La sociedad civil organizada chilena con visión europea: Las tareas pendientes

Entre el 4 y 6 de diciembre del año recién terminado, se celebró en Santiago el 7° Encuentro de la Sociedad Civil Organizada Unión Europea-América Latina y el Caribe, en la sede del Ex Congreso de esta ciudad

La sociedad civil organizada chilena con visión europea: Las tareas pendientes

Autor: Wari

Entre el 4 y 6 de diciembre del año recién terminado, se celebró en Santiago el 7° Encuentro de la Sociedad Civil Organizada Unión Europea-América Latina y el Caribe, en la sede del Ex Congreso de esta ciudad. Contó con la participación de diferentes sectores de la sociedad civil del continente, México y el Caribe y de la UE.

Este evento tiene relación con el comunicado de la Comisión Europea, emitido en Bruselas en septiembre del presente año, dirigido al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones. Tal documento, en su punto 1.1 destaca la importancia de la sociedad civil de la siguiente manera: “Una sociedad civil capaz es un componente crucial de cualquier sistema democrático y constituye una base en sí misma. Representa y fomenta el pluralismo y puede contribuir a unas políticas más efectivas, un desarrollo equitativo y sostenible y un crecimiento integrador. Constituye un actor importante en la promoción de la paz y en la resolución de conflictos. Al articular las preocupaciones de los ciudadanos, las organizaciones de la sociedad civil (OSC) operan en la esfera pública, tomando parte en iniciativas que refuerzan la democracia participativa. Encarnan una demanda creciente de una gobernanza transparente y responsable.

Aún cuando son los Estados los principales responsables del desarrollo y la gobernanza democrática, las sinergias entre los Estados y las OSC pueden contribuir a superar los retos de la pobreza, el aumento de las desigualdades, la exclusión social y el desarrollo insostenible. La participación de las OSC en los procesos políticos es fundamental para garantizar unas políticas eficaces e integradoras. Así pues, las OSC contribuyen a construir Estados más responsables y legítimos, dando lugar a una mayor cohesión social y a democracias más abiertas y más profundas.” (1)

UN POCO DE HISTORIA

Es en el año 1999 que el Comité Económico Social Europeo se reúne por primera vez con sus pares de América Latina y el Caribe en la brasileña ciudad de Rio de Janeiro para discutir las bases de una Asociación que permita intercambiar experiencias entre si y apoyar real y efectivamente desde la Sociedad Civil Organizada europea hacia la zona del hemisferio sur, con miras a crear una sociedad civil latina y caribeña más activa y empoderada.

Tanto en Europa como América Latina y Caribe, el sentimiento de una orfandad por parte de la clases políticas gobernantes es creciente. La Sociedad Civil Organizada en América Latina adolece de una fuerza y representatividad política adecuada a sus demandas. Esto impide que, a la hora de toma de decisiones por parte del poder ejecutivo o del empresariado, pueda la SCO ser un referente que a lo menos sea escuchado.

De esta manera, la Asociación sellada entre ambos bloques se ve como una enorme oportunidad de crear un contrapeso, un equilibrio en la balanza económica y social que permita a los países de la región construir sociedades más democráticas y solidarias. De la misma manera se aprecia un enorme interés en la creación de una SCO más crítica frente a la innegable gravitación que tiene sobre los países de la región la hegemonía de los EEUU.

Desde el primer encuentro en Brasil, se han desarrollado cinco encuentros más. El realizado recientemente en nuestro país es la antesala a la Séptima Cumbre de Jefes de Estado o de Gobierno de la Unión Europea, América Latina y el Caribe, a realizarse a fines de enero en Santiago de Chile. Este será el mayor evento político, social que ha enfrentado nuestro país, así como el de mayor envergadura realizado en América Latina. Se anuncia la presencia de casi 60 jefes de Estado en Santiago.

El objetivo de esta Cumbre de mandatarios de ambos lados del Atlántico será tener “sesiones plenarias de trabajo (que) analizarán las cuestiones de inversiones de carácter social para el crecimiento, el empleo y el papel de la economía social en la asociación estratégica birregional UE-ALC ”(2)

LA REALIDAD CHILENA

Como corolario a este Encuentro de la UE-ALC, el viernes 7 de diciembre pasado, se realizó el Seminario “El papel de la sociedad civil organizada en el marco del acuerdo de Asociación entre Chile y la UE”.

Para muchos de los participantes, este seminario era totalmente necesario e insoslayable. No se vería políticamente correcto que el país anfitrión de la Cumbre más importante que se ha realizado en Latinoamérica todavía no tuviera constituido el Consejo de la Sociedad Civil.

