La ceguera y el deber (II)

Así presentado, este Consejo Universitario hubiese mantenido relaciones académicas con el Tercer Reich, frente al enorme prestigio de sus universidades, centros de estudio y materia gris, cuyo conocimiento mayoritariamente fue puesto al servicio de la maquinaria exterminadora nazi.

La ceguera y el deber (II)

Autor: Pablo Jofre

Dormir en las dependencias directivas, sea en una rectoría o un decanato, refleja, desde mi visión, un acto en absoluto destacable, sino más bien de una monumental simpleza, propia o bajo la influencia de los asesores, que suelen catalizar el enojo de los directivos bajo la premisa que la autoridad no puede ser pasada a llevar. “Pernoctar” ya sea en la rectoría o en una pijamada del decanato, es la expresión evidente que han sido las autoridades las que han llevado la situación a un estado de enfrentamiento entre el “bien y el mal” “la autoridad y los alumnos”, en lugar de colocarse a la vanguardia en la defensa de los derechos indiscutibles de un pueblo sometido a la más atroz operación de limpieza étnica y genocidio que conozca la humanidad en los últimos 80 años.

Lo consignado es el elemento central en el contencioso descrito y que lógicamente va sumando elementos de demandas, en la medida que el diálogo se hace nulo o infructuoso y a su vez con la presencia de mayores cortapisas y frenos a llegar a una solución. Esto, pues el señorío de la autoridad nunca quiere verse pasado a llevar. Desde el mundo exterior, mi impresión es que se ha dado una relevancia a las presiones del mundo académico ligado al sionismo, a la conducta timorata de aquellos que prefieren ver su mundo sin avatares que los saquen de su actividad bucólica y sin altibajos, como también de las propias organizaciones y la comunidad cuyo referente externo es la entidad israelí. Creo que el camino era aunar voluntades teniendo como centro el compromiso y la acción por la defensa de los derechos humanos, en este caso en forma innegable por el pueblo palestino. No hay doble lectura en ello. Un eje de dirección que hubiese elevado el prestigio de cualquier autoridad, capaz de enfrentar las presiones indebidas de la comunidad sionista chilena y de aquellos medios que actúan como meras cajas de resonancia del discurso hegemónico, que nunca es el mayoritario, sino que el más poderoso. No ver, no escuchar y no hablar de aquello que les resulta incómodo, no es parte del denominado saber.

Mi sentir es que la rectoría de la Universidad de Chile tenía la oportunidad de liderar, desde esta casa de estudios superiores junto a sus estudiantes y comunidad académica, un camino activo de solidaridad, con definiciones y muestras evidentes de defensa de los derechos humanos del pueblo palestino y adicionar en ese camino al resto de las universidades chilenas. Pero… tal vez, ese cuerpo directivo no cree en absoluto que ese sea el camino y priman las ideologías y las influencias siempre presentes, en cualquier organización de envergadura. No lo sé, son meras conjeturas, una suposición que surge a partir del hecho de que la rectora y su equipo de dirección, incluyendo al Senado Universitario, en forma mayoritaria –con escasas y honrosas excepciones- ha ignorado durante ocho meses el dolor, sufrimiento y exterminio de todo un pueblo.

Recordemos que, desde el 7 de octubre del 2023 a la fecha, el régimen israelí con el cual la Universidad de Chile mantiene vínculos académicos, institucionales con sus universidades, ha asesinado en la Franja de Gaza a 35 mil palestinos, hombres, mujeres y, entre ellos, 16 mil niños. 90 mil heridos. 10 mil palestinos bajo los escombros. La destrucción del 75% de construcciones, entre ellas viviendas, mezquitas, escuelas, hospitales y universidades; 12 de ellas bombardeadas hasta reducirlas a escombros. Tal vez sólo ese crimen “académico” tendría que haber levantado las alarmas en el seno de esta y todas las universidades del país.

