamos los anillos de Saturno como un sismógrafo gigante para medir las oscilaciones dentro del planeta», explica Jim Fuller, coautor del estudio y profesor asistente de astrofísica teórica en el Instituto de Tecnología de California (EE.UU.). «Esta es la primera vez que hemos podido sondear sísmicamente la estructura de un planeta gigante gaseoso y los resultados fueron bastante sorprendentes», asegura.
Los hallazgos sugieren que el núcleo del planeta no está compuesto por roca sólida, como proponían varias teorías anteriores, sino por una masa difusa de hielo, roca y fluidos metálicos que los científicos denominan núcleo «difuso».
Además, los datos de las ondas de los anillos exteriores (recopilados por la nave espacial Cassini de la NASA durante 13 años) también sugieren que el núcleo de Saturno podría ser mucho más grande de lo que se había estimado, abarcando el 60 por ciento del diámetro del planeta.
Un ‘lodo’ de gas, hielo y roca
Christopher Mankovich, autor principal del estudio e investigador postdoctoral en Ciencias Planetarias en el Instituto de Tecnología de California, asegura que los núcleos difusos son como una especie de lodo. «El hidrógeno y el gas helio en el planeta se mezclan gradualmente con más y más hielo y rocas a medida que avanzan hacia el centro del planeta. Ocurre un poco como en las partes de los océanos de la Tierra donde la salinidad aumenta a medida que se llega a niveles cada vez más profundos, creando una configuración estable», explica Mankovich.
Según explica el científico, pese a que el temblor de la superficie de Saturno es sutil, los anillos exteriores «captan las perturbaciones de la gravedad y las partículas del anillo comienzan a moverse», dando lugar a patrones específicos que indican que el interior de Saturno «debe ser estable», lo que «solo es posible si la fracción de hielo y roca aumenta gradualmente a medida que avanza hacia el centro del planeta».
Además de mostrar el potencial de los anillos de Saturno para constatar características determinadas del planeta, los resultados del estudio plantean desafíos para las teorías actuales de formación de gigantes gaseosos, que sostienen que los núcleos rocosos se forman primero, atrayendo después grandes envolturas de gas. Sin embargo, si los núcleos son «difusos», eso significaría que estos planetas incorporan gas en una etapa más temprana de su proceso de formación.
Cortesía de RT
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