“Nuestro corazón quedó recargado para continuar la lucha que nos queda, esos pocos días que son los pocos pasos hacia la justicia y sociedad de derechos que alcanzaremos con una sola palabra: Apruebo”.
Por Sebastián Montoya
Cuando menos lo esperábamos las niñas y niños se tomaron el escenario.
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El domingo 28 de Agosto realizamos el Apruebazo Chilwe, que unió músicos y poetas de todo el archipiélago y sus islas. Quisimos que sea Chilwe, recuperando la lengua de nuestro pueblo originario. El sol resplandecía en la plaza de Castro, un sol que no habíamos visto desde el otoño. Vaticinaba el hermoso encuentro de nuestra gente.
Llegamos con mi compañera y saludamos a los amigos con que organizamos todo. Una hora antes había desmontado un show del Rechazo, y las vibraciones bajan aún se percibían. El sol nos ayudaba a purificar; el resto nos tocaba a nosotros. Comenzamos instalando los stands informativos y equipos de amplificación. De las cuatro esquinas se acercaban banderas diversas: mapuche, williche, chilenas, LGBT, movimientos y causas sociales, Apruebo de todos los colores, y se convirtieron en un mar de diversidad y esperanza.
Unas bocinas repetitivas nos alertaron y gritamos de alegría al ver llegar la caravana de la asamblea de Quinchao y Dalcahue, uniéndose a este mar. Pronto llegaron Quemchi, Chonchi y Quellón como olas de compañerismo. Los paraguas del Apruebo, uno por cada letra, se pusieron delante del mar de gente y bajo la concha acústica que sería el escenario. Un misterioso lienzo blanco reposaba en la plaza y un hada de traje verde llamaba a los niños a acercarse.
“Chile crece, Chile avanza” comenzó a sonar en los parlantes y los animadores de Quinchao dieron el vamos al inicio del Apruebazo Chilwe. Primero se subió al escenario la papai Sonia Catepillan, maestra ceremonial mapuche-williche, quien con su kultrun y su voz invocó a los ancestros para limpiar el espacio de las bajas vibraciones del show de Rechazo. Junto a ella una intérprete de lengua de señas, Paula Urra, traducía todas las frases para las personas con hipoacusia y sus derivados (la constitución los reconocerá como siempre los hemos querido).
Después de la papai tocó Mil-caos, banda de rock-folk, seguida de la poesía insurgente de Maribel Lacave, y esta vez poesía con lengua de señas. Luego los acordes de Mati Nail rememoraron la guitarra de nuestro Víctor Jara. Y vino entonces la música infantil con Pauly Pérez, quien también representó a las diversidades sexuales. En ese momento un grupo de niñas y niños se acercaron al escenario sosteniendo un enorme lienzo desbordante de dibujos de ríos, lagos, arcoíris, corazones, manitos de todos los colores y muchas veces escrita la palabra Apruebo. Al terminar la música los niños mostraron al público su maravillosa creación; era el lienzo en blanco en que niñas y niños expresaron el país que soñaban, y el hada de traje verde era Majo Cornejo, el hada de los derechos de niñas y niños quien habló de la importancia de permitirles a los pequeños a expresarse libremente para ser adultos felices. Los animadores le hicieron caso y les dieron el micrófono a niñas y niños, quienes contaron a la gente con mucha seguridad los derechos que plasmaron para el futuro.
Para ellas y ellos será este triunfo.
Al bajar el lienzo del país soñado vino el turno de los peñi Hugo Antipani y Cheum, quienes arengaron la tarde en mapudungun, el habla de la tierra, y guitarrearon el newen de sus corazones quelloninos que alegraron a los ancestros siempre presentes. Mientras tanto en el stand informativo Marcela Díaz y Lautaro Alfaro explicaban a la gente que pasaba el porqué de tanta felicidad y música, entregando propuestas y guías constitucionales, explicando los derechos que se garantizarán con la victoria. Y al terminar los peñi, unas mujeres irrumpieron el escenario con un gigantesco lienzo azul en forma de gota. Había llegado la Asamblea de Mujeres Insulares por el Agua, y la poderosa voz de la Lonko Clementina habló del reconocimiento en la Nueva Constitución de la naturaleza como sujeto de derechos; la defensa del Mawida Piuchen, de humedales, pomponales y turberas.
A esa hora el sol ya se ocultaba y el frío del sur del planeta cubría la plaza. Y qué mejor entonces que el chamamé de Recta Provincia que nos hizo bailar al ritmo de “El Estado regional es poder y libertad”, canción que predice nuestra próxima Región de las Islas. Aprovecharon de subir algunos amigos suyos a recrear la tarde, entre quienes se contó Adriana Ampuero, nuestra exconstituyente. Y finalmente el Apruebazo fue coronado por un impresionante show de transformismo (De Luwy La Pincoya y sus mil plumas rosadas), y nos divertimos con canciones y concursos en que interactuó todo el público. Esta vez los premios fueron tres plantas donadas por viveros chilotes, simbolizando el nuevo mundo que vendrá.
A las 19:00 terminó, y la oscuridad la iluminaban los postes de luz. Nos dedicamos a limpiar la plaza y desmantelar equipos. Nos volvimos a ver entre las sombras, nos abrazamos, nos felicitamos de nuevo por lograr el tan deseado Apruebazo Chilwe.
Yo tenía el rol de organizador, pero fue un trabajo de equipo lo más horizontal posible porque ese país queremos. La plaza se había llenado de gente y banderas, y todos se encaminaban a sus casas, felices de haber vivido una tarde cálida de sol, cantos, bailes, diversidad, y conexión con el niño interior. Nuestro corazón quedó recargado para continuar la lucha que nos queda, esos pocos días que son los pocos pasos hacia la justicia y sociedad de derechos que alcanzaremos con una sola palabra: Apruebo.