Dicho lo anterior, también considero que no todo puede centrarse en los cuerpos directivos, también el mundo académico y estudiantil debe hacer un mea culpa, pues han sido más de 230 días de masacre y recién tras el levantamiento y acampe de estudiantes universitarios de centros de estudios en Estados Unidos y Europa comenzaron a armarse de voluntad para llevar adelante una tarea que llevaba mucho tiempo postergada y que sólo tenía ciertas voces dispersas en el mundo de las organizaciones sociales y desde las comunidades y movimientos palestinos en el país. Suelo mirar el vaso medio lleno y me alienta que, a pesar del tiempo transcurrido, estos estudiantes estén levantando la voz firme, generando la discusión, el aunar esfuerzos y, al mismo tiempo, sacar a la palestra a aquellos que defienden vínculos académicos, porque se supone que es parte del quehacer universitario.

Sindicato Petrox. Concepción. Charla sobre Palestina

Misma conducta de expresarse, en la necesidad de conocer, expresarse y profundizar en lo que acontece en tierras palestinas, que experimenté este jueves 30 de mayo en una conferencia a la cual fui invitado por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción, ciudad ubicada a 500 kilómetros al sur de la capital chilena. Una jornada positiva, que alienta a pensar que falta mucho por hacer en nuestras comunidades, en nuestro entorno, con una juventud deseosa de hacerse partícipe, de levantar su voz, de decir que están con el pueblo palestino y que aquellos vínculos que la Universidad de Concepción -privada tradicional con financiamiento estatal-, ha generado con el régimen israelí, su industria y centros académicos, deben cesar, como también su gobierno regional. Esa es la tarea que se han planteado y que abriga esperanzas de ampliar el abanico de apoyo a Palestina de sumar más personas.

La esperanza es que las autoridades de esa casa de estudios no cometan los errores de negarse a buscar caminos de solidaridad concretas y claras con Palestina; no buscar el camino de ideas tales como “el saber no se puede cancelar” o “romper los vínculos con centros académicos israelíes no es el camino de una universidad”. Recuerden estas autoridades que el fin el apartheid sudafricano tuvo un elemento central en ese tipo de decisiones. Hoy Palestina también necesita terminar con un régimen segregador, racista, que asesina en función de la diferencia y sus ambiciones territoriales, hegemónicas y el plan trazado entre ese mundo occidental que no quiere perder el acceso y explotación de las riquezas de esa región del mundo.

Volviendo a la Universidad de Chile, considero que la presentación de un artículo de prensa, donde se destaque el pernoctar de una autoridad universitaria como si esa casa de estudios tuviese el peligro de ser asaltada en una especie de “turbazo” y no ocupada por sus propios estudiantes, expresada en el artículo mencionado con anterioridad, me lleva a concluir que se trata de un trabajo periodístico “rasca” entendiéndolo como aquel concepto que lo define el propio diccionario como «algo de mala calidad, ordinario, vulgar.” No corresponde acampar en las oficinas de la Rectoría como tampoco en el decanato de la Facultad de Derecho, resulta una torpeza. El papel que se le pide a directivos de una universidad es estar liderando iniciativas que defienden los derechos humanos, que piden el respeto y no la deshumanización e invisibilización de todo un pueblo como es el palestino.

Al estilo de los académicos Abalo y Placencia, recuerdo el artículo 4 de la Universidad de Chile: “Los principios orientadores que guían a la Universidad en el cumplimiento de su misión, inspiran la actividad académica y fundamentan la pertenencia de sus miembros a la vida universitaria, son: la libertad de pensamiento y de expresión; el pluralismo; y la participación de sus miembros en la vida institucional, con resguardo de las jerarquías inherentes al quehacer universitario. Forman parte también de estos principios orientadores: la actitud reflexiva, dialogante y crítica en el ejercicio de las tareas intelectuales…”.

El acto de “acampar” en las oficinas de la rectoría huele a la creación de una noticia para desviar la atención sobre el verdadero asunto a tratar: la definición respecto a cuál será el camino que tendrá la universidad, desde su rectoría y el conjunto de sus autoridades centrales y de sus facultades e institutos, con relación a una entidad como la israelí, cuya máxima dirigencia política-militar es acusada de crímenes de guerra y lesa humanidad con la solitud desde le Corte Penal Internacional de detenerlos en cualquier parte del mundo donde puedan arribar. Un ente israelí que además es acusado de propiciar el hambre como arma de guerra, el hambre contra la población palestina e impulsar el genocidio de sus hombres y mujeres.

