Por Said Bouamama
El hecho de que el gobierno francés haya decretado el estado de urgencia y el envío de refuerzos militares franceses a los puertos de Kanaky y al aeropuerto de la capital basta para demostrar el carácter masivo de la revuelta del pueblo canaco. Igualmente, el envío de fuerzas especiales del GIGN [siglas en francés de Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional] o de [la unidad de élite de la policía nacional francesa] RAID [siglas en francés de Investigación Asistencia Intervención Disuasión] es testimonio de las dimensiones populares del movimiento. Se impone una conclusión: todo un pueblo que exige su independencia es quien se levanta en Kanaky contra el gobierno colonial francés.
Medios de comunicación franceses a favor del colonialismo
Como era de esperar, la cobertura mediática de los principales grandes medios de comunicación franceses está descontextualizada. En general se silencian o se minimizan los contextos histórico, económico y político de la revuelta, para dar paso a una constante descripción de la destrucción provocada por los insurgentes canacos.
La mayoría de estos medios dan generosamente la palabra a los colonos franceses, que piden ayuda a París, describen las manifestaciones populares como bárbaras y ciegamente violentas, lo que explica la necesidad que tienen de organizarse en milicias de autodefensa. Al mismo tiempo, el Estado francés bloquea las redes sociales y en particular Tik Tok, con lo que impide acceder a los escenarios de la represión violenta del Estado francés.
«Estado de urgencia», envío de tropas, censura, descripción de un pueblo en revuelta como bárbaro y ciegamente violento, etc., todo ello no deja de recordar a la guerra de Vietnam o a la guerra de Argelia, en las que se utilizaron los mismos procedimientos, se emplearon los mismos leitmotivs de propaganda de guerra y hubo la misma descontextualización.
La ley de «reforma del censo electoral»
Así pues, para poder comprender las razones de la legítima revuelta del pueblo canaco hay que tener en cuenta los contextos inmediato e histórico.
Por lo que se refiere al momento actual, le legítima revuelta de estos días del pueblo canaco tiene su origen en la aprobación por parte de la Asamblea Nacional francesa, la noche del 14 al 15 de mayo pasado, de una ley referente a la reforma electoral (1). El objetivo de esta ley es conceder el derecho al voto en el referéndum de autodeterminación a los colonos europeos que no hayan nacido en el territorio canaco. Antes de esta ley, que no es sino un intento de imponer por la fuerza el mantenimiento de la colonización, solo podían votar en el referéndum de autodeterminación las personas inscritas en el censo electoral antes de la fecha de la firma de los Acuerdos de Numea en 1998 y sus descendientes.
Por consiguiente, de lo que se trata es de impedir cualquier posibilidad de independencia legal, convirtiendo al pueblo canaco en votantes ultraminoritarios en su propio país. Esta práctica equivale a la lógica descrita por el gran dramaturgo progresista Bertolt Brecht, que decía: «Puesto que el pueblo vota contra el gobierno, hay que disolver al pueblo y sustituirlo».
Ante semejante violencia institucional y legal, el pueblo canaco no tenía ni tiene más que una opción: renunciar a su derecho a la independencia o rebelarse. Tenemos aquí una nueva confirmación de la necesidad de no confundir legitimidad y legalidad. Antaño la esclavitud fue legal, pero nunca legítima; el apartheid fue legal, pero siempre ilegítimo.
El pueblo canaco nunca ha aceptado la colonización de su país que, como todas las colonizaciones, fue una sangrienta colonización de poblamiento. Cito una publicación de la Unesco que lo recuerda así: «la isla principal de Nueva Caledonia tenía al menos 100.000 habitantes en 1800; un siglo después se censa solo a un tercio de ellos».
Larga lucha por la independencia
Las revueltas del pueblo canaco en 1878 y 1917 contra esta colonización se sofocaron con sangre. Así, el etnólogo Jean Guiart recuerda que en 1878 «se ofrecía una recompensa por cada par de orejas de un supuesto rebelde muerto. Como los soldados traían las orejas de mujeres y niños, se decretó que había que traer las cabezas y se tuvieron en cuenta estas macabras pruebas». Y continua en referencia a la revuelta de 1917: «¡En 1917, en la última rebelión, la recompensa era de 20 francos por un prisionero y de 25 francos por un melanesio muerto!».
