Martín Sepúlveda, autor de “El diablo también” publicará un nuevo libro que asegura “es mucho más triste, difícil y aunque traiga menos sangre, pega más fuerte”

“Los perros perdidos” nacerá a manos de la editorial Santiago Ander este 11 de marzo  en la librería Espacio Forestal

Martín Sepúlveda, autor de “El diablo también” publicará un nuevo libro que asegura “es mucho más triste, difícil y aunque traiga menos sangre, pega más fuerte”

Autor: Ciudadano

“Los perros perdidos” nacerá a manos de la editorial Santiago Ander este 11 de marzo  en la librería Espacio Forestal.

La música de suspenso no me encanta. Pero como si fuese un mandato que había que cumplir, puse la playlist de “El diablo también” en Spotify y me dispuse a escribir esta entrevista.

Tuve la suerte de conocer a Martín Sepúlveda hace un par de años durante una feria literaria en el Museo de Arte Contemporáneo, frente al parque Forestal, en pleno otoño. Llegó a mi stand de libros y se instaló con unos fanzines que se fueron igual de rápido que nosotros amistándonos y entregándonos todos los datos literarios que guardábamos en los bolsillos. Unas semanas después, lo vi en Valparaíso con su propio stand, conversando con todos y todas e inventando talleres para no aburrirse parado detrás de sus creaciones, las que sí, tenían talento desparramado encima, se vendían como pan caliente y a la vista eran adorables.

Por eso, cuando empecé a leer “El diablo también” me sorprendí gratamente de su oscuro, morboso y retorcido sentido del humor. Reconozco que casi llegando al final, tuve que esperar y como Joey de Friends, poner en el congelador -metafóricamente- un rato esos cuentos, al menos hasta que el asco, la náusea y las infinitas ganas de terminarlo cesaran. En ese intermedio, mientras Martín, el escritor, guionista y fanzinero preparaba el lanzamiento de su próximo libro “Los perros perdidos”, le hice algunas preguntas:

Por qué en la mayoría de tus entrevistas, señalas que “El diablo también” es un libro de terror pero igual una comedia romántica

Creo que es un libro de terror porque los lectores lo decidieron,  algo que yo nunca esperé que pasara, porque de verdad puedo ver la comedia y el romance en estos cuentos. Siento que hay algo en la fortuitidad de lo que les pasa a estos personajes que me hace pensar más en sitcom que en lo horroroso, y a la vez, no dejo de pensar que tiene esa gracia de “lo único que se puede hacer en un momento como este, es reír”. De todas formas, creo que es un libro duro y difícil, no le bajo el perfil a eso, pero siempre me gusta resaltar que en esas páginas hay mucha historia de amor, y bastante risa (aunque nadie se convence de esta última).

Cuéntame la importancia de la música en tu escritura

Mi escritura siempre se define por ser muy cinematográfica, es el guionista que llevo dentro que no puedo acallar, y para lograr que esas imágenes se muevan como necesito que lo hagan, el soundtrack es lo más importante. Las playlist que armo para mis libros no las hago en el sentido de “canciones que quedarían bien con este texto”, son efectivamente las canciones que usé para escribir cada cuento. Porque luego de un proceso largo de selección, cuando encuentro el tema preciso para la historia que quiero narrar, esa canción tiene que estar en un loop infinito hasta que termino de escribir. Algunos cuentos tienen más de una canción, y son esos los que más me cuestan, pero también los que mejor se sienten.

¿Cuál es la novedad en el próximo libro?

“Los perros perdidos” es una especie de continuación espiritual de “El diablo también”, en el sentido de que son la misma cantidad de cuentos, la misma editorial y mi misma pluma, pero hay algo central que los une tanto como los diferencia: hacia dónde nos lleva la pérdida.

Creo que en mi primer libro, la idea de “hay una línea que se cruza de la que no se puede volver”, siempre lleva hacia la ira, la violencia y la venganza; en “Los perros perdidos” me adentro más en el dolor, en darle una forma física al nudo en la garganta, a ver de forma más íntima el miedo al vacío que viene después de la pérdida. Es sin duda un libro mucho más triste, más difícil y que aunque traiga menos sangre, pega más fuerte.

