Una gran roca de unas 15 toneladas ha servido como yunque para generaciones de pastores de camellos en la a las afueras de la ciudad somalí de El Ali, la que un gran secreto albergaba en su interior.
Esta gran roca es un meteorito donde se descubrieron dos minerales oficialmente descritos de los que no existían registros en la tierra.
Dos nuevos minerales nunca antes visto en la Tierra fueron descubiertos luego de realizar un análisis a un pedazo de asteroide que cayó en Somalia, El Ali.
Además de ser nombrados (Elaliite y Elkinstantonite) e investigados, un tercer mineral está actualmente bajo consideración por la Asociación Mineralógica Internacional.
Este descubrimiento fue realizado por el paleontólogo y geólogo Chris Herd de la Universidad de Alberta en Canadá en noviembre del año pasado, pero solo hace algunos días pudieron finalmente ser identificados.
Sorpresas en piedra
Una publicación de National Geographic, dio cuenta que generaciones de pastores de camellos conocían este meteorito, el noveno más grande jamás hallado, no se documentó científicamente hasta hace unos años.
La roca, extrañamente lisa, llamó la atención de los prospectores y, al golpearla con un martillo, emitió un sonido metálico. Sospecharon que se trataba de un meteorito de hierro, un objeto espacial compuesto en gran parte de hierro y níquel, muchos de los cuales se cree que proceden de los núcleos de asteroides o planetesimales aplastados, similares al centro metálico de nuestro planeta.
Los buscadores enviaron pequeñas muestras del meteorito a los científicos para su confirmación y posterior análisis, y un trozo cayó en manos de Chris Herd, conservador de la colección de meteoritos de la Universidad de Alberta (Canadá).
Mientras estudiaba el trozo de roca, observó varios cristales con composiciones inusuales. Un análisis posterior, que incluyó una comparación con minerales creados sintéticamente, confirmó su presentimiento: la composición y estructura de los minerales nunca se había visto antes en la naturaleza. Herd bautizó uno de los minerales como elaliita, en honor al propio meteorito, y el segundo como elkinstantonita, en honor a Lindy Elkins-Tanton, científica planetaria de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos) e investigadora principal de la próxima misión Psyche de la NASA, que explorará un asteroide metálico.
Elkins-Tanton se enteró del plan de Herd para el nombre del mineral poco después de que la misión Psyche perdiera su fecha de lanzamiento por problemas durante las pruebas de software. Su moral estaba por los suelos. «Me levantó el ánimo», dice, haciendo una pausa. «Me sentí muy conmovida».
Ma, de CalTech, que ya había descubierto docenas de nuevos minerales, identificó el tercer mineral y lo llamó Olsenita en honor del difunto Edward Olsen, antiguo conservador del Museo Field de Historia Natural de Chicago que había postulado la existencia del mineral que ahora lleva su nombre.
Memorias minerales
National Geographic destaca que nuestro planeta tiene unos 5800 minerales, mientras que sólo se han encontrado unos 480 en meteoritos. Muchos de esos minerales meteoríticos son realmente extraños: alrededor del 30% no se forman de forma natural en la Tierra.
Los minerales recién descubiertos se hallaron en inclusiones, que parecen lunares microscópicos esparcidos por los cortes de muestra del meteorito. El equipo aún está estudiando las condiciones exactas en las que se formaron, explica Herd, pero la presencia de los nuevos minerales dentro de los lunares da pistas sobre el momento de su crecimiento.
A medida que el metal fundido de un meteorito se enfría y solidifica lentamente, los distintos minerales cristalizan en momentos diferentes, lo que deja tras de sí ciertos elementos «incompatibles» que se concentran en la menguante reserva de líquido. Los nuevos minerales se formaron cuando casi todo el metal ya se había enfriado y sólo quedaban pequeñas burbujas fundidas que acabaron cristalizando para formar las inclusiones.
La química general de la roca revela que este proceso de enfriamiento probablemente no se produjo en el núcleo de un asteroide, como se cree que ocurrió con la mayoría de los demás meteoritos de hierro. En su lugar, es probable que el metal cristalizara cerca de la superficie de un cuerpo planetario después de que una colisión a gran velocidad convirtiera las superficies sólidas en fundidas.
Estos cuerpos colisionantes pueden haber sido los núcleos de asteroides destruidos, o tal vez eran rocas espaciales primitivas conocidas como condritas, que tienen una cantidad significativa de metal mezclado con roca. En cualquier caso, lo más probable es que chocaran a velocidades de vértigo, como ocurre actualmente en el cinturón de asteroides, donde los objetos alcanzan velocidades superiores a los 17 000 km/h.
El estudio de la mineralogía de los meteoritos es, en muchos sentidos, una «exploración del Sistema Solar desde el sillón», afirma Herd. «Intentamos restringir la variedad de condiciones que han existido dentro de diferentes cuerpos planetarios».
“Mientras tanto, en la Tierra continúa el debate sobre el futuro del meteorito. Si el meteorito se vende a un tercero, parte del dinero se entregará al Gobierno local, según Hussein. Pero añade que muchos somalíes consideran que la solución no es satisfactoria y creen que, para empezar, no debería haberse trasladado fuera del país. «Debería estar en casa», señala National Geographic.