Durante las últimas semanas, la desaparición y posterior muerte del pequeño Tomás Bravo en la localidad de Caripilun, en la Región del Biobío, ha conmocionado a todo el país.
Con una investigación en curso sumamente mediatizada desde su desaparición el 17 de febrero de 2021 y guiada hasta el miércoles por el Fiscal José Ortiz, el caso de Tomás tiene muchas más preguntas que respuestas.
Después de una autopsia imprecisa, peritajes sesgados y dos audiencias de formalización insatisfactorias en contra del único imputado, la ciudadanía y la familia del pequeño, han cuestionado los peritajes e hipótesis planteadas por el ministerio público.
Ante este escenario de constante incertidumbre, conversamos en profundidad con Luis Ravanal, Médico forense chileno con una vasta experiencia en la materia, quien explicó en exclusiva para El Ciudadano las incongruencias de la investigación en el caso de Tomás.
Con 27 años en el campo médico legal, participando en juicios en calidad de perito judicial en Tribunales Penales, Civiles, de Familia y del Trabajo, con miles de pericias despachadas a tribunales tanto en Chile y diversos países latinoamericanos, Luis Ravanal es un referente en el campo de la medicina forense. A su dilatada trayectoria, se suma haber recibido la máxima distinción en la medicina forense mundial, por su investigación en la muerte de Salvador Allende (Corea del Sur, 2014), y ser el único latinoamericano en formar parte del directorio de la Asociación Mundial de Medicina Forense (WAML, por sus siglas en inglés), siendo nombrado «Gobernador» de dicha instancia (Japón, 2019).
Los hechos por sobre las hipótesis
Uno de los principales temas de estas semanas es el gran cuestionamiento que ha tenido el ministerio público sobre su postura parcializada en el caso de Tomás Bravo.
Desde el día del hallazgo del cuerpo del menor, la fiscalía solo apuntó a una tesis y un nombre: El tío abuelo del menor. Si bien hasta el día de hoy no se ha demostrado la inocencia de Jorge Eduardo Escobar Escobar, la grave asunción por parte del órgano persecutor de declararlo culpable en la prensa y en la audiencia pública sin pruebas mayores a las del relato formulado por algunos peritos, generó dudas respecto a quienes investigan el caso.
Al consultarle a Luis Ravanal su opinión respecto a los procedimientos judiciales ejercidos por el equipo de José Ortiz, el perito y doctor con casi 30 años de experiencia en el ámbito médico legal, señaló las acciones tomadas como un conjunto de decisiones temerarias.
“En un principio han tratado de aparentemente resolver el problema y focalizar todas las acciones en el único imputado que ha generado la investigación en base a la hipótesis que la misma Fiscalía ha formulado y eso sin duda da cuenta de un sesgo en la investigación, porque obviamente en este caso el persecutor tiene que abrir el abanico de posibilidades y de las condiciones que han determinado o han conllevado a la muerte del menor”, señala.
Respecto a esto, Ravanal explica que estas consideraciones también deben contar con la posibilidad de que Tomás haya muerto en “condiciones no violentas” y sin influencia de terceros como ha indicado fiscalía. Estas condiciones también dependen de otros factores:
“(…) dependiendo de las condiciones del carillo, asociados a hipotermia o a falta de alimentación, o eventualmente en otras causas de origen natural que pudiesen explicar la muerte que no evidencia signos de violencia externos, de acuerdo con lo que ha arrojado el examen de autopsia que se ha practicado”.
“Entonces en ese sentido, se ha visto como un apresuramiento que a la larga ha perjudicado a la propia Fiscalía, al tratar de imputar un delito o un hecho a un tercero específico, en este caso el tío abuelo, sin contar siquiera con el diagnóstico de una muerte violenta, y eso sin dudas deja mal parada a la Fiscalía, pues deja en evidencia una falla en la estructuración de lo que sería una correcta investigación y lo que es más grave aún, se atenta también con el derecho que tiene una persona a la libertad si no se cuenta con la evidencia material que busca la medicina, la ciencia forense, y parte justamente de demostrar que se trató de una muerte violenta y es lo que no se ha podido demostrar en el caso y por lo tanto, en estas situaciones, se aplica exclusivamente un método de exclusión. Pero entonces, ante la ausencia de signos de violencia, podría tratarse de una muerte natural, y eso, evidentemente, advierte que la fiscalía tiende a rechazar esta posibilidad”.
Al consultarle a Luis Ravanal sobre la hipótesis de la introducción del objeto elástico en la boca del pequeño Tomás y que le produce la asfixia y su sustento, el doctor es categórico.
