Dicen que estaba loco… que se debe restringir la obtención de armas…
¿De qué estamos hablando?
Ya suman SIETE las masacres en Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, el país que rige los destinos de muchos otros.
¿Qué les pasa?
¿Hay ira acumulada, hay deseos de venganza, o hay frustración?
Si alguien quiere matar a su madre, no necesita un rifle y dos pistolas. Cualquier elemento le sirve.
Si alguien quiere matar niños, cualquier elemento le sirve. Claro, sumará menos víctimas.
No son los revólveres lo que importa, sino la INTENCIÓN que está detrás.
¿Y por qué existe esa intención?
Porque evidentemente no hay ni amor, ni respeto por el prójimo.
Cualquiera sea la condición mental del asesino, cualquiera sea el diagnóstico que den los médicos, los psicólogos o sociólogos, el resultado siempre será el mismo:
A ese individuo NO LE IMPORTABA el prójimo. Para nada. No amaba a su madre, porque la mató. Tampoco le interesaba el resto de la familia, porque no pensó en cómo les afectaría su accionar; y menos aún reflexionó sobre los niños y sobre las familias de esos niños.
NO AMABA NI RESPETABA.
¿Por qué? ¿No le dieron amor? ¿No le dieron respeto?
¿O se acostumbró tanto a las películas donde mueren decenas de personas, a las noticias donde muestran las bombas que caen aquí y allá, y a los juegos de video donde el objetivo es MATAR?
¿Qué le estamos dando a nuestros niños?
Violencia.
Y crecen rápido, mientras se acostumbran a ella.
No se trata solamente de prohibir la adquisición de armas.
Se trata de entregar amor a los niños y enseñarles que el prójimo, cualquier otro ser humano, merece tanto respeto como él mismo.
Pero eso sólo podemos enseñarlo si nosotros mismos, como padres, les entregamos amor y respeto.
La mamá del asesino le enseñó a manejar armas. ¿Qué podía esperar después?
Albina Sabater
Periodista
Fuente fotografía
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