El medio periodístico nacional La Tercera, como es habitual, se sitúa en el tipo de periodismo superfluo, manipulador, que no va a la esencia, el cual sería, en este caso, el profundizar sobre la verdadera razón de este “acampe” en la Casa Central de la Universidad de Chile. Un tipo de periodismo que tiende cortinas de humo y que, desde la tergiversación y la banalidad, pretende demonizar los objetivos cargados de profunda moralidad de estudiantes, que le han mostrado a sus máximas autoridades una altura de miras y un compromiso que debería ser destacado, no minimizado. Estudiantes que han mostrado el camino a seguir por parte de una universidad en materias y áreas tan esenciales como la defensa irrestricta de los derechos humanos.

Palestina no es la excepción

Profesora Paz Milet. Directora del IEI, Dorotea López Giral, y embajadora de Marruecos, Kenza El Ghali.

Me interrogo por esa inquietud respecto a cuál será el camino que seguir con relación a Palestina y me permito sólo una mención con relación a otro régimen ocupante y colonizador de un pueblo y con el cual se mantienen vínculos académicos, institucionales, incluso se ha determinado concretar una cátedra en el Instituto de Estudios Internacionales (IEI) de la misma Universidad de Chile. Me refiero a la monarquía marroquí y su papel en el expolio, usurpación, colonización y exterminio de la población saharaui desde el año 1975 a la fecha. Según nos informa la propia página del IEI, se ha puesto en marcha la denominada Cátedra del Reino de Marruecos. La presentación oficial de esta nueva cátedra contó con la participación de la embajadora Kenza El Ghali; la directora del Instituto de Estudios Internacionales, profesora Dorotea López, y la coordinadora a cargo de la cátedra, profesora Paz Milet. Durante sus palabras de bienvenida, la directora del IEI destacó la estrecha relación que la Universidad, y, especialmente, el Instituto, han desarrollado en los últimos años, sobre todo por el esfuerzo y compromiso que la Embajadora ha desarrollado con la academia. Por su parte, la profesora Milet explicó que la cátedra es el resultado de un proyecto que lleva siete años de trabajo conjunto, en que se han desarrollado una serie de actividades. “Para darle continuidad a esta alianza, estamos organizando un ciclo de conferencias que esperamos iniciar durante los próximos meses”. En la “conferencia magistral” y con toda lógica desde el ocupante, no hubo referencia alguna al pueblo saharaui (1) y más bien se centraron en aquellos temas políticamente correctos y que no podrían generar críticas de aquellos grupos y movimientos a cuyos temas centrales se hizo referencia.

Vergonzoso

Como corolario de mi mirada respecto a lo que he comentado sobre el actuar del máximo cuerpo directivo de la Universidad de Chile, traigo a colación lo que su Consejo Universitario declaró, mediante una carta pública, dando cuenta de su posición favorable a seguir manteniendo relaciones institucionales con las universidades sionistas.

El Consejo Universitario de la Universidad de Chile está tremendamente equivocado y actúa en forma vergonzosa al sostener: “cualquiera sea la situación que enfrente un Estado, por muy severa y compleja que sea, no se debiera condicionar la colaboración académica con sus universidades». ¿Severa y compleja? Así presentado, este Consejo Universitario hubiese mantenido relaciones académicas con el Tercer Reich frente al enorme prestigio de sus universidades, centros de estudio y materia gris, cuyo conocimiento mayoritariamente fue puesto al servicio de la maquinaria exterminadora nazi. A algunos los ciega el prestigio y alto vuelo de aquellos centros a los cuales aspiran tener como socios, tal vez conseguir un intercambio, una pasantía, que leve los puntajes internos y les permitan seguir siendo esos anarquistas institucionales, inamovibles, anquilosados y renuentes a los movimientos telúricos sociales. Supongo que este Consejo sabe lo que pasa en Palestina y podrá dar un paso más allá del estudio académico, de la teoría a la práctica social, tal vez si recurren al viejo rey y poeta Gonzalo Rojas podría servir de estímulo a aquellos de Victrola Vieja.