“En realidad eso está dentro del plano de la hipótesis imaginaria. Porque para que haya un elemento contundente y elástico, tendrían que haberlo detectado o encontrado al momento del hallazgo del cuerpo. Y si no encontraron ninguna evidencia vinculada con eso ¿de dónde lo saca? Estamos hablando de ciencia, no de imaginación. Eso es más que temerario”.
El doctor también apuntó a que otra de las debilidades de la realización de esta investigación es la cantidad de equipos policiales a cargo, que impiden tener una línea investigativa clara.
“Al final son tantas las demostraciones, tantos los elementos, tanta la confusión que se da en la propia investigación, justamente en la propia Fiscalía, incluso cambiando de organismo investigador, pasó de Carabineros a la PDI y viceversa. Entonces se espera también una continuidad respecto a la investigación pericial, que debe ser una prueba ininterrumpida cuando se cambia o se asignan otros peritos, independiente del área. Entonces ahí también hay un desorden en todo el proceso”.
La supuesta prueba contundente de Cartagena
Posterior a la primera audiencia de formalización, el Fiscal José Ortiz fue reemplazado por la Fiscal Marcela Cartagena. A pesar de este cambio, donde se esperaba mayor objetividad, la nueva persecutora continuaría con la hipótesis planteada por su predecesor.
La actual representante del caso en el ministerio público, dijo tener un nuevo antecedente para probar la culpabilidad de Escobar en la muerte de Tomás: Un informe escrito, de 31 páginas firmado por los odontólogos Gabriela Oviedo, Fabiola Serrano y Manuel Maurelia (SML), el cual expone los resultados de un examen odontológico al pequeño, posterior a la autopsia, el cual indica que la boca de Tomás, presentaba indicios de abuso sexual.
El Doctor Ravanal, desde su experiencia en análisis forenses donde se busca imputar un delito de agresión sexual, explicó que, si bien no conoce el informe, explica que “lo primero que se tiene que encontrar es evidencia biológica que muestre la presencia de fluidos biológicos. En este caso si estamos pensando en la participación de parte de un individuo de sexo masculino, lo lógico sería buscar elementos y haberse demostrado su existencia”.
Posterior a esto, debiese haber una identificación genética para demostrar la implicancia del imputado en la agresión, proceso que no fue realizado por los odontólogos encargados por el órgano persecutor público.
“Esta es obviamente la prueba que tiene que demostrarse y es esencialmente una prueba científica, o sea, no se presta para otro tipo de interpretación”. Sumado a esto, Ravanal hizo la distinción de los objetivos de este examen: “Ahora, otro elemento, sería vincular los hallazgos del examen de la cavidad bucal a un análisis para explicar el mecanismo y causa muerte”. Sin embargo, el informe solo da a conocer los supuestos indicios de abuso.
El doctor también agregó sobre este informe que le llama la atención los resultados ya que, de ser una examinación precisa, podría evidenciar las deficiencias de la autopsia inicial realizada por el Servicio médico Legal.
“Y eso deja también en evidencia que la autopsia general que es completa y que incluye también la cavidad bucal, fue deficiente e incompleta porque ¿por qué requerir intervención de otro tipo de perito en este caso, que vengan a complementar o hacer el trabajo que los primeros no hicieron? Entonces ahí tenemos el efecto que nos da cuenta de que la situación del punto de vista del análisis no ha sido todo lo correcta o todo lo organizada y que se debería exigir a un procedimiento científico de esta naturaleza”.
Subjetividad y desconocimiento: “La hipoxia no significa muerte por asfixia”
La histopatología forense es definida como un medio auxiliar en la investigación forense. Este estudio consiste en una observación microscópica de los tejidos que permite confirmar, modificar o descartar lo observado macroscópicamente, dando mayor solidez científica a una autopsia.
En este caso de interés público, se ha hecho mención sobre los exámenes histológicos que podrían realizarse al cuerpo de Tomás posterior a la primera autopsia, para establecer la causa de muerte o la data de las lesiones en el cuerpo del pequeño.
Según el Doctor Ravanal, esta clase de exámenes tardarían aproximadamente seis días en presentar resultados, sin embargo, el experto es enfático en que su efectividad y los resultados que arroje dependen de muchos factores, y que es muy difícil que establezcan la causa de muerte del menor como ha dicho el Fiscal Ortiz en ambas audiencias.
“Son estudios microscópicos de los tejidos, dependen de las condiciones en que estos estén. Si hay signos de putrefacción a veces no se puede identificar, no se puede establecer que efectivamente lo que se ve en el estudio macroscópico corresponden a lesiones o no.
