La ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables de Perú, Anahí Durand, conversa con Sputnik sobre el agitado escenario político de su país y los principales desafíos que tiene el Ejecutivo de Pedro Castillo, a casi 100 días del inicio de su mandato.
Anahí Durand (Lima, 1978) es una reconocida socióloga y activista peruana que el 29 de julio de 2021 asumió el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Ese día, «por la memoria de Micaela Bastidas, por las mujeres peruanas y por un país con igualdad» se comprometió a trabajar por un país «con justicia, igualdad y autonomía plena».
A casi tres meses de esa investidura, Durand tiene importantes desafíos sociales por delante, como atender a los casi 100.000 niños que quedaron huérfanos por la pandemia y quienes están en la pobreza o en riesgo de exclusión social. Todo esto, en medio de amenazas del Congreso de destituir al presidente Pedro Castillo y con una inestabilidad política que ha hecho que en cinco años ese país tuviera cuatro presidentes.
Usted asumió como ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables en medio de una pandemia que hizo aumentar la pobreza en Perú al 30% y también los casos de violencia contra la mujer. ¿Qué planes están desarrollando para atender esta situación?
Efectivamente Perú ha sido uno de los países más afectados por la pandemia en el tema sanitario. Tenemos casi 200.000 muertos. En el tema económico también ha habido una pérdida de empleo muy grande y en este contexto el nivel de afectación a las mujeres ha sido muy fuerte.
Por un lado, quienes han perdido más empleos en sectores como servicios han sido las mujeres. Quienes han tenido que incrementar la carga de trabajo en el tema de los cuidados también han sido las mujeres y también hay que reconocer que de todos los delitos que se redujeron durante la cuarentena por la pandemia el único que no se redujo fue el de la violencia hacia la mujer.
En esas condiciones hemos recibido el país hace dos meses y medio, colapsado también por la crisis del régimen político. Hay una crisis política muy profunda que se evidenció con los cuatro presidentes que hemos tenido en los últimos cinco años, y con una crisis económica. En ese contexto asumir el Ministerio de la Mujer presenta varios desafíos.
Nosotros estamos abordando, en primer lugar, todo lo que tiene que ver con las necesidades concretas de las mujeres, sobre todo las de los sectores populares, que son las que más sufren la crisis.
Estamos planteando en esa línea una estrategia de autonomía económica para las mujeres y, por otro lado, todo lo que tiene que ver con el sistema nacional de cuidados, como poder reforzar la labor del Estado en el apoyo a los cuidados de las mujeres. También mejorar nuestra capacidad y nuestra presencia en todo el país para atender la lucha contra la violencia contra las mujeres, a partir de lo que es el Programa Aurora, los Centros de Emergencia Mujer.
Hay un dato muy alarmante en Perú y es que la pandemia dejó casi 100.000 huérfanos en su país. Incluso ahora es uno de los países con la mayor cifra sobre esta situación. ¿Qué políticas se están desarrollando para protegerlos y atenderlos?
Sí. Efectivamente creo que somos el segundo o tercer país, según el último estudio de la revista The Lancet, y eso demuestra lo devastadora que fue la pandemia en un país que supuestamente había crecido económicamente y estaba a punto de entrar a la OCDE. Vemos que el crecimiento ha sido solo para algunos.
Nosotros como Ministerio de la Mujer tenemos también la rectoría en el tema de lo que es población vulnerable e infancia. En esa medida estamos asumiendo la problemática de estos más de 98.000 huérfanos que ha dejado la pandemia y que se suman a otros en situación vulnerable que ya venían de antes.
Por un lado, estamos dando un bono de orfandad, una pensión de orfandad. Esto se empezó a dar el año pasado a los huérfanos directos de padres, madres o cuidador que haya muerto a raíz del COVID-19. Vimos que era muy difícil comprobar si esa muerte había sido a raíz del coronavirus porque mucha gente murió en su casa, y si no tenían ese certificado era complicado.
