Manuel Antonio Garretón: “Un país sísmico requiere otro modelo de desarrollo”

Manuel Antonio Garretón, sociólogo, politólogo y académico de la Universidad de Chile, opina acerca de la forma en que los chilenos enfrentaron el sismo y maremoto, así como sobre las posibles causas de esos comportamientos.

¿Lo que pasó tras el terremoto es propio de una catástrofe o revela cierto déficit valórico en nuestra sociedad?

En situaciones como ésta, en que hay una tendencia instintiva de salvarse y los otros aparecen como enemigos, se pierden todos los parámetros de sociabilidad. La pregunta es porqué no todos reaccionan así sometidos a las mismas necesidades. Y es porque en ese caso actúa un sustrato cultural que refuerza o contradice esa tendencia instintiva.

Me parece que desde la implementación de un modelo económico cuya expresión cultural es el reality show, donde lo único que importa es ganar y eliminar al otro, esto se ha ido exacerbando. Pero también existe el sustrato cultural clásico chileno, de gente que acude a la solidaridad y la organización.

El énfasis en el país no como lugar de derechos y deberes, sino como espacio de oportunidades donde lo que importa es el emprendimiento a toda costa, el debilitamiento de la relación con el Estado, la crítica a la política, todo eso ha ido mermando el sustrato cultural más solidario y haciendo que las respuestas individualistas predominen en momentos como éste.

¿Un país sísmico requiere otro tipo de Estado, de sociedad?

Requiere un Estado descentralizado, capaz de intervenir y regular, con mucho poder para controlar las construcciones, donde no se permita construir poblados al lado del mar sin mayor resguardo, ni contar sólo con un aeropuerto y una ruta que une a Chile.

El terremoto prueba que un Estado tan centralizado como éste deja a las regiones sin recursos materiales e institucionales para intervenir. Para que una región pueda resolver una emergencia rápidamente, debieran existir estados regionales con capacidad de almacenamiento, comunicación y reservas energéticas, que no tengan que esperar los recursos del centro.

Es más, mi impresión es que debiera posibilitarse a las autoridades regionales decretar estados de emergencia para esa región, sin esperar la evaluación de la administración central. No puede pasar que se tenga que restituir las comunicaciones con el centro para que las regiones puedan operar.

¿Existieron descoordinaciones en el gobierno al enfrentar la crisis?

En estas situaciones ocurren contradicciones, la tragedia fue mucho más grande de lo que se pensaba. Lo que sucede es que este no es un país solidario y cohesionado en lo político, en lo económico y en lo cultural, por lo tanto, se tienden a producir otro tipo de problemas.

Pero las deficiencias administrativas son menores al lado del tipo de país que tenemos en materia de su ausencia de una estructura organizacional de la sociedad civil, del modelo político del Estado, del modelo económico y del modelo cultural.

Sin embargo hay gente organizándose, ¿qué opina de esta idea del país solidario?

Hay un país con muchos recursos como para enfrentar la emergencia, pero no sólo hay que enfrentar la emergencia. Hay que pensar justamente cuál es el modelo de desarrollo para un país sísmico, en un mundo globalizado. Cuál es el modelo de organización política del Estado y qué visión de sociedad se precisa.

Este es un país donde la mayoría de los niños se forman en educación privada, por lo tanto en un sistema de valores que transmiten los grupos ideológicos, familiares y sociales, sin predominio del valor de lo nacional público.

Formamos una generación de jóvenes a quienes lo político no les importa. Ellos mismos pueden estar trabajando hoy por la reconstrucción, pero los valores de solidaridad son esporádicos, funcionan en situaciones de emergencia, lo que necesitamos como país sísmico es una estructura cohesiva de solidaridad en la sociedad.

Fuente: www.generaenlinea.cl