Una distribución de vacunas equitativa que abarque, ante todo, a los grupos más vulnerables es una cuestión moral a la que se enfrenta el mundo en la actualidad, señaló Emanuele Capobianco, el director de Salud de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC).
«Tenemos que subrayar con claridad la enorme desigualdad que existe entre los países ricos donde está vacunado, con pauta completa, entre el 50 y el 60% de la población y las regiones más pobres del mundo, donde en los países con bajos ingresos solamente un por ciento de la gente recibió una dosis de vacuna», indicó.
Capobianco subrayó que los trabajadores sanitarios, las personas de tercera edad, las personas con enfermedades crónicas en los países con bajos ingresos no tienen acceso a las vacunas «mientras que en los países ricos la vacuna se administra a personas que no corren graves riesgos».
«En esto hay un elemento moral y creo que el mundo tiene que reaccionar ante él con mayor determinación en los próximos meses», enfatizó.
Señaló que «estamos muy muy lejos de poder poner fin a esta pandemia y la necesidad de las vacunas en el mundo es mayor que nunca antes».
El director de Salud de la IFRC subrayó a la vez que hay grupos vulnerables en los países ricos, como los migrantes y refugiados, que también necesitan vacunas.
La Cruz Roja y de la Media Luna Roja intenta «apoyar en todos los países del mundo la prestación de servicios para los grupos más vulnerables, vacunamos a los migrantes indocumentados, los sintecho y otras personas vulnerables», destacó.
Unir esfuerzos
Unir los esfuerzos de todos —los productores de vacunas, las organizaciones internacionales, los gobiernos, las sociedades civiles y las NGO— es la única vía para acabar con la pandemia, ya que «solo trabajando juntos se pueden lograr cambios duraderos, que superen los límites de las obras caritativas», recalcó.
Capobianco recordó que en los decenios de 1990 y 2000 justo de esta manera se logró hacer accesibles los antivirales para los enfermos de SIDA mientras que antes, en el hemisferio sur, «la gente se moría por millones».
Destacó que «la sociedad civil, los gobiernos y las empresas farmacéuticas tomaron la decisión de bajar los precios» y en una década estos se redujeron en un 99%.
«Ahora necesitamos el mismo enfoque para que los gobiernos, ante todo, actuando a través de los organismos existentes como la Organización Mundial del Comercio, acuerden que este momento tiene necesidades excepcionales y creen una coalición que pueda asegurar la transmisión de los conocimientos y los saber hacer sobre las vacunas a otros países como pasó con los antivirales cuando la India se convirtió en el mayor productor de los antivirales para curar el SIDA al aumentar su producción», insistió al subrayar que «entonces podremos incrementar la cobertura con las vacunas en cortos plazos».
Distribuir en el terreno
Mientras, los mecanismos para hacer accesibles las vacunas a todos, como Covax, «se acaban de lanzar y de momento no vemos el efecto».
Sin embargo, hay que pensar también en sistemas que ya dentro de los países hagan que las vacunas lleguen a la gente, realzó Capobianco.
No prestar atención a este aspecto, representa «una laguna letalmente peligrosa», comentó.
«Corremos el riesgo de ver como miles o, potencialmente, decenas de miles de dosis serán destruidas, de hecho, ya lo vemos pasar porque los sistemas en el terreno no están listos. Y eso será el mayor crimen tomando en cuenta la necesidad de vacunas en el mundo en la actualidad», señaló.
Por lo general, indicó, «se necesita definir con claridad por países a los actores que son capaces de realizar los suministros de vacunas», que en muchos países podría ser la Cruz Roja.
«Pero hay que garantizar dos cosas. Primero, vacunas para las organizaciones que las van a distribuir. Segundo, fondos para reclutar a trabajadores porque realizar campañas de vacunación por todo el mundo es una gran operación y para esto se requieren finanzas», recalcó.
De momento, dijo, el llamamiento para una financiación de emergencia de la Cruz Roja está completado tan solo al 60%.
«El mundo debe despertar», insistió al reconocer a la vez que «si vamos a destruir más dosis de vacunas por no tener sistemas de suministrarlas a la población, a lo mejor, va a haber una reacción más fuerte y se les dará una mayor prioridad».
Cortesía de Sputnik