“Dele con los estratos y la estructura

cuando el mar se demuestra, pero nadando.

Siempre vendrán de vuelta sin haber ido

nunca a ninguna parte los doctorados.

Y eso que vuelan gratis: tanto prestigio

tanto arrogante junto, tanto congreso.

Revistas y revistas y majestades

cuando los eruditos ponen un huevo.

Ponen un huevo hueco tan husserlino,

tan sibilinamente heideggeriano…”

que, exhaustivos y todo, los hermeneutas

dejan el laberinto más enredado…»

Junto a las palabras de Gonzalo Rojas, la muestra de algunos datos permitirá ilustrar al honorable Consejo Universitario, que parece ser ignorante en el tema, para no afirmar, en forma impropia, que en verdad se trata de no querer ver, oír ni hablar.

Estadísticas del genocidio israelí en Gaza a los 230 días (no contemplo en estas cifras el medio millar de asesinados en Cisjordania ni los ataques permanentes a Jenin, Nablus, Ramallah, Al Jalil, Ariha, entre otras ciudades y localidades cisjordanas).

  • 191 masacres cometidas por el ejército de ocupación israelí.
  • 800 mártires y desaparecido palestinos. 15.239 de ellos niños (31 muertos por hambre). 14.093 mujeres fallecidas en los ataques en las diversas ciudades de Gaza.
  • El 71% de las víctimas son niños y mujeres.
  • 493 mártires de los equipos médicos y 69 de la defensa civil.
  • 147 periodistas asesinados
  • 7 fosas comunes dentro de los hospitales, con 520 mártires recuperados de las mismas.
  • 90.000 heridos, sólo en la Franja de Gaza.
  • 17.000 niños que viven sin sus padres o sin uno de ellos.
  • 11.000 heridos que necesitan recibir tratamiento quirúrgico.
  • 10.000 pacientes con cáncer con falta de continuidad en sus tratamientos.
  • 60.000 mujeres embarazadas en riesgo por falta de atención
  • 350.000 pacientes crónicos en riesgo por falta de medicamentos.
  • 5.000 detenidos en la Franja de Gaza.
  • 310 casos de detención de personal sanitario.
  • 2 millones de desplazados en la Franja de Gaza de un total de 2,3 millones de habitantes de ese enclave.
  • 189 sedes gubernamentales destruidas por la ocupación.
  • 108 escuelas y universidades completamente destruidas.
  • 313 escuelas y dentro de ese número universidades parcialmente destruidas.
  • 604 mezquitas completamente destruidas.
  • 3 iglesias cristianas atacadas y destruidas por la ocupación.
  • 87.000 viviendas completamente destruidas.
  • 297.000 viviendas parcialmente destruidas.
  • 77.000 toneladas de explosivos arrojados por la ocupación en la Franja de Gaza, cuatro veces el poder destructor de la bomba lanzada sobre Hiroshima
  • 12 hospitales fuera de servicio por la ocupación.
  • 55 centros de salud puestos fuera de servicio.
  • 160 instituciones de salud atacadas
  • 130 ambulancias destruidas en ataques del ejército sionista.
  • 206 sitios arqueológicos y patrimoniales destruidos.
  • 33 mil millones de dólares en pérdidas directas iniciales debido a la guerra de genocidio en la Franja de Gaza.

«¿Una situación severa y compleja?” ¿Esta es una opinión digna, proveniente de lo que se supone es parte de la materia gris de la Universidad de Chile, el motor de sus decisiones? Los llamo como ciudadanos a reflexionar más allá de sus medallas, títulos y ese mundo académico que suele estar tan alejado de la realidad, sumergidos mayoritariamente en sus letras, sus libros, sus relaciones universitarias, sus pasantías -incluyendo al ente sionista que ocupa Palestina-, la realidad es mucho más que su visión propia de los seguidores de la teoría del buenismo. Los Invito a leer estas ideas del porqué hay que imponer el fin de las relaciones con el sionismo, expresadas por el Movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que afirma: “Las universidades israelíes son cómplices importantes, intencionales y persistentes del régimen israelí de ocupación, colonialismo de asentamiento y apartheid«.

