Científicos confirmaron que los caninos tienen distinta tolerancia y sensibilidad al dolor. Curiosamente, los resultados no siempre coinciden con la opinión de los veterinarios. Un nuevo estudio reveló que el temperamento de un perro también influye en la forma en que los especialistas comprenden la sensibilidad de la raza al dolor.
En un estudio, realizado por un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, Estados Unidos, se analizó un total 149 perros adultos, machos y hembras, agrupados de acuerdo a cómo los calificaban los veterinarios y el público en general en términos de sensibilidad al dolor: alta (chihuahua, pastor alemán, maltés, husky siberiano); media (border collie, boston terrier, jack russell terrier); o baja (golden retriever, pitbull, labrador retriever).
Adaptando pruebas de estímulos externos suaves utilizados en humanos, el equipo evaluó la sensibilidad al dolor de los perros mediante la presión de distintos objetos contra las patas de los caninos. También midieron la reactividad emocional, utilizando un mono de peluche que se movía y hacía ruidos, y una interacción con una persona que el animal no conocía.
Diez razas de perros seleccionadas para su inclusión en el estudio. Resultados que demuestran las puntuaciones medias de sensibilidad al dolor tanto por parte de veterinarios como del público en general para las diez razas seleccionadas. La escala oscilaba entre 0 = nada sensible y 100 = la mayor sensibilidad imaginable.
Representación visual de las diez razas de perros seleccionadas en función de la clasificación de la sensibilidad al dolor realizada por los veterinarios. Se muestra la altura de cada raza, ya que se tuvo en cuenta la inclusión de tipos de perro de distintos tamaños.
Diez razas de perros seleccionadas para su inclusión en el estudio. Resultados que demuestran las puntuaciones medias de sensibilidad al dolor tanto por parte de veterinarios como del público en general para las diez razas seleccionadas. La escala oscilaba entre 0 = nada sensible y 100 = la mayor sensibilidad imaginable.
Representación visual de las diez razas de perros seleccionadas en función de la clasificación de la sensibilidad al dolor realizada por los veterinarios. Se muestra la altura de cada raza, ya que se tuvo en cuenta la inclusión de tipos de perro de distintos tamaños.
Diez razas de perros seleccionadas para su inclusión en el estudio. Resultados que demuestran las puntuaciones medias de sensibilidad al dolor tanto por parte de veterinarios como del público en general para las diez razas seleccionadas. La escala oscilaba entre 0 = nada sensible y 100 = la mayor sensibilidad imaginable.
Representación visual de las diez razas de perros seleccionadas en función de la clasificación de la sensibilidad al dolor realizada por los veterinarios. Se muestra la altura de cada raza, ya que se tuvo en cuenta la inclusión de tipos de perro de distintos tamaños.
Diez razas de perros seleccionadas para su inclusión en el estudio. Resultados que demuestran las puntuaciones medias de sensibilidad al dolor tanto por parte de veterinarios como del público en general para las diez razas seleccionadas. La escala oscilaba entre 0 = nada sensible y 100 = la mayor sensibilidad imaginable.
De acuerdo con el estudio aparecido en la revista Frontiers in Pain Research, los resultados variaron ligeramente de una prueba a otra, pero se observó una clara diferencia en la sensibilidad al dolor entre razas, lo que coincide con la opinión pública y está en línea con la forma en que los veterinarios los clasificaron.
No obstante, había ciertas excepciones: por ejemplo, se estimaba que los huskys siberianos son muy sensibles, pero los resultados de las pruebas colocaron a esta especie en el rango medio.
Además, los expertos notaron que los perros que eran menos propensos a interactuar en pruebas de reactividad emocional a veces también se calificaron con un umbral de sensibilidad más alto ante el dolor, lo que plantea la pregunta de si el nivel de estrés y la reactividad emocional de un animal en una visita al veterinario podrían influir en el índice de tolerancia para esa raza.
«Estas diferencias de comportamiento podrían explicar las distintas valoraciones de los veterinarios, pero no la tolerancia real al dolor entre razas», afirma el investigador Duncan Lascelles, veterinario de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
«Nuestro estudio es apasionante porque nos demuestra que existen diferencias biológicas en la sensibilidad al dolor entre razas. Ahora podemos empezar a buscar posibles causas biológicas que expliquen estas diferencias, lo que nos permitirá tratar a cada raza con mayor eficacia«, enfatizó el especialista.
El hecho de que un perro actúe con nerviosismo o se muestre reticente no implica necesariamente que sea más o menos sensible al dolor. Estos hallazgos muestran que se debe pensar no solo en el dolor, sino también en la ansiedad de un canino en el entorno veterinario, resumen los expertos.
Fuente Sputnik
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