No es tan preciso como el resultado de un estudio toxicológico, donde uno puede cuantificar o quitar sustancias o un estudio genético que da resultados concretos, en este caso, en el estudio histológico, siempre hay un componente que depende de la opinión del que practique el examen que puede tener algún grado componente de subjetividad”, afirma Ravanal.
“Ahora, que permita establecer la causa o el tipo de muerte, es difícil, porque evidentemente, tendría que haberse detectado alguna lesión de esa magnitud traumática en la autopsia. Difícilmente pueda demostrar la causa de muerte, porque está focalizado, además, que la investigación de la causa de muerte tiene que incorporar todo el estudio global. Un estudio histológico no va a venir a explicarnos la causa de muerte.”
De lo que sí tiene certeza el perito, es que la presunción de la causa de muerte por asfixia, por parte del Fiscal en el caso, es incorrecta y está basada en una presunción errónea de parte del Servicio Médico Legal y del órgano persecutor.
“El Servicio Médico Legal, ha entregado información que es absolutamente imprecisa y que por supuesto, es incorrecta cuando se indica que, si bien no ha logrado establecer la causa de muerte, agregan un comentario adicional que (yo) cuestiono. En el sentido de que indican que habría signos sutiles de hipoxia asociados a un edema cerebral o pulmonar”.
Según el doctor, el indicar que hay signos sutiles de hipoxia es impreciso y subjetivo por parte del examinador. La hipoxia es el diagnóstico de falta de oxígeno en la sangre, por lo que “la cuantificación o medición de concentración de oxígeno en sangre es una medida instrumental, que se hace en personas vivas, no puede ser practicada en los cadáveres, y menos en un cuerpo que lleva ya varios días de descomposición”.
“El oxígeno es transportado por la hemoglobina que forma parte de los glóbulos rojos y estos se rompen a las pocas horas de la muerte. Por lo tanto, nos están entregando una información de algo (la hipoxia) que no es técnicamente posible demostrar desde el examen directo de la autopsia. Ahí hay un elemento altamente cuestionable”, explica Luis Ravanal.
Sumado a esto, el doctor agrega que la asunción más grave en el caso es que desde la fiscalía asuman la hipoxia como signo de asfixia, ya que “no está asociada exclusivamente a, como intenta comprobar la fiscalía, un mecanismo de muerte por asfixia. La hipoxia simplemente es un fenómeno que da cuenta de que hay poco oxígeno en los tejidos y esto se da en una infinidad de casos de muerte natural, al igual que en la muerte violenta”.
Relacionado a lo anterior, el doctor reafirma la subjetividad en estas pericias y afirmó que el Servicio Médico Legal “atiende a las solicitudes del ministerio público (Fiscalía), por lo tanto, ahí hay un elemento que influye en la orientación que pueden tener las pericias y también, obviamente, el sentido de las consideraciones respecto a las pruebas y evidencias de cómo se analizan o se manejan”.
Sin embargo, esto no siempre se debe a posturas sesgadas. Según el doctor, los peritos que no están especializados en el trabajo forense y médico pueden tender a hacer asunciones erróneas como “confundir la pigmentación de condiciones amoratadas, que se produce producto de la degradación de la hemoglobina o verdosas en la mucosa de la cavidad bucal. Puede ante ojos inexpertos o mal entrenados, interpretarse como un golpe, como una equimosis (hematoma o moretón). Pues en ese sentido también hay que tener mucha cautela en tratar de buscar pruebas aceleradas ante una petición -en este caso de la fiscalía- para poder hacer encajar y armar un cuadro o un contexto de muerte asociada a lo que evidentemente se aprecia una causa de muerte, que en este contexto se llama la asfixia mecánica y eso resulta a primera vista que tiene una intención por lo dicho, por lo que se comenta, parte de este caso, por las primeras pruebas que aporta la investigación, o hacia donde se han orientado las pericias”.
A pesar de la dura crítica de esta eminencia de la medicina forense al equipo investigativo, Ravanal aconseja que aun hay medidas que se pueden tomar para poder encontrar las respuestas que la justicia busca y que la familia necesita.
“Habría que hacer una segunda autopsia, una revisión detallada del cuerpo del menor para poder establecer si efectivamente se puede o no con los elementos que hay, saber cuál ha sido la causa de muerte y que eso pueda sustentar la investigación, porque sin causa de muerte, sin que se demuestre que se trata de una muerte violenta, no se puede inculpar a nadie”, concluye Ravanal.