Entonces, lo que hemos hecho es ampliar este universo, incluso vamos a presentar este proyecto para que los niños en situación vulnerable que perdieron a sus padres puedan acceder a esta pensión. También, más allá de lo económico, que puedan acceder a una serie de prestaciones en acompañamiento psicológico y educativo.
Por otro lado, también estamos teniendo a nuestro cargo lo que son los albergues, centros de acogimiento para niños y adolescentes. Estamos recuperando la rectoría estatal que fue también replegada. Muchas veces esto se derivó a albergues privados, a fundaciones religiosas que finalmente no han cumplido con los estándares de cómo atender esto, y vemos que es una tarea del Estado.
Entonces tenemos estos dos ejes: la pensión para los niños huérfanos, pero con algún familiar, y esta otra línea de recuperar albergues, de trabajar con los niños que están bajo la protección del Estado, mejorando, por ejemplo, el tema de las familias acogedoras y la adopción.
Usted ha planteado la necesidad de que las mujeres peruanas tengan autonomía económica. ¿Cómo lograrlo? y ¿en qué consiste el sistema de cuidado integral que usted ha adelantado?
Aquí tenemos dos estrategias. Por un lado, liberar de tiempo a las mujeres. Creo que esto también es una situación que vemos en toda América Latina, quienes con sus trabajos aportan al PIB, no tienen una remuneración. No se remuneran los trabajos de cuidado que se hacen en el hogar, lo que reproduce finalmente la vida cotidiana de la familia.
Aquí en Perú tenemos un sistema muy deficiente de organización del cuidado. No tenemos sistema de guarderías, no tenemos sistema para adultos mayores. Entonces estamos tratando de que se apruebe pronto el Sistema Nacional de Cuidados con enfoque de género que pueda garantizar el derecho al cuidado de la gente, brindando servicios de cuidados para niños, adultos mayores y personas con discapacidad. Por otro lado, también reconocer la labor del cuidado que hacen especialmente las mujeres.
Esto está en curso. Creemos que va a liberar tiempo a las mujeres para que puedan también desarrollarse profesionalmente, se les reconozca ese trabajo. Por otro lado, tenemos un programa ambicioso, que esperemos que se apruebe también, que es el programa mujer emprendedora, que lo que busca es contribuir a la autonomía económica de las mujeres a partir de conectarlas con créditos, iniciativas económicas de empoderamiento desde un enfoque de una economía social, solidaria, que les permita tener una mayor independencia, y esto, a su vez, repercute en que estén menos vulnerables en situaciones de violencia.
Algunos sectores del progresismo, principalmente de Europa, han criticado mucho al presidente Pedro Castillo porque se manifestó en contra del aborto, del matrimonio entre personas del mismo sexo y, luego, por tener pocas mujeres en su gabinete. ¿Qué responde usted?, ¿cómo concibe usted la lucha de las mujeres?, ¿cuál es su visión del feminismo?
Yo vengo de un partido, como es Nuevo Perú, que es parte de la alianza de Gobierno y que se considera feminista, y efectivamente hemos tenido aquí un trabajo interno con las fuerzas políticas de izquierda para poder llevar adelante un Gobierno que vele por la igualdad, que respete los derechos de las mujeres.
Pero, en primer lugar, hay que tener en cuenta la historia de Perú, el devenir del movimiento feminista. También hay que tener en cuenta que con la pandemia hubo un repliegue muy fuerte de los sectores populares hacia la familia en su sentido más heteronormativo y la presencia de grupos religiosos, que también es muy fuerte. Hay una arremetida conservadora que tampoco es exclusividad de Perú. Lo hemos visto en Brasil, en Colombia, que justamente pone al movimiento feminista en una situación compleja.
Desde nuestra parte, lo que queremos es acercarnos a una agenda de igualdad a los sectores populares, llevar adelante este proceso de lucha por los derechos de las mujeres y poder articular una visión que sea más bien colectiva, comunitaria, popular. En esa línea hemos encontrado todo el respaldo del presidente.
