La empresa armamentista Keystone Sporting Arms vendió durante el último año más de 60.000 rifles Crickett, destinados a niños de entre 4 y 10 años. Como muchos de los compradores son mujeres, los fabrican en color rosa, como si fueran un juguete.
Para contar esas historias, An-Sofie Kesteleyn recorrió las tiendas minoristas de venta de armas estadounidenses para dar con las familias que promueven la tenencia de sus hijos. Allí descubrió que se trata de algo que parte de una iniciativa parental.
«Tengo la sensación de que los padres estaban más interesados que los niños. Los adultos eran usuarios de armamento, y querían que sus hijos aprendieran a disparar. Me pareció un poco raro», contó.
La fotógrafa le pidió a cada niño que dibujara a qué le tenía miedo. Abby, de 7 años, le temía a los zombies. Tatum, de 6, a los hombre lobo. Haley, de 6, a los tiburones. Benjamin, de 7, a los osos.
Los Crickett cuestan entre 150 y 225 dólares. Son presentados por la compañía como «armas de fuego de calidad para la juventud».
Una de las claves del éxito de ventas experimentado por Keystone se debe al color rosa, queatrajo a miles de niñas al mundo de las armas.
El sitio web de la empresa alerta: «Como todas las armas de fuego, este rifle sólo debe ser disparado por un menor bajo la supervisión de un adulto».
Sin embargo, de poco sirvió ese acompañamiento días atrás en Arizona, Estados Unidos, cuando una niña de nueve años mató accidentalmente a su instructor de tiro.