Legitimidad de la palabra «matrimonio» para denominar a la unión homosexual

Estamos hartos de oír estos días en diferentes medios de comunicación los comentarios de diferentes instancias conservadoras sobre la falta de legitimidad para llamar «matrimonio» a la unión conyugal homosexual


Autor: Wari

Estamos hartos de oír estos días en diferentes medios de comunicación los comentarios de diferentes instancias conservadoras sobre la falta de legitimidad para llamar «matrimonio» a la unión conyugal homosexual. Cuando lo justo es que es la unión heterosexual la que está usando ese término de manera ilegítima y nadie la ha criticado.

Si se llama «matrimonio» y no «patrimonio» a la unión legal heterosexual entre varón y mujer, denotaría que la palabra nacería para bautizar la más arcaica unión entre madres.

Cuando la unión era entre mujeres, se llamaba, lógicamente, «matrimonio»: «unión de madres para cuidar de su descendencia y asegurar que la herencia / el matrimonio / las posesiones valiosas pasasen de madre a hijas por vía matrilineal». Entonces existía la familia maternal que cuidaba de la prole y dejaba la herencia exclusivamente a las hijas.

Y por tanto, la institución maternal, sería anterior a la institución patriarcal del matrimonio heterosexual que legalizaba la unión de una mujer con un varón. «Matrimonio», que a pesar de que incluía a ambos miembros de diferente sexo, ya que era la «unión de padres para cuidar de su descendencia y dejarles en herencia su patrimonio», no pasó a denominarse «patrimonio». Lo que pone de manifiesto que la institución heterosexual del matrimonio, nació posteriormente. Sabemos que nació y contribuyó a consolidarlo, cuando surgió el poder del patriarcado y del Estado.

Corroboraría que la unión legal homosexual fue anterior a la unión legal heterosexual, el hecho de que la palabra gamein «casarse» (del griego gamélios «nupcial» E. U. I, T. 25, 1988: 645) deriva de gamella, que denominaba cada uno de los arcos del yugo que se ponía a las vacas (o a los bueyes o a las mulas), que tiraban del carro o del arado, es decir, dos animales del mismo sexo, bien femenino, bien castrados masculinos.

Hay otras evidencias que muestran que antes de que naciese la familia patrilineal monógama, por la cual un varón se unía a una mujer y se obligaba a la tarea de cuidar a sus hijos legítimos, a cambio de la fidelidad de su esposa, primero existieron otros tipos de familia.

Las Familias Maternales: matricéntrica, una madre con sus hijos pequeños y las uniones maternales de dos madres con sus hijos y otras tipos, surgieron acorde con la mitología matriarcal, desconocedora del papel del varón en la procreación humana. Mientras que la familia patriarcal, surgió y se generalizó en las sociedades de la Edad del Bronce, cuando el varón comprendió que era su semen el causante de la fecundación de las mujeres y no debido a la voluntad de las diosas.

Los hallazgo arqueológicos muestran que el más arcaico matrimonio matriarcal fue el homosexual de mujeres. Algunos testimonios artísticos de matrimonios homosexuales de mujeres halladas en todos los continentes en los períodos más arcaicos de cada cultura, cuando aún el varón no se representaba en manifestaciones artísticas y muchos miles de años antes de que se vinculase a una mujer e implementase la institución del matrimonio heterosexual, los presentamos en el cuadro adjunto.

Y Matrimonio Femenino existente aún en algunas sociedades maternales primitivas africanas: entre los Lovedus del Transvaal de la República Sudafricana, en donde cualquier mujer puede desposarse con otra, tras pagar la compensación correspondiente a sus parientes; también es practicado entre los Nuers / Abigares de Etiopía y en otras tribus de habla Bantú, en donde una mujer tiene la posibilidad de casarse con una o varias mujeres y ella administra las riquezas, casa y ganado, a la vez permite que sus «esposas» sean visitadas de noche por sus amantes varones. En tribus matriarcales de los Kikuyo / Wakikuyo del grupo de los Masai de Kenia, existe además la forma de unión conyugal en la que una viuda puede comprar una mujer.

Asimismo en Mesopotamia, existía el matrimonio entre mujeres, hasta la época histórica según lo pone de manifiesto Virginia Marizcurrena en (2004): En el mismo Código de Hammurabi aparece la caracterización de salzikrum, como una especie de mujer hombre, con diferentes derechos de herencia respecto a otras mujeres, eran mujeres que probablemente estaban destinadas a un rol de sacerdotisas, podían tener una o varias esposas, así como la posibilidad de adoptar hijos.

De igual modo, según la misma autora aporta las palabras de Ying Shao, existía en China en época histórica: Cuando dos mujeres se relacionan entre sí como marido y mujer se denomina esa situación como dui shi. Se registra fuera de los casos de la corte también casamientos grupales de lesbianas. Y «Asociaciones de la Orquídea dorada» que existían en el sur de China sobrevivieron hasta el siglo XX, las mismas incluían ceremonias de casamiento e intercambio de presentes entre «esposa» y «marido».

Luego, existió el Matrimonio Matrilineal, que se establecía a cambio de prestaciones laborables del cónyuge varón, o tras pagar el precio de la novia / lobola (bienes que ha de pagar el varón para formar parte de una familia matrilineal, de forma paralela y opuesta a la dote que paga la mujer para entrar a formar parte de una familia patrilineal).

Y ha existido la promiscuidad femenina legalizada estable: la Poliandria. Institución que ha sido descrita tendenciosamente por algunos etnólogos como: «los varones se tenían que conformar con tener una sola mujer entre varios» ¡Siempre el afán patriarcal de considerar «la posesión» en manos masculinas! Cuando en realidad, cuando se practica la poliandria, una mujer tiene a su servicio sexual varios esposos. El matrimonio poliándrico se cree muy poco normal, a causa de que se ha evitado divulgar, por intereses patriarcales de dominación, ya que su presencia subrayaba la alta posición femenina y remarcaba el lugar preponderante que ocupaba en su sociedad. Y también es una institución cuya realidad ha sido encubierta por intereses puritanos, pues mostraría que en otras sociedades, se permitían a las mujeres conductas sexuales consideradas «poco edificantes».

Y aún, antes de que se realizase el matrimonio patriarcal heterosexual, mediante el sistema de intercambio o contrato, establecido en la sociedad patriarcal ya asentada, sabemos que hubo otro sistema durante la transición del matriarcado al patriarcado: el Matrimonio mediante el rapto. Es decir, que el varón bárbaro y sin recursos, obtenía una valiosa y culta mujer por la fuerza, como botín de guerra, a la vez se apropiaba de sus conocimientos y de sus posesiones: de su «matrimonio». De este matrimonio por rapto se conservó mucho tiempo memoria en la institución implantada en las primeras etapas del patriarcado.

Comprobaría la evolución religiosa y familiar, el hecho de que, mientras que hay manifestaciones artísticas, tanto de mujeres solas, como de imágenes dobles femeninas, de carácter sexual desde el Paleolítico, no existen representaciones artísticas, ni de parejas heterosexuales, ni de hierogamia ritual, ni de coito heterosexual hasta la Edad del Bronce, a partir del II milenio adne. Y no quiere decir que nuestros ancestros no tuvieran relaciones heterosexuales, sino que aún no existían ambos Principios: masculino y femenino que se considerasen necesarios y de igual importancia para asegurar la Fertilidad. Y por tanto aún no había nacido la familia patriarcal.

Obras de arte de la Prehistoria y de culturas primitivas de parejas de dos mujeres estrechamente vinculadas.
Presentan caracteres sexuales tanto femeninos como masculinos que denotan su hermafroditismo.
Serían reflejo de las Madres Ancestrales que, se creía, enviaban mágicamente el embarazo.
Evidenciaría, por un lado, la existencia de ritos de fertilidad homosexuales femeninos para propiciarlas. Por otro lado, un tipo de familia maternal resultante del matrimonio entre mujeres. Y dado que están embarazadas, pondría de relieve que la bisexualidad y la no-monogamia era normal
Figuras 1 a 3: Francia. 4: Yugoeslavia. 5 y 6: Rumania (en la pareja segunda, una es Falófora). 7. Mesopotamia. 8 y 9: Italia. 10 a 14: Anatolia. 15: Malta. 16: Las Cícladas. 17 a 20: Chipre. 21: Grecia. 22: China. 23: México. 24 a 26: Ecuador. 27 y 28: Costa Rica. 29 y 30: Congo Zaire (la bicéfala es Falófora). 31: Gabón. 32 y 33: Costa de Marfil. 34 y 35: Hawai e Islas Marquesas de Oceanía.

NOTAS

Nosotros la describimos como pareja femenina enlazada, de hace 7.000 años, Gumelnita, Rumanía. Ambas con mamas y una de ellas es una Falófora con falo artificial atado a la cadera.
Bien representan dos mujeres en una ceremonia sagrada de carácter orgiástico.
O es un ejemplo de amor sáfico, en la que una de ellas usa un falo artificial atado a la cadera, similar al falo de madera, o al plátano, o a la raíz de mandioca, o al boniato, o al músculo peroneo del reno… usado en relaciones homosexuales por mujeres bisexuales de culturas primitivas de todo el mundo.
O refleja una de las primigenias familias existentes: la homosexual de mujeres.

Marizcurrena, Virginia (2004): Breve historia del lesbianismo.
Rodríguez, José (2004): Catálogo de imágenes de diosas prehistóricas. http://www.pepe-rodriguez.com/Dios_mujer/Dios_mujer_catalogo_imag.htm

Por Francisca Martín-Cano Abreu


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