No eran santas, no querían ser Virginia Woolf; querían conquistar el mundo con sus poemas, tenían fiebre de libertad y eran libres de amar, beber y recorrer la carretera.
La generación beat, que lanzó a los caminos a los vagabundos del dharma, seres frenéticos amantes del jazz y la benzidrina, desencantados y fugitivos, pioneros de la contracultura zen y la libertad sexual…olvidaron nombrar a las mujeres.
Allen Ginsberg, Jack Kerouac, William Burroughs, Gregory Corso, Lawrence Ferlinghetti, Bob Kaufman, Gary Snyder… dejaron que ellas permanecieran en la sombra.
En una entrevista a Gregory Corso en 1994 le preguntaron por «Ellas» ¿no existían? ¿no había mujeres poetas?
La respuesta fue demoledora:
«Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, sus familias las encerraron en manicomios, se las sometía a tratamiento por electroshock. En los años 50, si eras hombre, podías ser un rebelde, pero si eras mujer, tu familia te encerraba. Hubo casos, yo las conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas».
y así ha ocurrido:
Brenda Wright escribió «Women of the beat generation»
Annalisa Marí Pegrum, las ha reivindicado en Beat attitude: antología de mujeres poetas de la generación beat . Ha seleccionado a doce poetas, como Joanne Kyger, Lenore Kandel, Diane Di Prima, Denise Levertov, Ruth Weiss, Janine Pommy Vega, Anne Waldman, Elise Cowen, Brenda Frazer…
Joyce Johnson, escribió «Personajes Secundarios«, en cuya portada aparecía una foto que ilustraba su sentimiento de relegamiento: se ve a Jack Kerouac (su amante) iluminado en primer plano, posando orgulloso para el fotógrafo, mientras ella apenas se intuye detrás, difuminada y borrosa como un fantasma nocturno.
Carolyn Cassady, la pareja de Neal, el inspirador personaje de Dean Moriarty en On the road de Kerouac. Publicó su autobiografía con un título contundente: Off the road.
Es innegable que la generación Beat es un ícono de la literatura contemporánea, cuyos protagonistas son hijos de una época machista, empeñada en visibilizar héroes de los excesos y dejando a un lado la obra de mujeres que trabajaron con rebeldía y seriedad; y que apostaron sus entrañas, por uno de los movimientos artísticos y vitales más importantes e influyentes del siglo XX.
Detrás de todos los protagonistas que nos han mostrado, se mantuvieron ocultos los nombres de mujeres valientes que en algunos casos han sido publicadas en inglés y cuyos poemas hablan sobre maternidad, menstruación, amor y drogas. Palabras que son desgarradoras e inspiradoras:
Hettie Jones: «Siempre he sido a la vez / tan mujer como para derramar lágrimas de emoción / y tan hombre / como para conducir mi coche en cualquier dirección».
Diane di Prima: «soy mujer y mis poemas son de mujer: fácil
de decir. la hembra es dúctil y (caricia tras caricia) se prepara para la calma masoquista»
De la Antología de Analisa Mari:
«Las mujeres que escribieron no se limitaron a ser meras amigas, amantes, esposas o musas; eran mujeres que estaban en el mismo momento y en los mismos círculos de amigos, pero que no tuvieron la misma visibilidad que los hombres y que lo tuvieron mucho más difícil a la hora de ser publicadas o de participar públicamente en los recitales», dice Annalisa Marí. «No hay casos de mujeres rencorosas que acusen con el dedo ni que hablen de injusticia; pero es inevitable darse cuenta de que los prejuicios de la época no permitían que las mujeres se fugasen, por ejemplo, como hacían los hombres, o que era imposible viajar si no era casada (Joanne Kyger se casó con Gary Snyder) y en general hubo muchas bodas y más niños de los que quizás hubiesen deseado. Además de muchas tareas domésticas, claro».