“Boric anunció que Nueva Zelanda y México firmarán para no usar ese sistema en caso de conflicto Estado-inversores. Pero nada indica que Canadá (el mayor inversor en minería) Japón quieran firmar con Chile lo que ambas potencias se negaron a firmar con Nueva Zelanda”.
Compartimos a continuación, comunicado público del Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT)
Con la aprobación del TPP11 por el gobierno del Presidente Boric y el Senado, las comunidades y pueblos de Chile han sido notificados que la recuperación del agua y la semilla, la alimentación sana, la salud de las familias, el presente y futuro de las y los jóvenes no son prioridad de las autoridades. Es claro que los pueblos no han votado a favor del TPP11, y como señaló en el Congreso la senadora Campillai, en las poblaciones nadie pedía que se votara este tratado.
Cuando la escasez hídrica es una realidad para alrededor de un 50% de las comunas del país, con cada vez menos siembras en el campo, inflación, enormes alzas en los precios de alimentos y combustibles, y el avance del narcotráfico, el presidente Boric y la mayoría del Senado se dedicaron a dar garantías a los inversionistas para que más megaproyectos se instalen en los territorios, aumentando la depredación y las zonas en sacrificio. El TPP11 no es un tratado comercial, pues Chile ya tiene tratados de libre comercio con todos los miembros: Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelanda, los más poderosos, y también son parte Perú, México, Vietnam, Malasia, Singapur y Brunei. Es una especie de constitución global de las grandes empresas con reglas a su gusto blindar a todo evento sus inversiones. El negocio es llevarse productos en bruto, que requieren mucha agua y generan daño ambiental en su explotación, como cobre u otros minerales; carnes; vinos, frutas, madera, salmones. Al mismo tiempo nos venden productos elaborados y muchísimo más caros, como medicamentos, servicios, maquinarias, celulares, entre otros. Sus reglas son para mantener en el tiempo este mismo estado de cosas, que ya lleva más de 20 años. Nos están sentenciando a ser un país extractivista exportador de insumos sin manufactura o valor agregado.
El programa con que llegó Boric al gobierno no incluía el TPP11. Pero en medio de la arremetida de los poderosos grupos económicos, los medios y la derecha, hoy fortalecidos por el adverso resultado del plebiscito, Boric resucitó la vieja Concertación en lugar de apoyarse en los movimientos sociales y organizaciones que le pidieron retirar el Tratado del Senado. La actual coalición política Apruebo Dignidad (Frente Amplio, PC, FRVS y otras fuerzas políticas) había votado contra el TPP en la Cámara de Diputados en abril de 2019. Pero hoy en la coalición oficialista mandan los ex concertacionistas del PS y PPD los senadores Ricardo Lagos Weber, José Miguel Insulza y su ex jefa de gabinete en la OEA, la canciller Antonia Urrejola, la ministra Tohá, fieles operadores de los intereses de las corporaciones transnacionales. Como el Estado de Excepción y la criminalización en el wallmapu es también la opción del gobierno y el senado, omitieron la Consulta Indígena que debió aplicarse según el convenio 169.
Las secretas Cartas Laterales (Side Letters), que publicita el gobierno, buscarían impedir que Chile pueda ser llevado a tribunales internacionales ad-hoc si adopta leyes o normas que afecten las expectativas de ganancias de los inversores, es decir, eliminar uno de los puntos críticos del TPP11.
Boric anunció que Nueva Zelanda y México firmarán para no usar ese sistema en caso de conflicto Estado-inversores. Pero nada indica que Canadá (el mayor inversor en minería) Japón quieran firmar con Chile lo que ambas potencias se negaron a firmar con Nueva Zelanda. Además, al ser un acuerdo bilateral, su valor es relativo ya que las corporaciones transnacionales pueden cambiar su casa matriz a otro país que tenga vigente con Chile ese sistema, y demandar igual.
Hay sectores que intentan justificar la voltereta del Presidente Boric como un acuerdo necesario para contar con el voto de la derecha en el senado. Esto implicaría poner el TPP11, constitución global de las corporaciones transnacionales que nos somete por 20 años , al mismo nivel que tibias reformas tributarias o previsionales que mantienen intacto el cuestionado modelo neoliberal.
El TPP11 fue aprobado con una débil mayoría: 27 votos a favor, 10 en contra, 1 abstención y 10 ausentes. Antes en la Cámara de Diputados hubo 77 votos a favor y 68 en contra. Nunca un Tratado de Libre Comercio había tenido ese significativo rechazo, que es un pálido reflejo del masivo #NoalTPP11 que atravesó los territorios en los tiempos de la revuelta popular.
Como MAT nos sumamos al llamado de la Plataforma Chile Mejor sin TLC a impulsar una nueva fase de resistencia al Tratado, apoyando acciones en la calle o el Tribunal constitucional para impedir o diferir su ratificación por el Presidente y agitando la relación entre este tratado y el futuro de los pueblos que viven la crisis social y ecológica. Pero sobre todo, sabemos que la tarea de hoy es seguir la lucha por desprivatizar el agua y defender los territorios frente al saqueo de los bienes comunes y la biodiversidad; volcarnos a la defensa de la semilla y la agroecología, apoyar la recuperación de tierras indígenas y el fin de la criminalización de luchadores sociales. Contra esa voluntad, deberán estrellarse las garantías de hoy y mañana a los nuevos megaproyectos de inversión en energía y minería, como ya ocurre ante el avance de las inmobiliarias sobre humedales y las falsas soluciones a la crisis climática.
Es necesario articularnos, converger en asambleas en los territorios para buscar respuestas conjuntas, cursos de acción expresados en consignas directas y “al toque”, que permitan ampliar nuestra llegada a nuevos sectores respecto de los problemas que atraviesan a los pueblos. Las causas que llevaron al estallido social siguen presentes este octubre, tres años después.
¡Los territorios no ratificamos el TPP11!
¡A unir las demandas y las luchas!
¡Resistimos por el agua, por la semilla, por la vida!
Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT)