«El Dr. Silva me hizo llegar un video cassette con 22 spots de la Campaña contra el SIDA. Los vimos anoche con mi mujer. No puedo ocultarte que me dejaron muy insatisfecho. Salvo dos o tres. ninguno deja otro mensaje que no sea el uso de preservativos (…) Si no somos capaces de elevar su contenido, me inclino a concluir esa campaña».
El párrafo anterior corresponde a una carta enviada por el entonces presidente de la República, Patricio Aylwin Azócar, al ministro de Salud, el doctor Julio Montt, el 5 de julio de 1993. En dicha misiva, el mandatario aseguraba tener «mucha pena» por la campaña de prevención del VIH realizada por la cartera de Montt.
Según señalaba Aylwin, las piezas audiovisuales no contemplaban «un llamado al valor de la fidelidad en la pareja, ni menos a procurar ser dueño de uno mismo y no dejarse manejar por los instintos». Hacia el final del documento, el mandatario desliza la soterrada amenaza de concluir con dicha campaña, a menos que se cambiara su contenido.
Este jueves 1 de diciembre, en plena conmemoración del Día Mundial de la lucha contra el Sida, el activista Víctor Hugo Robles, también conocido como «el Che de los gays», hizo público el intercambio de cartas entre Patricio Aylwin, Julio Montt y el obispo de Valparaíso Jorge Medina.
Fue precisamente este clérigo quien motivó la reacción del mandatario en ese entonces: el 31 de mayo de 1993, Medina envió una copia de la misiva que ya había enviado anteriormente al ministro de Salud. En ella, junto con lamentar «las faltas de respeto hacia V.E. de parte de personas que tienen sobradas razones para estarle profundamente agradecidas», el obispo criticaba el contenido de la campaña de Gobierno, la cual tenía por objetivo incentivar el uso de preservativo en la población.
No era la primera vez que Medina se inmiscuía en la contingencia política del país: el año anterior, el obispo había ganado notoriedad por sus gestiones para prohibir un concierto de Iron Maiden en Chile. Acostumbrado a tener línea directa con el poder debido a sus redes con la dictadura, Medina llamó personalmente al ministro del Interior de la época, Belisario Velasco, para pedirle que no dejaran entrar a la banda al país «porque eran satánicos y hablaban mal de Jesucristo y la Virgen».
En esa ocasión, Medina no encontró eco en el Gobierno. Velasco le contestó que el Estado de Chile era laico y, por lo tanto, no tenían la facultad de prohibir el ingreso al país por motivos religiosos: «la democracia es diferente a lo que usted ha defendido. Estamos en democracia y se va aplicar la Constitución y la Ley de acuerdo a un estado democrático», le habría respondido el ministro.
Si bien el Gobierno no cedió ante las presiones de Medina, el obispo logró su objetivo mediante otras formas: según cuenta Velasco, luego de la negativa de la administración Aylwin, Medina se comunicó directamente con los dueños del local donde se presentaría la banda. La presión fue tanta que finalmente tuvieron que suspender el evento.
Un año después, la situación fue distinta. Tras recibir la carta de Medina, Aylwin revisó, junto a su esposa Leonor, los spots que buscaban concientizar a la población chilena sobre el uso de preservativo. El mandatario le encontró la razón al obispo: «Me dio mucha pena. Tal vez Leonor y yo seamos de otros tiempos, pero siento vergüenza», reconocía.
Al día siguiente, Aylwin hizo el llamado de atención al encargado de la campaña, el ministro de Salud Julio Montt. Montt respondió con una sentida carta al mandatario, asumiendo la responsabilidad del contenido y explicando que no había tenido la oportunidad de revisarlos personalmente, como si había ocurrido con una serie anterior.
«En esa ocasión mis directivas apuntaban a que si bien debía mostrarse grados de realidad, era importante afirmar algunos valores relacionados con la familia y debían ser respetuosos y con mucho amor», explicó el secretario de Estado.
«En el futuro pedí participar activamente, aún cuando de acuerdo a la estructura de la Campaña Nacional del Sida también participan otros subsecretarios y seguramente habrán algunos temas conflictivos que tocar, pero que deberán hacerse con elegancia y respeto, de lo cual ya me he preocupado y espero antes de exhibirlos poder conversalo con usted», añade.
El 7 de julio de 1993, Aylwin escribió una última carta al obispo Medina informándole de las órdenes instruidas al ministro de Salud y asegurando que en el Programa de prevención del SIDA que lleva a cabo el Gobierno «no se contempla ni realiza la entrega masiva de preservativos».
«Comprendo su punto de vista y he dado instrucciones para que en esta materia se enfaticen valores tales como la fidelidad conyugal, la espiritualidad del amor y el desarrollo del carácter para hacer prevalecer la conciencia sobre los instintos», finaliza la carta.
La campaña de prevención del VIH/Sida del Gobierno de Aylwin terminó siendo amputada por el mismo mandatario: sus mensajes más importantes, aquellos que tenían que ver con el uso del condón en las relaciones sexuales, fueron censurados.
Desde que el Estado de Chile comenzó la vigilancia epidemiológica de la enfermedad, los casos de VIH en Chile solo han ido en aumento. Las organizaciones de la sociedad civil siguen presionando a los distintos Gobiernos para forzar la inclusión de mensajes de prevención más directos y focalizados a los grupos de riesgo.
El obispo Medina falleció en octubre de 2021, luego de décadas enfrascado en una encarnizada lucha contra la industria del entretenimiento y la cultura pop. Luego del episodio de la campaña de prevención del VIH/Sida, el clérigo envió una serie de revistas Playboy al ministro Velasco, exigiéndole requisarlas. Años más tarde, tras una misa de aniversario por los dos años de la muerte de Pinochet, Medina cargó contra la cantante Madonna, que ese día se presentaba en el Estadio Nacional.
«Los pensamientos de lujuria, los pensamientos de impureza, los actos de impureza, son una ofensa a Dios y una mancha, una suciedad en nuestro corazón», gritó Medina desde su púlpito.