En el discurso del 21 de Mayo de 2010, el presidente Sebastián Piñera anunció como medida para «combatir» la pobreza entregar un sueldo ético familiar de $250.000 como suplemento a lo que la familia reciba como ingreso. Se agrega también, de acuerdo a lo que se indica en la página del gobierno: «Porque no queremos transformar a los más pobres en sujetos pasivos y dependientes del Estado, el otorgamiento del Ingreso Ético Familiar estará condicionado al cumplimiento de requisitos básicos, como que los niños tengan sus exámenes y controles de salud al día y que asistan regularmente a la escuela o que quienes tengan edad para trabajar estén trabajando, capacitándose o buscando trabajo.»
Por otro lado, durante varios días en los medios de comunicación se estuvo llamando a los usuarios de Tarjetas de Crédito para que activaran su «Pin Pass», que permite agilizar las compras comerciales ya que reemplaza la modalidad de autenticación que consiste en la solicitud del carnet de identidad y posterior firma del comprobante al realizar la compra, por el ingreso de una clave secreta de cuatro dígitos. Para los que utilizan las Tarjetas de Crédito en los cajeros automáticos esta situación es casi indiferente, pues la utilización en los cajeros requiere de una clave de cuatro dígitos.
Ahora, aunque parezca obvio que estos dos «anuncios» tienen un mercado objetivo diferente, las consecuencias pudieran tener alguna estrecha relación. En términos clásicos podría decirse que el primer anuncio se enfoca en la clase pobre y el segundo en la clase media, por catalogar a un grupo de personas y familas cuyos ingresos y posibilidades de acceso a oportunidades o consumo de bienes difieren.
EL SUELDO MÍNIMO Y EL SUELDO ÉTICO FAMILIAR
De acuerdo a la Ley N° 20.359, a partir del 1 de julio del 2009 el sueldo mínimo subió de $159.000 a $165.000. Esto es lo que siempre se anuncia típicamente. De acuerdo a lo anunciado, se podrían agregar $250.000 más a parte del ingreso mínimo. El «se podrían» no se indicó con claridad, ya que el anuncio además indica: «Esta iniciativa va a requerir una completa revisión y perfeccionamiento de la Ficha de Protección Social, de manera de no castigar a aquellas familias que se esfuerzan y progresan». Esto me imagino que quiere decir que es posible que aquellas familias que se esfuerzan y progresan tengan un ingreso tal, que queden excluidos de los $250.000 adicionales, pero el gobierno tratará de no perjudicar a estos casos. Eso va a estar interesante, porque definir un límite de ingreso eventualmente dejará a un porcentaje de familias fuera de la asignación. Por ejemplo, supongamos que el límite sean los $165.000. Si en una familia sólo puede trabajar uno y esto significa que recibe $165.000, con el sueldo ético familiar obtendrá finalmente $415.000, pero una familia que recibe $170.000 no podrá recibir $415.000 porque queda fuera del límite de ingreso para el beneficio. Si se aumenta el límite, siempre se generará una brecha entre los que reciben el beneficio y los que no. Esto puede impulsar, si esto llega a ser a sí y se tiene conciencia de ello, a que las personas prefieran el salario mínimo (si este fuera el límite de ingreso) siempre y cuando su sueldo fuera inferior a $415.000, en términos laborales, para las empresas esto es beneficioso porque tendrían mercado laboral dispuesto a contratarse por el sueldo mínimo y delegar en el estado la asignación del suplemento. Pero el estado paga beneficios de acuerdo a las platas que adquiere ya sea por impuestos u otros mecanismos, y gran parte de los impuestos recaudados los pagan las propias personas, reciban o no el beneficio. Es decir, los propios beneficiados en parte estarán pagando su propio sueldo. Como ejemplo, supongamos que mensualmente a mí me pagan 100 lucas, de los cuales ahorro 20 lucas, y cuando llega fin de mes me pago a mí mismo esas 20 lucas ahorradas. Si cuento los montos como ingresos, podría decir que en total, en el mes recibí 120 lucas. Si lo vemos así, tomando conciencia del pago a mí mismo, parece «raro», pero lo que ocurre es que generalmente no tenemos conciencia de los impuestos que pagamos. ¿Cuántas personas del total de chilenos (porcentaje) exige una boleta cuando va a comprar algo? Exigir la boleta significa que estoy «asegurando» que el 19% de lo que estoy pagando irá al estado y no al bolsillo del que me está vendiendo. Esto significa, que si un comerciante quiere ganar $100 vendiendo algo, ese comerciante lo debe vender a $123, ya que el 19% de $123 son $23 que van al estado. Esos $23 salen de nuestro bolsillo, del sueldo que nos pagan mensualmente, entonces, si es el estado el que me pagará $250.000 como sueldo ético familiar, hay $23 de esos $250.000 que salieron de mi propio bolsillo, es entonces como que a fin de mes me estoy pagando a mí mismo $23. Salvo que, el mecanismo para obtener esos $250.000 sea a través de otros impuestos que no afecten a los beneficiados, pero lo más probable es que a quienes le saquen esos $23 estén más informados y den una pelea más dura, que los que obtienen el sueldo mínimo, cuya posible pelea sea fácilmente mitigada con el uso del famoso «huanaco».