Tal como lo hizo notar un personero español, era increíble que en 10 años, la sociedad civil organizada chilena no hubiera tenido la preocupación de formar el organismo que sirviera de interlocutor para el correcto diálogo de las partes. Eso sí, se dejó bastante claro en la ocasión que este problema solo se presentaba en la sociedad civil, pues el estamento legislativo, es decir diputados y senadores de la República de Chile, hacía rato que estaban viajando a Europa, contabilizando casi una veintena de viajes oficiales, con todos los gastos pagados para los honorables parlamentarios de nuestro país, sin avizorar resultados visibles y concretos de esas visitas que apoyarán la creación de la contraparte chilena de la Sociedad Civil Organizada.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el “Dictamen de la relaciones UE-Chile”(3) emitido por el CESE solo fue publicado el 22 de febrero de 2012 como un trabajo de diagnóstico sobre la realidad de nuestro país que se hiciera en septiembre de 2011, lo que demuestra que para la UE tampoco el caso chileno era de una extrema urgencia como ocurrió con algunos países del área centroamericana. El documento es crudo y realista. En tan solo cinco hojas se desnuda la situación chilena con los ojos de un europeo que ve con preocupación los temas de educación, desigualdad social, concentración de la riqueza, medioambiente, etc.

En el punto 2.1.3. del Dictamen dice: En los últimos meses la situación política en Chile se ha visto afectada por importantes movimientos sociales de protesta, liderados por los estudiantes y secundados por los sindicatos. Otros elementos relevantes de la actualidad política son las desigualdades sociales o el respaldo prestado por el Gobierno al controvertido proyecto HidroAysén, por el que podrían construirse cinco embalses hidroeléctricos en la Patagonia chilena. Cabe señalar espacialmente las manifestaciones y ocupaciones de establecimientos escolares para exigir una reforma educativa que dé acceso a una educación pública de calidad a todas las categorías sociales y en todas las regiones del país.

2.1.4.- En opinión de la propia sociedad civil chilena, estas protestas son ejemplos de un malestar ciudadano que reclama una mejor redistribución de la riqueza, más participación social y mayor apertura política. Las organizaciones sociales son conscientes de la importancia del momento político en Chile que, de acuerdo con sus aspiraciones, debería desembocar en la modificación de una Constitución modulada por Pinochet, de un sistema electoral que dificulta la renovación política y del actual sistema socioeconómico, que fomenta el crecimiento, basado en la capacidad exportadora de un número reducido de materias primas, lo que contribuye a una deficiente distribución de la riqueza”.

Prosiguiendo con la realización del seminario en cuestión, se emplazó a los representantes de la SCO chilena que allí nos encontrábamos para subsanar este impasse, proponiendo crear dicho organismo con los asistentes nacionales que habían en la sala: exactamente 10. Así, dividiendo en los tres niveles de participación de la sociedad civil determinada por la UE (empresarial, sindical y sector de economía solidaria) la posible configuración de la representación oficial de la SCO chilena se puede describir de la siguiente manera: tres representante de las cooperativas en el Sector de la Economía Solidaria, un representante de la Cámara de Comercio de Santiago, uno de Conupia y uno de Conapyme representando al sector empresarial, un representante de las asociaciones de consumidores, dos de la Red Acción que representan un grupo importante de ONGs que trabajan en nuestro país. El gran ausente en este evento fue el sindicalismo que, tal como lo expresa la OIT son herramientas esenciales de representatividad de la sociedad civil. Sin embargo, cabe destacar que el hecho de estar presente en esta reunión no convertía a los asistentes en los representantes elegidos en una asamblea de la SCO chilena o al menos, ser elegidos por consenso para ocupar dichas representaciones.

De esta manera, la situación nacional referente a la implementación de los mecanismos necesarios para interactuar con la UE es paupérrima. ¿Las organizaciones de la SCO chilena en su conjunto, están al tanto de la formación de este Comité Nacional para interactuar con sus pares de Europa?

¿Seremos capaces de levantar una propuesta seria, consensuada para presentar a la mesa de trabajo en tan solo un mes de discusión de lo que no se ha hecho en 10 años? Las interrogantes sobre el tema son muchas. La tarea es difícil, pero no imposible.

Por Óscar Tobar Muñoz

Cooperativa para el Desarrollo Sustentable Territorio Sur Ltda.

Valparaíso

NOTAS 

1).-#COMISION EUROPEA , Bruselas 12.9.2012/COM(2012)492final Las raíces de la democracia y el desarrollo sostenible: el compromiso de Europa con la sociedad civil en las relaciones exteriores.

2).-FICHA DESCRIPTIVA:F/CESE6528/2012 EN.ILF/ca

3).-Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «El papel de la sociedad civil en las relaciones entre la Unión Europea y Chile» Bruselas, 22 de febrero de 2012 Ponente: Filip Hamro-Drotz / Coponente: Francisco Silva.

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Texto -de origen externo- incorporado a este medio por (no es el autor):


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