Cuál es la fijación o por qué está tan presente la matanza de perros en tu escritura

Me encanta esta pregunta, para poder reivindicarme: amo a los perros con toda mi alma. Harta gente me pregunta por qué los odio tanto, y no puede ser algo más alejado de la verdad. Mato perros (en mis cuentos), porque creo que ya perdimos toda sensibilidad al ver morir a una persona, y que la idea de que le pase algo a un cachorrito es mil veces peor. Sin ir más lejos, el otro día les explicaba a unos amigos que en algunos de mis cuentos había “matado” a mi papá, a mi hermano y a mi polola… ni pestañearon. Pero les dije que había uno que otro perro muerto, y fue un escándalo. La gente prefiere a los perros que a las personas, y no temo usarlo.

Martín y su perrita Serotonina

Qué fue lo mejor que leíste en 2022, y qué quieres leer este verano

Mi favorito del 2022 fue Aniquilación, de Houellebecq. Es mi escritor favorito y esperaba mucho este libro, pero no tenía idea de que me iba a sorprender tanto. Creí que iba a encontrar más sátira política, y un libro profundamente amargo, pero en lugar de ello me topé con una historia de familia y de amor que me sacó lágrimas totalmente inesperadas.

Este verano he leído ya varios títulos que les tenía ganas, resaltando La muerte viene estilando, de Andrés Montero (La pollera) y Número Dos, de Foenkinos (Alfaguara). Ahora voy a hincarle el diente un buen rato a la biografía de Otis Redding de Jonathan Gould y ando en la búsqueda de la trilogía de Leenane de Martin McDonagh. Los últimos dos años estuve leyendo harto por obligación, y este año quiero solo pasarlo bien (aunque algunos te hagan pasarlo mal).

Por qué no te has querido aventurar a escribir una novela

Siempre he encontrado súper limitada esa idea de que uno empieza con cuentos pero que cuando “crece” escribe novelas. Me preguntan harto si después del volumen de cuentos que voy a publicar por fin me voy a “atrever” a escribir una novela, y ya se vuelve un poco tedioso seguir explicando que como lector me encantan las novelas, pero que como escritor en verdad no me llama la atención.

En una entrevista reciente Luis López-Aliaga comentaba que encontraba el cuento más cercano a la poesía, a lo verdaderamente literario, mientras que la novela era más un ejercicio de consistencia y disciplina. No sé si estoy completamente de acuerdo con toda su idea, pero creo que eso que dice de la novela es finalmente lo que me aleja de querer escribir una. Sentarme solo con una imagen en la cabeza y que en un par de páginas esa idea se haya convertido en algo que existe por sí mismo y que termina en ese exacto momento sin exigir nada más, es algo que una novela no puede darme.

Cuánto de miedo propio y cuánto de morbo hay en escribir libros con violencia gore

Mis primeros pasos literarios tuvieron mucho de miedo personal, de revivir experiencias difíciles y darle mil vueltas a cómo intentar dejar de temerle al mundo, y en esa búsqueda encontré el camino del exceso y el morbo. En algún momento me di cuenta de que llevando todo lo más lejos imaginable, las posibilidades de seguir sintiendo mi miedo personal empezaban a disminuir, y mis ganas de atormentar a los lectores con estas imágenes, ganaban la pelea.

Fue en un taller con Mauricio Electorat que él mismo me dijo: si ya vas a cortarle el dedo… córtale el brazo entero mejor. Y me hizo todo el sentido del mundo. Cambié los combos por cadenazos, el miedo por la venganza, la ley por el fuego, y de repente me encontré sin miedo y con mucho más que contar.

¿Cómo resuelves en forma práctica las dificultades de la escritura del día a día?

No soy un escritor constante. Si bien no hay día en el que no le dé vueltas a un par de ideas, son pocas las veces en las que realmente me siento a escribir. Creo que la dificultad máxima es esa, la de sentir que como escritor tengo que enfrentarme a la página en blanco, y mi resolución a ese problema es simplemente darme permiso para no hacerlo.

Hace tiempo decidí que, si no me gustaba un libro, llevara lo que llevara leído, no tenía por qué seguir si no quería. He hecho lo mismo con mi escritura, si no siento que es el momento de empezar un cuento, no lo hago; si ya estoy escribiendo uno y no creo que sea lo que quiero escribir, lo abandono sin atormentarme por ello.

¿Y en cuanto a la corrección del texto?

