La curiosa historia de unos niños de dos y de cuatro años que viajaron en el Titanic

Fueron los únicos niños que tras ser rescatados de los botes se encontraban solos, sin un tutor. El padre de los niños había utilizado un nombre falso para abordar el barco, también les dio un pseudónimo a sus hijos para que nadie supiera que estaba cometiendo un secuestro.

La curiosa historia de unos niños de dos y de cuatro años que viajaron en el Titanic

Autor: Lucio V. Pinedo

 

Titanic

Esta es la historia de Louis y Lola, o al menos así les llamaron los rescatistas de los botes del Titanic, porque apenas podían hablar. Respondían a todo oui.

Fueron hallados solos, sin un tutor luego de la tragedia en la que murieron más de 1500 personas en las gélidas aguas del Atlántico, tras el hundimiento del transatlántico. Los hermanitos, en realidad varones ambos, uno de dos y otro de cuatro años, eran hijos de Marcella Caretto. El padre, Michel Narvatil, se los pensaba llevar a escondidas de la madre a los Estados Unidos, para comenzar una nueva vida juntos.

Así, Michel y Edmond (verdaderos nombres de los menores) se encontraron solos al abordar el RMS Carpathia, barco que rescató a los sobrevivientes del naufragio el 15 de abril de 1912.

El padre de los niños había utilizado un nombre falso para abordar el barco (Louis B. Hoffman), también les dio un pseudónimo a sus hijos para que nadie supiera que estaba cometiendo un secuestro. Los llamó Lolo y Momon.

Una vez en Nueva York, los huérfanos del Titanic se fueron a vivir con una de las supervivientes, Margaret Hays; con ella estuvieron durante un mes hasta que se reencontraron con su madre que llegó de Francia.

Marcella miró una fotografía de los niños en un periódico, los reconoció y se puso en contacto con las autoridades de los Estados Unidos para que se los regresaran. Tuvo que dar señas específicas de los menores y contestar a preguntas que solo ellos contestarían para probar que eran sus hijitos.

Finalmente, se reencontró con ellos y se los llevó a Francia. Edmond murió a los 43 años, cuando servía a las fuerzas armadas de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Michel murió a los 92 años, en 2001. Se había convertido en profesor de Filosofía, tenía un doctorado y fue el último superviviente del barco y el más longevo.


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