Todo lo anterior sólo es un asunto matemático, relacionado con la conciencia que tenemos de lo que pagamos, consumimos o percibimos. Pero hay otro asunto, que tiene que ver con el considerar algo como «mínimo». Imagino que llamar «sueldo mínimo» a ese ingreso de $165.000 significa que un trabajador no debiera recibir menos que eso, es decir, que puede recibir más que $165.000, cosa que parece obvia, pero en la realidad desigual de Chile, lo mínimo puede significar «máximo», depende de dónde se está parado. Si yo apenas puedo vivir con $165.000, parece obvio que entonces debiera buscarme una pega donde ganara más, pero si llego a ganar $165.000 es porque mis capacidades laborales no son las suficientes como para aspirar a algo más, o por lo menos quienes crean empleo así lo estiman. Luego, esos $165.000 es lo máximo a lo que puedo aspirar, por lo tanto, mi sueldo mínimo es en realidad mi sueldo máximo. En cambio, si mi responsabilidad es pagar sueldos, y mi negocio tiene que ver con el maximizar las utilidades y minimizar los costos, tener que pagar $165.000 es una imposición legislativa que afecta mis costos. Por lo tanto, la exigencia que se le hace a una empresa representa la cota inferior o mínima que debe acatar, por ley. Así, mientras unos luchan por aumentar la cota, otros lucharán por disminuirla. Pero en esa pelea se pierde de vista la siguiente situación.
Cuando uno estima un ingreso mensual como mínimo, imagino que se asume que con dicho ingreso una persona o familia puede sustentar su vida en forma mensual, de acuerdo a cómo funciona la vida económica hoy en día. Es decir, que si una familia gasta mensualmente $165.000 para alimentarse, transportarse, vestirse y no sé qué más, pero mensualmente, entonces con esos $165.000 bastarían. Sin embargo, lo que indirectamente se está asumiendo es que el costo, de cada una de las cosas en las que uno gasta, no varía en el tiempo y duran exactamente un mes. Imagino que no se piensa, por ejemplo, que una familia pueda comprarse un par de zapatillas en forma mensual, así que lo más probable es que se descarte el gasto en zapatillas del ingreso mensual. Tampoco se debe estar considerando comprar un refrigerador mensualmente. Pero, entonces, ¿qué pasa cuando ese par de zapatillas que se compró ya no sirven? o ¿qué pasa cuando se me echó a perder el refrigerador? Hoy en día ya no podemos hablar de zapatillas o refrigeradores que duran para siempre. Es más, sería mal negocio hacer cosas que duren mucho tiempo, se dejarían de vender cosas. Las cosas deben durar poco, para que los clientes vuelvan a comprar. Así, nuestro ingreso mensual mínimo queda corto cada cierto tiempo, porque no nos alcanza para «reponer» lo que inevitablemente será inservible. ¿Qué hace entonces una familia que cada cierto tiempo no tiene para gastar lo que el sueldo mínimo no consideró? Se endeuda. ¿Considera el sueldo mínimo la eventualidad de endeudamiento? Lo dudo. Entonces el sueldo mínimo (o máximo) se vuelve, cada cierto tiempo, más mínimo. Y como el sueldo mínimo lo hacen aumentar, los que ganan eso logran acceder a las casas comerciales y bancos por préstamos o, incluso, logran obtener la tan preciada Tarjeta de Crédito con o sin Pin Pass.
