La lucha de ecologistas argentinos por una Ley de Humedales

Argentina vivió en 2020 su peor año registrado en cantidad, extensión, peligrosidad e imposibilidad de controlar el avance de incendios forestales

La lucha de ecologistas argentinos por una Ley de Humedales

Autor: Sofia Belandria

Organizaciones ambientalistas buscan desde 2013 una ley de protección de humedales. Un proyecto unificado, que integra 15 propuestas presentadas en 2020, exige que se cumplan presupuestos para evitar la destrucción de estos ecosistemas que representan 21% del territorio, de los que se perdieron 350.000 hectáreas por los incendios del año pasado.

Los incendios no paran en el oasis de islas del delta del río Paraná, en el sector de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, en la zona centro-este de Argentina. Brigadistas, helicópteros y aviones tratan de controlar el fuego que, otro año más, arrasa con todo: en los últimos días se perdieron 10.000 hectáreas de humedales.

Argentina vivió en 2020 su peor año registrado en cantidad, extensión, peligrosidad e imposibilidad de controlar el avance de las llamas en simultáneo en varias zonas del país, provocadas intencionalmente casi en su totalidad, en pos de la extensión de la frontera agropecuaria y de la especulación inmobiliaria, por las que se quemaron medio millón de hectáreas.

El proyecto unificado de Ley de Humedales —armado a partir de 15 propuestas presentadas el año pasado ante la destrucción de estos importantes ecosistemas y la falta de medidas estatales— peligra ante la posibilidad de perder estado parlamentario en el Congreso nacional a fines de 2021.

«Desde 2013 se viene pidiendo una regulación, una ley de presupuestos mínimos que legisle sobre el 21% del territorio de Argentina, que es zona de humedales, fundamentales para la vida, para la subsistencia: son los riñones del planeta», dijo a Sputnik Macarena Romero Acuña, integrante de la Multisectorial Humedales, impulsora del proyecto de ley.

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Romero Acuña, antropóloga del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), principal órgano académico de Argentina, comentó que particularmente en los humedales, que ocupan 600.000 km2 del país, se viene dando un proceso de pampeanización, es decir, de deforestación intensiva con objeto de utilizar el espacio de las islas para ganadería, con el fin de liberar zonas verdes para el cultivo de soja.

Uno de los humedales más grandes del país es el que crece a la vera del curso del río Paraná, el segundo más extenso de Sudamérica después del Amazonas, que se origina en Brasil, cruza Paraguay y distintas provincias argentinas.

El Paraná ingresa a Argentina por las provincias de Misiones, Corrientes y Chaco (noreste), donde el clima es tropical y el ecosistema es selvático, pero al bajar hacia las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, que este curso divide una de otra, comienza la zona alta del delta y sus humedales, que continúa en la provincia de Buenos Aires.

Desemboca en el río de la Plata formando uno de los estuarios en forma de triángulo más grandes del mundo en un territorio de 14.000 km2 de islas y más de 300 ríos y canales interconectados.

Pampeanización y urbanización

«La quema de pastizales se intensificó en los últimos años a través del mercado inmobiliario, que empezó a construir casas de fin de semana, barrios privados, emprendimientos que van modificando de manera artificial y urbana zonas que históricamente quizás eran pobladas por comunidades pero que respetaban o convivían con la dinámica que tiene el humedal: constante o intermitente inundabilidad», explicó.

Este fenómeno de deforestación, quema y urbanización de los humedales es el que genera por un lado las históricas bajas del nivel del río, producto del cambio del uso del suelo desde Brasil a Argentina, así como las peligrosas inundaciones en áreas pobladas, que fueron récord a nivel mundial en 2019, debido a que se pierde la capacidad de absorción de las tierras al pavimentar y entubar los cauces fluviales.

«Los humedales absorben el carbono que se libera a la atmósfera, que con los gases de efecto invernadero son los generadores del calentamiento global. El otro día se inundó por primera vez en la historia la Basílica de Luján por una obra construida en el humedal de la zona. Son fundamentales para mitigar inundaciones y las sequías porque son una esponja que chupa agua cuando hay de más y la larga cuando falta», dijo a Sputnik Juan Camelia, también integrante de la Multisectorial Humedales.

Camelia destacó la importancia del servicio ecosistémico de los humedales en el consumo de agua dulce que toman 20 millones de argentinos y 70 millones de latinoamericanos, al incluir Brasil, Paraguay y Uruguay.

También provoca la invasión de carpinchos, especie autóctona de roedores gigantes, que vivió recientemente la ciudad amurallada de Nordelta, gigantesco complejo de barrios privados y torres de lujo construidos sobre los humedales del delta del Paraná en la zona norte del conurbano de Buenos Aires.

«En el humedal se reproducen muchísimas especies, no solamente locales sino también migrantes. Eso tiene una cantidad gigantesca de efectos en las cadenas tróficas, es decir, en cómo un animal se alimenta de otro. Esto es también lo que genera un impacto en el equilibrio ecosistémico», señaló el activista y comunicador social.

Destrabar y aprobar la ley

En el 2008, a partir de incendios que afectaron 200.000 hectáreas sobre el río,​ se creó el Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná (PIECAS), un acuerdo jurisdiccional entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, que fue criticado por su capacidad de acción limitada.

Desde 2012, la Fundación Humedales solicitó la aprobación de una ley de presupuestos mínimos. El primer proyecto de ley para la protección de los humedales fue presentado en abril de 2013. El Senado le dio media sanción, pero perdió estado parlamentario en 2015 sin haber sido tratado por la Cámara de Diputados. Ocho veces hubo intentos sin éxito entre 2015 y 2018.

El 1 de agosto de 2020, 10.000 personas cortaron el puente Rosario-Victoria, que cruza el Paraná para conectar las ciudades ubicadas en Santa Fe y Entre Ríos, respectivamente, se manifestaron contra los incendios en el delta en reclamo de la aprobación de la Ley de Humedales.Se presentaron 15 proyectos y se unificó en uno solo, que aguarda la luz verde de las comisiones de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano; de Agricultura y Ganadería; de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios; de Legislación Penal; y de Presupuesto y Hacienda.

El proyecto de ley tiene cuatro puntos fundamentales:

  • Inventario Nacional de Humedales, para generar información sobre su ubicación en cada provincia y el ordenamiento territorial.
  • Fondo Nacional de Humedales, para financiar actividades relacionadas con la gestión, conservación y protección. Las asignaciones no podrán ser inferiores a 0,3% del presupuesto nacional.
  • Programa Nacional de Conservación de Humedales, encargado de la elaboración e implementación de las actividades destinadas a protección y conservación.
  • Consejo Consultivo de Humedales, donde se intercambiarán ideas, propuestas y experiencias, y donde se producirá un monitoreo y evaluación de la situación y los resultados.

Romero Acuña enfatizó que la ley no se ha viabilizado porque hay lobbies extremadamente fuertes contra los que se está luchando: el sojero y el inmobiliario, y que hay entenderlo en un contexto más amplio, que supone el ingreso de divisas al país en un momento de crisis económica agravada por el COVID-19.

«Hay una posición que algunos llaman mal desarrollo, que forma parte de la lógica capital en la que estamos insertos. Hay una disputa: ¿qué se va a priorizar, la vida o seguir respondiendo a intereses particulares?», preguntó.

Cortesía de Francisco Lucotti Sputnik

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