Miles de mujeres indígenas acamparon este jueves frente al Supremo Tribunal Federal (STF) a la espera de que este órgano rechace la tesis ruralista que acaba con la demarcación de sus tierras.
Integrada por representantes de 150 pueblos originarios brasileños, esta es la Segunda Marcha de Mujeres Indígenas que sigue la ruta que sale del campamento ubicado en la Fundación Nacional de las Artes (Funarte) y el Planetario, en el Eje Monumental, y se dirige a la Plaza de los Tres poderes.
Anteriormente, salieron el 7 de septiembre pasado, durante las manifestaciones por el día de la Independencia.
Las mujeres están agrupadas bajo la Articulación Nacional de Mujeres Indígenas Guerreras de la Ancestralidad (Anmiga) y tienen el apoyo de la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB).
Sin embargo, las manifestaciones de este jueves tienen un riesgo. De acuerdo con la coordinadora ejecutiva de Apib, Sonia Guajajara, los líderes de Anmiga están evaluando el escenario tras los discursos del mandatario, Jair Bolsonaro, que intensificó la crisis institucional entre los poderes.
“Las mujeres no salieron hoy como estaba previsto porque decidieron que lo más importante sería salvar vidas. No dejaban a los niños en el campamento y por eso principalmente tomaron esta decisión”, dijo la miembro de Tierra Indígena Alto Río Negro de San Gabriel de Cachoneire, Braulina Baniwa.
La sede del STF estaba rodeado desde este miércoles por partidarios de Bolsonaro. La puerta de entradas a la Cámara de Diputados está cerrada. Incluso, la Policía Legislativa fue convocada para estar en gran número de efectivos frente al edificio y en los costados.
Como parte del cronograma de votación de la Corte Suprema para este jueves está tratar el tema de la propiedad indígena y los derechos de los pueblos originarios, barrido y su configuración; estudios antropológicos; usufructo exclusivo y posesión permanente; títulos privados en tierras indígenas y la protección del medio ambiente en áreas indígenas.
En medio del clima de tensión, el Campamento Indígena de Primavera fue un refugio seguro. Las casi 4.000 mujeres hicieron rezos, cantos, rituales y oraciones para fortalecer su lucha.
“Se puede ver la fuerza de las mujeres en el canto, el baile y la cultura. Este es un reencuentro basado en la vida, en la curación, en el afecto”, dijo Braulina Baniwa, quien resaltó que la importancia de este campamento está en visibilizar su agenda específica de mujeres.
A Brasilia llegaron también varios camioneros apoyados por ruralistas que insisten en el inpeachment a los jueces de la Corte Suprema.
Cortesía de Telesur
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