La noticia en Estados Unidos de la venta de “una enorme isla virgen chilena”
Una llamativa noticia aparecía en las agencias internacionales y nacionales de noticias por la venta de “una enorme isla chilena a la venta a través del sitio web estadounidense Hall and Hall y hecho noticia en las páginas del New York Post,.
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Según la difusión, se trata de un trozo de un archipiélago, ubicado en la región de Aysén, el cual posee más de 4.450 hectáreas de superficie y se describe como un paraíso «idílico e inmaculado».
«Venden enorme e inmaculada isla al fin del mundo por 35 millones de dólares», señala la publicación del New York Post. «Un enorme trozo de remoto y subdesarrollado territorio en la costa oeste de Chile está buscando un nuevo y aventurero dueño», agrega.
Según se describe en la publicación, el tamaño de la isla es tan grande que equivale a la mitad de Hong Kong y a siete veces la isla de Manhattan en Nueva York. En su interior, además, hay nada menos que 3 lagos, 80 lagunas y 163 kilómetros de playas con grandes bosques nativos.
La isla virgen publicitada y puesta a la venta, es la Isla Traiguén, de la Patagonia norte en la región de Aysén.
El nombre Traiguén, viene del mapuzungun traguen o trayen (de trayen ko) relacionado a cierto tipo de caída de agua (cascada) o cierto tipo de canto del agua.
Ocupación indígena reconocida por el propio Estado
Es sabido de la presencia ancestral de comunidades de pueblos originarios, que han hecho uso nómade de estos territorios de canales y fiordos en Aysén y Chiloé. En el caso de la isla que está a la venta, Traiguén, hay hallazgos de al menos cinco sitios de interés arqueológico patrimonial, con vestigios de miles de años de uso indígena ancestral. Sin embargo, de acuerdo a la presencia más contemporánea, hay una ocupación efectiva, de a lo menos 80 años, habitada por una comunidad indígena (Nahuelquin Delgado), que además cuenta, con un “Espacio Costero Marino de Pueblos Originarios”, reconocido por el propio Estado chileno.
En agosto del 2023, El Ciudadano informaba que la comunidad Nahuelquín Delgado, bajo el amparo de la denominada Ley Lafquenche, había obtenido una ECMPO (Espacio Costero Marino de Pueblos Originarios), la que había sido solicitado desde el año 2012 ante la Subsecretaría de Pesca la concesión de un espacio de orilla y mar, la que tras ser revisada por organismos como Conadi, La Armada, el Gore y el Ministerio de Defensa, entre otros, fue sometido a aprobación de la Comisión de Uso de Borde Costero, siendo finalmente aprobada el año pasado.
De esta forma, por primera vez en la historia se otorgó un Espacio Costero Marino de Pueblos Originarios a una comunidad en Aysén y frente a esto, la integrante de la comunidad, Marcia Nahuelquin Delgado, manifestaba: «Ha sido un momento de mucha emoción, porque dos de mis hermanos fallecieron esperando esta respuesta por parte de la administración del Estado, y hoy lo concretamos. Hoy se votó a favor, pese a que se disminuyó mucho el territorio, pero sin duda, esta aprobación y esta votación marca historia, y marca también un hito para nuestra región, porque hay más comunidades costeras marinas de pueblos originarios que están solicitando estos espacios».
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Cabe mencionar que el otorgamiento de estos espacios requiere de la intervención de diferentes sectores e instituciones del Estado para concretarse, pasando por la Subsecretaría de Pesca, luego por un informe de la CONADI para posteriormente ser evaluada por la CRUBC (Comisión Regional de Uso del Borde Costero), de la cual participan alcaldes, seremis, la Gobernadora y representantes del Gobierno Regional, representantes de los gremios, de pescadores artesanales y también de entidades como la Gobernación Marítima.
Comunidad ante venta de la isla: “La única forma de sacarnos de ahí va a ser muertos, y seguramente va a ser así»
De acuerdo a una reciente publicación del medio de Aysén, El Divisadero, no es primera vez que esta isla aparece en el mercado financiero para su venta. Ya en 2019 formaba parte del catálogo de Private Islands Inc., en el que todavía se puede ver a la venta. “Y no se trata de la única isla de esta zona que está a la venta, también está la Isla GuardiaMarina Zañartu y los islotes San Andrés, la Isla Aysén, ubicada en plena desembocadura del Río Aysén, a pocos kilómetros de la ciudad y la isla Los Conejos, ubicada dentro del Lago Yelcho, cerca de Villa Santa Lucía”, señala el medio aisenino.
Más allá de los usos ancestrales de estos espacios territoriales, la comunidad tiene una ocupación efectiva de al menos ochenta años, cuando Benjamín Nahuelquin con apenas ocho años de edad (hoy Lonko de la comunidad) llegó junto a su padre Jesús Nahuelquin al lugar. «Mi papá tuvo que pasar como un obrero más siendo un niño para poder tener una bolsa de alimento más y así mantenerse más tiempo en esos territorios que nadie habitaba», comenta Marcia Nahuelquin, quien presidió la comunidad hasta 2020.