La última revuelta en 1988 acabó con la masacre de la cueva de Ouvéa, que se saldó con la muerte de 19 militantes canacos y de dos militares franceses. A pesar de esta represión brutal, la movilización popular obligó al gobierno francés a firmar los Acuerdos de Matignon, que preveían un referéndum de autodeterminación. Este referéndum es el que el gobierno francés intenta amañar definitivamente con su ley de «reforma electoral».
Aunque desde 1946 Kanaky consta en la lista de territorios que quedan por descolonizar establecida por la ONU y aunque cada año se critica a Francia por su negativa a respetar el derecho del pueblo canaco a la autodeterminación, el gobierno francés trata de enterrar definitivamente la perspectiva de un Kanaky independiente por medio de esta nueva maniobra colonial.
Lo que hay en juego desde el punto de vista económico y estratégico
El origen de este empeño colonial está en lo mucho que hay en juego para París desde el punto de vista económico y estratégico. En el plano económico encontramos en primer lugar la cuestión del níquel, que el historiador Vincent Adoumié resume de la siguiente manera: «Nueva Caledonia rebosa de recursos de níquel […]: lo contiene el 10% de la superficie del territorio y supone el 20% de las reservas mundiales probadas o incluso el 40% de las reservas estimadas para los más optimistas. La isla es, por lo tanto, un “bloque de níquel”: 7,5 millones de toneladas de mineral bruto extraídas cada año y 45.000 toneladas de ferroníquel transformado, el 9% de la producción del planeta, es decir, el quinto puesto mundial».
A esto se añade la cuestión de la «zona económica exclusiva», es decir, la zona marítima de la que Francia dispone legalmente debido a su posesión de Kanaky. Con una superficie de 18.500 kilómetros cuadrados, Kanaky dispone legalmente de una zona marítima de 1.740.000 kilómetros cuadrados.
El Institut d’Emission d’Outre-mer (IEOM) describe así el subsuelo de esta zona: «El subsuelo de los fondos marinos de Nueva Caledonia, como el de Wallis o de Papúa Nueva Guinea, presenta un conjunto de zonas propicias para la presencia de metales raros, de cobalto y de manganeso, presentes en forma de nódulos polimetálicos, costras o depósitos de sulfuros hidrotermales. Según los geólogos marinos de la DIMENC, varios elementos hacen suponer, además, la posible presencia de hidrocarburos en el subsuelo marino de Nueva Caledonia».
A esta importancia económica se añade la geoestratégica vinculada a la zona Asia-Pacífico, escenario de una parte importante de la competencia entre China y Estados Unidos. En la contradicción fundamental de nuestro mundo entre la hegemonía de Estados Unidos que trata de mantenerse por todos los medios y la cada vez mayor aspiración a un mundo multipolar, Kanaky ocupa un lugar particular para la estrategia occidental de contención y cerco de China. Es una carta que utiliza el imperialismo francés, junto con su aliado estadounidense, para negociar su lugar en el sistema imperialista mundial.
Esta importancia geoestratégica se ha visto reforzada aún más desde que París sufrió importantes reveses en África Occidental, el segundo pilar importante del lugar que ocupa el imperialismo francés en el ámbito internacional. Al mantenerse por la fuerza en Kanaky, Francia negocia su lugar entre los poderosos destacando el papel clave que puede desempeñar en la confrontación con China.
Tanto ayer como hoy, en Kanaky como en cualquier otro lugar, la única razón de ser de la colonización es el beneficio y las cuestiones geoestratégicas que le permiten maximizarlo. Sea cual sea su cobertura legal y el contenido de los discursos de propaganda, esta colonización es un crimen contra la humanidad, tanto en la Argelia o en el Congo de ayer, como en el Kanaky de hoy.
Por Said Bouamama
Para saber más:
Saïd Bouamama, L’œuvre négative du colonialisme français en Kanaky ; une tentative de génocide par substitution, se puede consultar en el blog del autor https://bouamamas.wordpress.com y en castellano La obra negativa del colonialismo francés en Kanaky: un intento de genocidio por sustitución.
Institut d’Emission Outre-Mer, L’économie bleue en Nouvelle Calédonie, Un levier de croissance à actionner, Note expresse n° 185, mars 2016, se puede cosultar en la página web de IEOM: https://www.ieom.fr
Columna publicada originalmente en francés el 22 de mayo de 2024 en Investig’Action, y reproducida en castellano el 27 de mayo de 2024 en Rebelión.
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.
Nota de la traductora:
- Se trata de la llamada «Loi du dégel du corps électoral», literalmente «ley de “descongelación” del censo electoral», que estaba «congelado», fijo, desde los acuerdos de Numea de 1988. ↩︎
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