Las elecciones burguesas: Mecanismo de control burgués y fetiche del reformismo

“La ilusión reformista, permitió a las clases dominantes fortalecerse en la superestructura del Estado y desde allí iniciar su contraofensiva reaccionaria…” Miguel Enríquez, comandante de Revolución Chilena Es típico que en épocas de elecciones burguesas, el viejo Lenin salga a la palestra para “argumentar” a quienes están en contra de participar y a quienes están por utilizar estos […]

Las elecciones burguesas: Mecanismo de control burgués y fetiche del reformismo

Autor: Wari

“La ilusión reformista, permitió a las clases dominantes fortalecerse en la superestructura del Estado y desde allí iniciar su contraofensiva reaccionaria…”

Miguel Enríquez, comandante de Revolución Chilena

Es típico que en épocas de elecciones burguesas, el viejo Lenin salga a la palestra para “argumentar” a quienes están en contra de participar y a quienes están por utilizar estos espacios que propicia el enemigo, de hecho es bien sabido la utilización que estos últimos dan al texto “La enfermedad infantil del Izquierdismo en el Comunismo”, donde el revolucionario bolchevique plantea que “mientras no tengáis fuerza para disolver el parlamento burgués y cualquier otra institución reaccionaria, estáis obligados a actuar en el seno de dichas instituciones precisamente porque hay todavía en ellas obreros idiotizados”. A ese respecto, desde esta trinchera insistimos que el marxismo-leninismo, no es un “copiado y pegado” de frases de Marx, Engels o Lenin, este último precisamente nos advertía que “el alma viva del marxismo es el análisis concreto de la realidad concreta”, y esta si es una verdad irrefutable; a la base de nuestra doctrina revolucionaria, se encuentra esta lógica, que en última instancia, sólo puede ser cotejada en la práctica misma; allí están las respuestas a los problemas actuales, de lo contrario estaríamos alimentando dogmas antimarxistas en su esencia.

Lo anterior se plantea a propósito del llamado de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios de Chile, Aces, a boicotear de alguna forma las próximas elecciones municipales del 28 de octubre y que recibió una descontrolada respuesta de la oligarquía dirigencial, que administran el poder político y de otros que aspiran a una cuota de institucionalidad burguesa. Es así, que atrás de una avalancha publicitaria y propagandística de los medios de alienación masiva, personajes como Chadwick, Beyer, Escalona o Walker, han salido con vehemencia a condenar lo “irresponsable, antidemocrático, salvaje y utópico” de este planteamiento realizado por los estudiantes chilenos, que marchan a la vanguardia del movimiento popular, particularizando su andanada, contra una de sus dirigente y vocera, la joven Eloísa González. En tanto desde el revisionismo y el reformismo, los “invitados de piedra” a este banquete burgués, también se han puesto a tono con el discurso burgués, pero esta vez colocando como carne de cañón a sus jóvenes representantes como Boric, Titelman, Vallejo y las juventudes de sus orgánicas políticas, que van más allá todavía, pues se arrogan la representatividad de la juventud chilena, estableciendo que estas posiciones son “marginales, destempladas y no representan para nada a la mayoría del movimiento estudiantil”; ¿Les parece conocido este discurso pequeño burgués, de blindaje institucional y descalificación de posturas revolucionarias?

En este ámbito de cosas, los revolucionarios no es “por principios” que no tengamos nada que hacer ni decir con respecto a las elecciones burguesas, insistimos en este punto, pues parece ser que para algunos sectores la consigna de “todas las formas de lucha”, excluyera a priori la lucha parlamentaria o la lucha legal. Desde esta trinchera, pensamos que las formas de luchas, las tácticas y la operatividad en general, están dadas por el “análisis concreto de la realidad concreta”; es el terreno el dictador de la guerra y no lo que se le ocurre en un determinado momento a sectores iluminados, que dicen ser vanguardia, pero que en la práctica se transforman en vanguardismo.

Una de las principales responsabilidades de las vanguardias políticomilitares, es el diagnóstico precisamente, respecto al terreno donde se está desarrollando la lucha de clases, las cualidades de nuestro enemigo y por cierto del conjunto de nuestras fuerzas. Teniendo una meridiana claridad de estos factores, recién podemos diseñar tácticas, lineamientos estratégicos, situaciones operativas y entrar en combate; con quiénes y contra quiénes, cuándo, donde, por qué, etc. En esa lógica, el diagnóstico, el análisis político-militar, es fundamental; este nos permite vislumbrar por ejemplo, la profunda crisis de la FES capitalista y la podredumbre institucional que esto provoca. Eso es lo grave que los sectores pequeño burgueses ignoran o simplemente obvian, pues ofician de “quinta columna” del aparato jurídico-político burgués, al legitimarlo cuando las condiciones objetivas lo están sepultando en la práctica; sus mismas encuestas establecen la desconfianza y el grado de deslegitimidad que la superestructura imperialista tiene al interior del pueblo.