Respecto a la corrección, mi sistema es que cuando termino de escribir algo, se lo mando a un par de personas de confianza para que lo lean y me digan si tiene sentido. No soy exigente con la ortografía y ese tipo de cosas, así que solo busco saber si la idea se transmite de la manera que buscaba. Después todo lo formal se lo dejo a mis editores, porque me aburre releerme a mí mismo, sobre todo si es para buscarme errores.

Dijiste que quizás te demorabas en responder porque tenías un sartén en la mano, ¿es la cocina parte de tu proceso creativo?, y ¿Qué es lo que más te gusta cocinar?

Siempre tengo un sartén en la mano, o un cuchillo, o un rallador. Desde hace un par de años ya que trabajo desde la casa, y es mi vida soñada porque puedo pasar el día cocinando. Creo que como parte de mi proceso creativo, es la parte del descanso, de no tener que crear. Trabajo creando contenido audiovisual, y el resto de mi tiempo veo películas, leo y escribo mis cuentos, estoy todo el día viendo y pensando imágenes que necesito transformar o crear… en la cocina solo necesito poner atención a los olores, los sabores y a cómo cambian las cosas segundo a segundo. Es la parte de la vida en la que estoy más presente y en la que menos peso me pongo sobre lo hombros, y es por eso que tal vez es la más importante.

No tengo algo que sea lo que más me gusta cocinar. Pero si me gusta hacer cosas que necesitan que salga de la casa, vaya a la verdulería, al almacén de al frente, que me quede parado un rato en la vereda pensando en lo que necesito. Y más que nada, lo que más me gusta es cocinarle a mi polola o mis amigos, exactamente lo que quieren, y ver sus caras cuando lo prueban. Es como firmar 100 libros.

«Lo que más me gusta es cocinarle a mi polola o mis amigos, exactamente lo que quieren, y ver sus caras cuando lo prueban».

Considerando que tienes una página en Instagram que se llama “Canción, Libro, Película”, podrías decir cómo nació esa idea, en qué está y cuáles son tus propias recomendaciones

La página nació por dos cosas. La primera, fue que con mi polola (la ilustradora Fa Casol) queríamos empezar un proyecto cultural juntos donde cada uno hiciera lo que más le gusta: Ella podía ilustrar y yo atormentar a la gente exigiéndoles que redujeran toda su vida a solo tres cosas y hablaran de ellos en un espacio mínimo. Así nació Canción Libro Película, donde la gente hace una elección para cada categoría contando el por qué y son retratados por la Fa.

La página está en un momento lindo en el que ya empezamos a meter a personas que no son tan cercanas a nosotros y a quienes no les conocemos el gusto, así que podemos sorprendernos con lo diferente que cada post termina siendo, además que ya llegan todos los mensajes de personas que quieren participar y que nos mandan sus recomendaciones día a día. Sueño con que algunas selecciones se repitan y esas personas se encuentren en la vida solo por su profundo amor por un pequeño pedacito de cultura.

Canción:

Hurricane – Bob Dylan

Porque la historia de ese boxeador injustamente encarcelado es una de las piezas musicales y literarias que más logra hacerme sentir la belleza trágica que fue el siglo XX en su totalidad, y no importa cuantas veces la haya escuchado, no pierde ni un gramo de su peso histórico y personal.

Libro:

Plataforma – Michel Houellebecq

Aparte de porque creo que es una joya literaria de inicio a fin, lo elijo porque es el libro que me hizo despojarme de todos mis miedos como escritor, y darme a mí mismo el permiso para dejar de escribir lo que otros querían leer y realmente poder encontrar mi voz.

Película:

The Commitments – Alan Parker

Mi lema en la vida es “bajas expectativas y alto amor propio”, y creo que es lo que aprendieron los protagonistas de esta joya irlandesa al final de su camino. Una película simple, con un soundtrack para la historia, llena de momentos que te calientan el pecho, y que no tenía ninguna ambición más que decir: inténtalo, lo peor que puede pasar es que falles.

“Los perros perdidos” nacerá a manos de la editorial Santiago Ander este 11 de marzo  en la librería Espacio Forestal (Merced 76), será presentado por Álvaro Bisama y Mario Cerda, y como primicia, Martín nos envío la portada ilustrada por su hermano, Simón Sepúlveda.

Fotos por: Diego Lazo


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