Universidades israelíes que están involucradas en el desarrollo de sistemas de armamento y doctrinas militares desplegadas en los crímenes de guerra cometidos por Israel en el Líbano y Gaza; en justificar la colonización constante de las tierras palestinas; en racionalizar la limpieza étnica gradual de la población palestina indígena; en proporcionar una justificación moral para los asesinatos extrajudiciales; en discriminar sistemáticamente a las y los estudiantes “no judíos”; y en otras violaciones implícitas y explícitas de los derechos humanos y del Derecho Internacional. Para poner fin a esta complicidad en las violaciones del Derecho Internacional por parte de Israel, la sociedad civil palestina ha pedido un boicot académico a las instituciones académicas israelíes cómplices. Porque se niegan a normalizar la opresión, muchas asociaciones académicas, gobiernos y gremios estudiantiles, así como miles de académicos/as de todo el mundo, apoyan el boicot académico a Israel” (2).

Por ello, sumarse a esta idea noble, humana, tal como se hizo contra el régimen de apartheid sudafricano, donde una minoría blanca oprimió por décadas a la mayoría de la población nativa sudafricana, ejerciendo una política de ocupación, colonización, segregación y exterminio, que sólo llegó a su fin cuando la denominada comunidad internacional, más la lucha armada del Congreso Nacional Africano, la desobediencia civil, el apoyo internacional a través de medidas de presión contra la entidad racista Sudáfrica, cancelando todo tipo de vínculos académicos, deportivos, culturales y económicos. Unido al apoyo internacionalista de las tropas cubanas, que, desde la defensa de Angola y la lucha sostenida contra las tropas sudafricanas que desestabilizaban Angola y Namibia, a las cuales derrotaron, y con ello se comenzó a desmoronar esa entidad guiada por una ideología supremacista. También en esa época se hablaba de evitar la política de cancelación; también en esa época autoridades universitarias llamaban a evitar suspender los vínculos académicos con el opresor e incluso, como lo hace hoy el Consejo Superior de la Universidad de Chile, “…cualquiera sea la situación que enfrente un Estado, por muy compleja y severa que sea, no se debiera condicionar la colaboración académica con sus universidades”.

Craso error, inaceptable argumento cuando estamos hablando de miles y miles de seres humanos sufriendo el exterminio a manos de un régimen que desprecia a los palestinos, considerándolos subhumanos, bestias, ratas. Un ente que convoca a su ejército, sus colonos paramilitares y en general a su sociedad, a matar a todo palestino mayor de cuatro años por ser “todos terroristas”, que llama a la expulsión de su tierra, que convoca a sus dioses para bendecir el crimen, que apela a su autodenominada idea de pueblo elegido para inundar de sangre la tierra palestina. Eso es lo que hace Israel y tal situación debe, obligadamente, detener cualquier relación con los centros que nutren de académicos, investigadores, de profesionales a la maquinaria de exterminio de la entidad nacionalsionista israelí. No es posible avalar el crimen, por más que parezca alejado “del espíritu universitario”, un exterminio llevado a cabo por quienes podrán aparentar avances, centros de estudios de excelencia, desarrollo tecnológico, sistemas avanzados en tecnología acuífera, armas, pero todo ello a costa de la sangre, los huesos, la tierra y el futuro del pueblo palestino.

Por Pablo Jofré Leal

Periodista. Analista internacional

NOTAS

  1. https://iei.uchile.cl/noticias/209776/iei-inaugura-catedra-del-reino-de-marruecos ↩︎
  2. https://bdsmovement.net/es/boicot-acad%C3%A9mico ↩︎

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Universidad de Chile: Entre la ceguera y el poder (I)


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