En ese mismo sentido, la democracia y el sufragio universal, como método de dominio de la dictadura burguesa están en crisis y por consecuencia las elecciones burguesas, como su mecanismo de dominación más notable, que el imperialismo capitalista impone al mundo, ya no goza de la misma buena salud que antaño. Sus “elecciones libres”, que obligan a comportarse como mujer u hombre burgués para poder participar de ella, están en crisis, porque el sujeto burgués está roído por la descomposición generalizada del capitalismo, no sólo como modo de producción, sino como Formación Económico-Social, FES, que es la categoría holística, abarcadora y dialectizante, que los marxistas leninistas estamos obligados a interpretar para poder actuar y que el viejo Lenin nos incitaba a descubrir y analizar “en la realidad concreta”, para no repetir como papagayos frases o textos marxistas, sin entender el contexto en la cual fueron señaladas.

A propósito de lo anterior, resulta paradojal que mientras el régimen burgués se desangra y comienza a ser deslegitimado por el pueblo, porque las condiciones objetivas, ya no pueden seguir enmascarándose, desde el interior del campo popular existen sectores que “claman por más democracia”. Es paradojal también, cuando la vanguardia organizada de la juventud en alza llama a la desobediencia civil y a resistir los embates del imperialismo, existan sectores políticos, que una vez más intentan llevar al redil constitucional a los jóvenes, que demuestran día a día su capacidad de lucha y que saben con certeza revolucionaria que las transformaciones sociales que nuestro pueblo necesita, para nada dependen de resultados electorales, pues la verdadera fuerza y avance revolucionario de los pobres del campo y la ciudad, radica en su autoorganización como clase y la construcción del Poder Popular, en cuya lógica la farsa electoral burguesa no aporta nada, más bien desvía el foco de atención de las luchas populares.

Por lo anterior, es que desde esta trinchera observamos que estos ejercicios y mecanismos burgueses, sólo desgastan al pueblo, no se logra nada, ni siquiera la segunda parte que esconden los reformistas del mismo texto de Lenin, con que iniciamos este artículo donde establecía que la participación en las elecciones, se obligaba “para educar a los sectores atrasados de la clase, precisamente para despertar e instruir a la masa aldeana inculta, oprimida e ignorante”, cuestión que en ningún caso ocurre, pues el manejo burgués de sus elecciones alienan y enajenan al pueblo, transformando este mecanismo de cooptación del enemigo, en un fetiche electoral para los sectores revisionistas y reformistas, que empecinadamente insisten en esta táctica.

Es un fetiche electoral, pues se intenta convencer al pueblo de que “votando avanzamos”, que logrando un concejal, un alcalde, un parlamentario, estamos avanzando en organización social, y en esto el viejo Lenin no transaba, pues nos advertía que “esto es el colmo de la estulticia o de la hipocresía, esto es sustituir la lucha de clases y la revolución por votaciones bajo el viejo régimen, bajo el viejo Poder”, por ello cada cierto tiempo insistir en detener la rueda de la historia, insistir en participar en algo, que no nos ha reportado el menor beneficio como clase y como pueblo, no puede ser más que fetichismo electoral, que es la misma lógica de quienes llaman a votar nulo o blanco, pues representa la misma difusa información para el campo popular, que observa cómo se buscan alianzas de cartón, que terminada la fiebre por el fetiche se desarman, para volverse a encontrar cada dos o cuatro años.

Ante lo expuesto, por qué para la oligarquía dirigencial, resulta tan preocupante la posición de un amplio sector de jóvenes, pobladores y trabajadores de nuestro país, llamando a la abstención electoral, a ‘No prestar el voto’; precisamente porque esta táctica representa romper las reglas del juego al enemigo, pero activamente en sus propias narices, esta es una táctica de guerra, pues tal como nos enseña el viejo Lenin, “el boicot es la negativa a reconocer el viejo poder, una negativa que, como es natural, no sólo se expresa con palabras, sino con hechos, es decir, no únicamente con exclamaciones o con consignas de las organizaciones, sino mediante un determinado movimiento de las masas populares, que infringen sistemáticamente las leyes del viejo poder, crean sistemáticamente nuevas instituciones, contrarias a las leyes, pero existentes de hecho, etc. Resulta, pues, evidente la relación entre el boicot y un amplio ascenso revolucionario. El boicot es un medio de lucha de lo más decidido, un medio de lucha que no niega las formas orgánicas de una institución determinada, sino la existencia misma de tal institución. El boicot es una franca declaración de guerra al viejo poder, un ataque directo contra él. No cabe ni hablar siquiera de éxito del boicot fuera de un amplio ascenso revolucionario, fuera de una agitación de masas que en todas partes desborde la vieja legalidad”.

Consecuente a lo anterior hacemos nuestro, el llamado de los estudiantes de vanguardia, a NO PRESTAR EL VOTO, a combatir el fetichismo electoral con la abstención y el boicot activo; deslegitimando y destruyendo la podrida institucionalidad burguesa, se construye Poder Popular…

Con el PUEBLO, como Fuerza Principal Político-Militar

Con la vanguardia, creando CONCIENCIA Revolucionaria y

Con el FUSIL, como guía de la lucha histórica y constante.

POR LA RAZON Y LA FUERZA, LOS TRABAJADORES AL PODER

SÓLO PODEMOS LA VÍA REVOLUCIONARIA

COMBATE O MUERTE

HUMANIDAD O MUERTE

Movimiento de Izquierda Revolucionaria – Ejército Popular Revolucionario (Batallón Chile)


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano