La naturaleza, la niñez, la vida, la muerte y lo religioso se hacen presentes en esta obra, inspirada en buena parte en el territorio austral de la Patagonia.
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La primera edición publicada en Nueva York de su obra Desolación en 1922. A 100 años de esta publicación, Gabriela Mistral ha sido redescubierta también por su prosa. El contenido de sus artículos en defensa de las niñas y niños, de justicia social, su constante demanda por el avance de las mujeres y la educación y su potente discurso sobre derechos humanos.
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“Mistral reúne a la perfección los elementos y valores que inspiran a las democracias modernas. Fue una adelantada a su época y por ello también invisibilizada e incomprendida. Sufrió la discriminación por nacer mujer, de clase social humilde y mestiza. Sin embargo, fuera de cualquier pronóstico venció cada uno de estos obstáculos, como sólo ella sabía, a través de las letras, su poesía y su determinación”, señala Casa América de España..
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Desolación – Gabriela Mistral (Tinta Literaria)
La Nueva York de 1922 fue la primera en leer el poemario Desolación, considerada la primera obra maestra de Gabriela Mistral . Entonces la profesora y poeta chilena tenía 33 años, pero la mayoría de sus versos los había escrito diez años antes. Lo editó el Instituto de Las Españas, un año después salió en Chile. Luego vendrían poemarios escenciales como Ternura, Tala y Lagar.
La desconocida historia de los pasos de Gabriela Mistral por aulas de Magallanes
Veintitrés años después de Desolación, en 1945, Gabriela Mistral se convirtió en el primer escritor latinoamericano en ser distinguido con el Premio Nobel de Literatura, y el tercero en lengua española. El motivo por el que la Academia Sueca concedió el Nobel a Mistral fue «por su poesía lírica que, inspirada en poderosas emociones, ha hecho de su nombre un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el mundo latinoamericano».
“Cuando conocí a Gabriela Mistral”
Desolación es el fluir natural del palpitar de los sentimientos de Gabriela Mistral, bautizada Lucila Godoy Alcayaga, ante situaciones, escenarios y pensamientos que ya serían los temas capitales de su obra poética y que los refleja en los títulos de las secciones de ese libro: Vida, Escuela, Infantiles, Dolor y Naturaleza. Esta primera edición incluye Los sonetos de la muertos con los que ganó en 1914 los Juegos florales que empieza así:
Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.
Gabriela Mistral nació el 7 de abril de 1889 en Vicuña, en el Valle de Elqui en los Andes, y murió el 10 de enero de 1957 en Nueva York. Fue bautizada como Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga. Hija de Juan Jerónimo Godoy Villanueva, profesor de escuela, y de Petronila Alcayaga Rojas, de ascendencia vasca, y exviuda de 44 años. Tuvo dos hermanos medios, Emelina Molina Alcayaga, por parte de su madre, que además se convirtió en su primera maestra, y Carlos Miguel Godoy Vallejos, por parte del padre.
Su padre abandonó el hogar cuando la niña apenas iba a cumplir los cuatro años. Vivió su infancia en Montegrande en medio de la naturaleza. En 1904 empezó a trabajar como profesora ayudante en La Serena y desde 1908 como maestra en La cantera. En 1910 obtuvo el título de profesora de Estado. Con 21 años comenzó a colaborar con artículos en la prensa de la región y el 1 de noviembre publicó su primer poema, Tristeza. En 1914 ganó su primer concurso literario en los llamados Juegos florales. En 1922 parte de esos poemas se editaron en el volumen Desolación.