Estamos sacando estas iniciativas para garantizar una vida libre de violencia, para garantizar igualdad de oportunidades, para luchar y sancionar la violencia contra la mujer, pero además desde una perspectiva intersectorial e intergubernamental porque este no es una tarea exclusiva del Ministerio de la Mujer ni tampoco del poder Ejecutivo. Necesitamos ahí encontrarnos con el Poder Legislativo, donde lamentablemente los sectores ultraconservadores tienen bastante poder, y también con el Poder Judicial que es un gran desafío por lo que implican los procesos judiciales.
Entonces sí, queremos tener un trabajo entre espirales, que vaya desde lo social, que vaya con estos programas, que retorne el Estado a las políticas públicas, con este enfoque de economía feminista y autonomía económica, y también un pilar más organizativo de trabajar con las mujeres. Estamos trabajando mucho con las mujeres de base, organizando distintos eventos, encuentros porque es un Gobierno popular que quiere ir de abajo hacia arriba.
Cambiando un poco el tema. El Congreso está intentado modificar la correlación de fuerzas entre Ejecutivo y Legislativo para evitar que el presidente pueda disolver el Congreso en caso de que ellos se nieguen por segunda vez a darle el voto de confianza al Gobierno, tal como lo establece la Constitución. ¿Cómo evalúa usted el escenario y qué hacer para que Perú pueda tener una institucionalidad estable, una gobernabilidad factible?
Aquí creo que hay temas de fondo. Esta Constitución y este orden político que se ha venido descomponiendo en estos últimos cuatro años expresa finalmente el agotamiento del régimen de 1993 que impuso Alberto Fujimori y que tuvo esta Constitución que ahora vemos que los mismos que la defienden terminan pisoteándola.
Este proyecto que se ha publicado efectivamente recorta facultades al Ejecutivo, presenta un claro desequilibrio de poderes para asegurar, en el caso de ellos, que no puede haber ningún mecanismo del presidente para aplicar la cuestión de confianza, mientras que ellos sí puedan mantener la vacancia por incapacidad moral como una amenaza permanente contra un presidente legítimamente electo.
Esto es finalmente una expresión de la crisis del régimen que seguimos viviendo, que no se ha resuelto, de un grupo, además de ultraderecha, que no ha procesado todavía que perdió las elecciones y que tienen cierta correlación en el Congreso. Creo que aquí finalmente lo que tiene que abrirse es un debate más amplio, que apunte justamente a esa Constitución que ya no está siendo lo suficientemente legítima para poder dirimir este tipo de problemas y que termina derivando en crisis políticas permanentes, como lo hemos vivido en los últimos cuatro años con un impacto económico en la vida de las personas.
Es decir, ¿es necesaria una nueva Constitución?
Eso es algo que lo hemos planteado las fuerzas de izquierda desde hace varios años, el mismo presidente, el partido Perú Libre, Nuevo Perú. Estamos en ese proceso. El tema es cómo encausarlo dentro de los marcos institucionales actualmente vigentes.
Pero ¿es una prioridad ahora del Gobierno o están centrados en atender los problemas que causó o agravó la pandemia?
En términos de prioridades hay que efectivamente conciliar. La pandemia es lo prioritario, pero también una articulación con el movimiento social que es quien debe empujar este debate constituyente, con las organizaciones sociales, las organizaciones políticas. Tiene que ser un proceso que venga desde abajo y que involucre a la mayor parte de la sociedad. Además, es un debate que se ha instalado.
Tienes ahora a gente de la derecha recogiendo firmas para que no se cambie la Constitución. Ellos dicen que ya tienen 200.000 firmas, creo. Y tienes también gente desde los movimientos sociales recogiendo firmas para que se cambie la Constitución. Entonces el debate está instalado y creo que finalmente será por ahí por donde podamos tener una ruta de cambio más clara.
Volviendo a las tensiones con el Congreso. ¿Hay riesgos de que destituyan al presidente Pedro Castillo?
Yo creo que sí. Ese riesgo de destitución del presidente Pedro Castillo está instalado desde el día uno de su gobierno, incluso antes cuando no aceptaban su derrota. Hemos tenido un presidente que tuvo solo 15 días para hacer el proceso de transferencia. Se demoraron muchísimo en reconocer la derrota de ellos, instalaron una narrativa de fraude. En fin, sí hay un sector claramente golpista que tiene representación en el Congreso de Perú y que no está dispuesto a aceptar un gobierno popular. Pero estamos gobernando aún con eso. Es un escenario complicado. Creo que no se debe subvalorar, dejar de mirar a este sector que está en consonancia con grupos de poder económico que están claramente conspirando contra el Gobierno.
Una facción de Perú Libre liderada por Vladimir Cerrón dijo en un primer momento que no dará el voto de confianza al Ejecutivo porque incluyeron en el gabinete a personas de lo que ellos llaman «izquierda caviar». Luego, vemos que ha matizado esa postura y pide la unidad de la izquierda. ¿Qué está pasando a lo interno de Perú Libre?, ¿hay razones para pensar que Castillo ha traicionado sus promesas de campaña, como han sugerido algunos desde Perú Libre?
No, no creo que haya ninguna traición. Hay un esfuerzo por ampliar un poco la base del gabinete. Estamos a dos meses y medio de haber asumido el gobierno y creo que es natural que existan tensiones entre las fuerzas políticas que han llegado al poder, pero no creo que haya que hablar todavía de traición.
Yo no soy de Perú Libre, soy de Nuevo Perú, somos parte de la izquierda, con quienes compartimos debates y este respaldo al Gobierno de cambio. Hemos conversado con distintos compañeros de Perú Libre y creo que ellos más bien están reconsiderando su posición y van a terminar dando la confianza, respaldando al gabinete de Mirtha Vásquez, que es una mujer que viene de la lucha social. Ella se ha enfrentado a empresas mineras muy poderosas, siempre del lado del pueblo, así que creo que no hay que tener ningún recelo y sí creo que hay claridad en que estamos en un momento en el que se requiere la unidad de todas las fuerzas del cambio porque hemos visto que estos sectores golpistas están bastante unificados y corremos el riesgo de perder esta oportunidad de gobernar para cambiar el país.
Dirigentes del partido español Vox realizaron recientemente una gira por varios países de América Latina, entre ellos Perú. Ellos proponen una especie de internacional de la extrema derecha. ¿Cómo evalúan estas alianzas que está estrechando la extrema derecha europea con la latinoamericana?, ¿cómo ve el escenario en la región?
Es preocupante porque además instalan un discurso negacionista sobre el tema de la conquista. Nos ha asombrado, indignado. Casi que se presentan como salvadores de los derechos humanos y la paz hace 500 años, desconociendo el genocidio que hubo, el saqueo de recursos y lo que ha significado la colonización no solo en términos económicos, sino cultural, algo que hace que los grupos de la derecha peruana los reciba con los brazos abiertos y asuman un papel inferior frente a quienes en Europa los deportarían.
Es preocupante porque no solo vienen con un paquete cultural e identitario, sino también con un paquete económico, para que nuestros países asuman nuevamente un papel de sumisión y ellos nos sigan viendo como periferia, como fuente de recursos naturales. Es peligroso porque además con esos discursos ultraconservadores nuevamente ponen a las mujeres en una situación de regresión en términos de sus derechos.
Sí creo que hay que mirarlo con preocupación, pero también hay que avanzar. Creo que desde la izquierda hemos tenido algunos avances en términos de articulación internacional, de experiencias de Gobiernos progresistas, por un lado, pero también desde los movimientos sociales, de las organizaciones políticas.
Yo creo que, así como la ultraderecha viene acá, se articula e impone su agenda, su proyecto, porque tiene muchos recursos, quienes queremos un mundo justo, solidario y más emancipado de esos poderes nos corresponde esa otra articulación.Nosotros, por lo menos en Perú, estamos trabajando para ello.