De acuerdo a un reportaje de El Divisadero, por más de 20 años la comunidad estuvo solicitando derechos por sobre la tierra que habitaron por décadas y en medio de esos intentos, también presenciaron en 2008 la primera venta de la isla Traiguén, desde el Ejército de Chile al empresario Eduardo Ergas, quien pagó la «módica» suma de 1.500 millones de pesos de la época por las tierras.
En ese contexto, la comunidad Nahuelquin-Delgado enfrentó al empresario, amenazando con iniciar acciones legales para impedir su compra y usufructo. En agosto de 2019, Eduardo Ergas comentó en una entrevista con el Diario Financiero que logró llegar a «un acuerdo contractual para que ellos puedan vivir ahí y usufructuar de varios cientos de hectáreas».
Marcia Nahuelquin reconoce la existencia de dicho acuerdo en el que «Eduardo Ergas cedía cerca de 500 hectáreas para que la comunidad Nahuelquín Delgado se pudiera desarrollar y realizar sus actividades que hasta el día de hoy se realizan en ese territorio. El acuerdo es que yo no seguía con acciones judiciales y él se mantenía quieto. Era acuerdo una acuerdo a 100 años, en que la comunidad podía estar tranquila porque nadie nos iba a sacar de ahí. El acuerdo era que se espacio iba a ser de la comunidad».
De acuerdo al Divisadero, Eduardo Ergas, en la entrevista de 2019 reconocía que la comunidad Nahuelquin-Delgado «han sido grandes socios en el cuidado ecológico del lugar». Y es que el objetivo de comprar la isla era desarrollar un proyecto de proteger a la Ranita de Darwin, un proyecto que finalmente no prosperó, pues «descubrimos que las causas de su desaparición estaban fuera de nuestras manos y no podíamos hacer nada para detenerlas».
Frente a esto, Marcia Nahuelquin asegura que «jamás, nunca» vieron trabajos relacionados con conservación en la isla. «De la última reunión que sostuvimos con representantes de Eduardo Ergas, que fue en la Gobernación Provincial, cuando llegamos a ese acuerdo, no llegó nunca más nadie a pisar ese territorio, porque antes llegaban en helicóptero. Pero después no llegó nadie más».
En 2019, Eduardo Ergas aseguró que «si llego a vender será a un conservacionista. Así que el precio dependerá del comprador». Hoy, en 2024, la isla es ofrecida con el gran atractivo de «ser una reserva de 1.130 millones de metros cúbicos de agua dulce» y el atributo de contar «con múltiples lagos grandes y más de 80 lagunas».
Sin embargo, Marcia Nahuelquin señala que «los derechos de agua y de laguna que él también ofrece en esa propaganda es falsa, porque la comunidad Nahuelquin-Delgado tiene los derechos de agua y eso se puede revisar en las oficinas pertinentes».
Hoy en la isla Traiguén se sigue trabajando. «Mi familia continúa ahí desarrollando las actividades. Hoy con mayor fuerza e interés, porque tenemos que responder al Espacio Marino Costero que tenemos», indica Marcia Nahuelquin, pasando a enumerar que se realizan «las mismas prácticas culturales de pesca, siembra, recolección del borde costero. Se trabajan todos los productos del mar, acá no se espera la cuota de pesca para trabajar. Acá se trabaja todos los días del año y se extraen los productos de acuerdo a las temporadas y respetando los desoves».
Incluso, el territorio ha incrementado su valor patrimonial, luego del hallazgo de cinco sitios de interés antropológico que son vestigios de las ocupaciones de los pueblos recolectores originarios que habitaron la zona en épocas prehispánicas.
De acuerdo al reportaje de El Divisadero, “desde la comunidad Naguelquin-Delgado prevén que el escenario será doloroso para ellos, como ya lo ha sido en ocasiones anteriores. Desde siempre han luchado contra el olvido y la postergación, algo que sigue ocurriendo en pleno siglo XXI”.
Para Marcia Nahuelquin, la puesta en venta de la isla Traiguén es «un acto de mala fe de este empresario, pero además lo que más lamento es que ni siquiera respete la institucionalidad chilena. ¿Porque tiene puede hacer lo que quiere? No solo con nuestra comunidad, sino que con la región«.
«Lo más triste es que mis papás ya no tienen 70 años. Mi padre ya tiene 96 años y lo tenemos con vida aún. Cuando vivimos el primer proceso de despojo de la isla fueron violentados por el poder, incluso por el Ejército y hoy vamos a volver a vivir la misma pesadilla», señala la dirigente al Divisadero.
«Nosotros vamos a seguir en la isla, nadie nos va a sacar de ahí. Como dijo un día mi mamá, la única forma de sacarnos de ahí va a ser muertos, y seguramente va a ser así«, sentencia.