LA CLASE PIN PASS
En el siguiente segmento social, de aquellos que viven con ingresos mensuales superiores al sueldo mínimo (o máximo), logran sacar cuenta corriente en el banco que puede incluir una Tarjeta de Crédito, que más que una cosita rectangular de plástico que nos sirve para comprar, implica que existe un monto de dinero, que no es nuestro, sino que prestado y que una vez que lo usamos tenemos que devolverlo con algo adicional llamado «interés». Pues bien, cuando usamos (o usábamos) esa tarjetita para comprar algo, existe (o existía) un mecanismo que consiste en que quien usa la tarjeta debe identificarse como dueño de la tarjeta. ¿Por qué?, imagino que a alguien se le ocurrió que debía quedar explícita la responsabilidad de la decisión que toma una persona de usar dinero prestado, indicando que tiene conciencia que devolverá ese dinero más el interés. ¿Y qué pasa si alguien me roba la tarjeta? No hay problemas, porque si ese alguien usaba mi tarjeta, le pedirían su identificación y al no ser el dueño no le venderían. En la realidad, como a algunos comerciantes sólo les interesó vender, se saltaron este mecanismo y hubo compras hechas por personas no dueñas de las tarjetas. ¿Qué pasó?, que cuando el comerciante no pudo demostrar que fue el dueño el que compró, el monto prestado que se ocupó en la compra (y el interés) lo tuvo que pagar el comerciante o el banco.
Pero ahora hay Pin Pass. No hay identificación de por medio. Sólo hay una verificación de identidad, que es cuando una persona activa su Pin Pass, después de este evento la seguridad de la venta es de exclusiva responsabilidad del poseedor de la tarjeta y clave Pin Pass. No he leído la ley que habilita esta modalidad, pero mi sentido común me indica que efectivamente, el que otro conozca mi clave Pin Pass es mi responsabilidad, por lo menos, en lo que son asuntos de claves secretas hay indicaciones claras que dicen cosas como: «Cuide su clave», «No anote su clave», «Asegúrese de que nadie lo esté mirando cuando digite su clave», etc. Si mi sentido común está en lo cierto, esto significa que si otra persona, que no sea yo, adquiere mi tarjeta y clave Pin Pass, puede acercarse a algún comercio y comprar sin problemas. Y como la Tarjeta es una tarjeta de crédito que usa dinero prestado, significa que alguien puede endeudarme sin mi consentimiento. Y la devolución, más el interés, la tendré que pagar yo. ¿Le preguntaron a los usuarios de Tarjeta de Crédito si estaban de acuerdo con esta nueva modalidad?. Lo dudo. ¿Se pueden oponer? Lo dudo.
La solución entonces, parece simple, no use la Tarjeta de Crédito. Pero esto no es tan simple, porque justamente quienes están en la parte inferior (en términos de ingresos) de la clase Pin Pass son personas que, creo, es altamente probable que usen sistema de crédito y son buenos pagadores. Es decir, que la Tarjeta de Crédito la usarán igual, por último considérese la situación de que impulsar un cambio en la modalidad de compra no es una idea al azar, debe haber sido algo estudiado que involucra la cantidad de transacciones que se realizan utilizando Tarjetas de Crédito, y quitar un procedimiento indicando que esto agilizará la compra, significa que se está apostando por el aumento en la utilización de este medio. Y siguiendo con esa línea de análisis, si todas esas personas fueran malas pagadoras, significa que el riesgo de prestar plata y no ser recuperada es muy alto. ¿Se arriesgaría el sistema bancario a esto? Depende.
¿De qué depende?, de si el sistema bancario está pensando colapsar el sistema de crédito para provocar una crisis, cosa que creo factible. Las crisis son herramientas utilizadas para subyugar naciones (Grecia es un ejemplo más actual), pero ese es otro tema. Por ahora asumo que no es esa la razón, sino que el sistema bancario apuesta a que esto sea un buen negocio.
Así pues, mientras algunos, esperanzados porque su ingreso mensual aumentará , podrán ser parte de la elite de usuarios de Tarjetas de Crédito, desinformados e inconcientes, otros quedan en la vulnerabilidad de tener que pagar dineros que no solicitaron. Generando una posible mezcla de familias y personas con diferentes ingresos, que por un lado dificultará determinar a quién entregar el sueldo ético familiar y por otro, que esta entrega sea útil y ayude a las familias, que no pueden aspirar a algo mejor porque la educación y oportunidades ya no las tuvieron. No se pueden esforzar o progresar más.
¿Y quién se beneficia con todo esto? Todas aquellas personas (que al parecer no son tantas considerando a los más de seis mil millones de personas en el mundo) que necesitan mano de obra barata y necesitada, para servirles o adorarles. Parece algo casi poético, mitológico o discurso izquierdista mirado en menos, pero así como somos capaces de contratar «nanas» que hagan la pega que no queremos hacer o para la cual creemos no tener tiempo para hacerla, entonces deben haber personas educadas para que crean que tienen una posición en el mundo tan privilegiada y meritoria como para tener el control del destino, desde el cómo se nace hasta cómo se muere, del resto de la población mundial (no olvidemos que ahora somos un mundo globalizado). El qué del asunto, que es el feudalismo y la esclavitud, nunca desapareció, sólo cambió el cómo.