Las guerras que vienen

Para muchos, la candidatura de Obama representó un cambio tan profundo que pensaron, o más bien esperaron, que su presidencia trajera consigo no sólo una profunda transformación doméstica, sino el fin del ciclo de guerra norteamericano


Autor: Wari

Para muchos, la candidatura de Obama representó un cambio tan profundo que pensaron, o más bien esperaron, que su presidencia trajera consigo no sólo una profunda transformación doméstica, sino el fin del ciclo de guerra norteamericano. Para ellos, la noticia de un incremento en las tropas estadunidenses en Afganistán hizo añicos esas esperanzas.

No serán las últimas.

Porque entre los muchos, hay quienes nunca han considerado a Estados Unidos como un imperio, y por eso, se encontraban tristemente desprevenidos ante el hambre de cualquier presidente para más poder ejecutivo, o ante las necesidades del imperio a agrandarse en lugar de simplemente ceder poder.

Muchos de los más vociferantes críticos de los expansivos poderes del régimen de Bush -de sus intervenciones telefónicas, de sus cárceles clandestinas, de su afición para mantener una vigilancia total sobre los estadounidenses en casa o en el extranjero- están notablemente callados ahora cuando, bajo Obama, estos mismos poderes todavía corresponden al ejecutivo.

¿Las cárceles clandestinas? Sí. Todavía existen. ¿Las ilegales «rendiciones extraordinarias»*? Sí, existen. ¿La intervención telefónica de los norteamericanos sin orden judicial? También.

De hecho, poco ha cambiado excepto el tono público del debate. Hay pocas palabras rimbombantes, menos bravuconería, y aún menos discursos que incitan al miedo, pero los mismos programas siguen operando a toda velocidad. Y las guerras siguen – iniciadas con decepción y avaricia, y continuadas por la simple necesidad política.

Pero hay más.

Dentro de cinco años más o menos, muchos de los que pelean estas guerras estarán de regreso en Estados Unidos, trabajando como celadores, policías, especialistas en seguridad, etcétera. Muchos estarán tan amargados como el vinagre y tan furiosos como un avispero alborotado, porque sabrán, como las generaciones previas de veteranos supieron, que han peleado, no por la gente, ni siquiera por la Constitución, sino por los ricos gobernantes a quienes les valen gorro las vidas o las pérdidas de las tropas.

¿Qué significará esto para la sociedad de Estados Unidos? ¿Cómo afectará el futuro?

Hace casi 90 años, al final de la Primera Guerra Mundial, los soldados alemanes, amargados por haber perdido la guerra y humillados por los términos del Tratado de Versalles, se volvieron una fuerza política derechista que, años después, resurgió en forma de los Nazis, quienes lanzaron una ofensiva arrolladora por toda Europa.

Es decir, las guerras no necesariamente terminan cuando los políticos o diplomáticos estrechan las manos y firman tratados. Crecen como una llaga y se alimentan de las cuestiones no resueltas; vuelven a salir- a veces peor que antes.

Y a veces regresan a su tierra natal.

Desde el corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal.

Por Mumia Abu-Jamal

* N de la T. «Rendición extraordinaria» es un término utilizado en los Estados Unidos para la entrega de sospechosos de terrorismo a terceros países para interrogación; también se llama «tortura por proxy».

Audio grabado el 5 de diciembre de 2009 por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org / Circulado por Fatirah [email protected] / Traducción: Amig@s de Mumia, Mx / Más información: Free Mumia en Kaos en la Red.


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano