A la fecha se han hecho todo tipo de evaluaciones de los resultados electorales de la municipal. La gran conclusión es que al Gobierno le fue mal y que sus pronósticos fueron superados por el “estado político” del país. Hemos visto que hay varias maneras de evaluar lo que ocurrió el domingo.
El Gobierno no sólo perdió en la mayoría de los niveles posibles de análisis –nacional, regional, provincial, mayores habitantes, mayores electores, etc.-, sino también perdió la batalla más importante y de mayor impacto en materia presidencial: a nivel nacional en alcaldes perdió en votos y en número de municipio a gobernar. De hecho, en el 2004 ganó en este ítem la Concertación por seis puntos porcentuales y al año siguiente ganó la presidencial Bachelet. En el 2008, en esta elección ganó la derecha por dos puntos porcentuales y al año siguiente ganó la presidencial con Piñera; y en el 2012, ganó la post-Concertación por seis puntos porcentuales y al año siguiente se supone que va ganar la presidencial la “santa del silencio”.
Sin embargo, al revisar los resultados con mayor ponderación y calma se observa que el oficialismo sigue siendo una fuerza electoral significativa y que su capacidad competitiva sigue intacta. En efecto, perdió la elección de manera contundente; pero, a la vez, sigue siendo una fuerza política competitiva que dadas determinadas circunstancias puede volver a tener triunfos.
Entonces, ¿qué tipo de análisis se puede hacer para romper los tradicionales resultados que se han comentado estos últimos días –por lo menos, a nivel público? Uno de ellos, es ¿cómo le fue a las fuerzas políticas en las regiones ricas y pobres?
La más rica y la más pobre: Antofagasta v/s Araucanía
La Región más rica de Chile es la segunda –Antofagasta-. Según datos del Fondo Monetario Internacional su PIB per-cápita es de 37 mil dólares. Datos preliminares del Censo muestran que en sus nueve comunas residen 542.504 habitantes; de ellos, el 63,8% se concentra en su capital regional. Sus habitantes representan el 3,27% del total nacional. Su nivel de cesantía alcanza al 4,5% en un rango medio en relación a las otras regiones. Es una región eminentemente urbana; sólo el 2,3% vive en zonas rurales. Finalmente, su padrón electoral llega a 412.383 electores equivalente al 3,1% del total nacional.
La Región más pobre es la Araucanía (Novena Región). La misma fuente muestra que tiene un PIB per-cápita de cinco mil dólares. El censo 2012 arroja que en sus 32 comunas residen 907.333 habitantes; de ellos el 29,6% se concentra en su capital regional –Temuco-. Sus habitantes representan el 5,47% del total nacional y su nivel de cesantía llega al 6,6% ubicándose entre las tres regiones con más altos niveles. El 32% de sus habitantes viven en zonas rurales. Los electores de la Región llegan a 805.566 y representan el 6% del padrón electoral del país.
En Antofagasta al Gobierno le fue muy mal. Otra paradoja del ciclo Piñera. Sólo obtuvo a nivel regional el 6,39% de los votos; el resultado más malo a nivel regional. En la capital regional tuvo una resultado inferior (5,66%). De los nueve alcaldes en disputa sólo se queda con uno. En la región más rica de Chile con una cesantía bajo el 5% el Gobierno tuvo una derrota electoral que se asemeja a una paliza. En todo caso, la Región nunca ha sido una buena región en términos electorales para la derecha; no obstante, su apoyo electoral baja a la mitad.
A su vez, la Concertación tuvo un mejor resultado al lograr cinco municipios –de nueve posibles- y el 33% de las preferencias. Sin embargo, en la capital regional tiene una baja de 10 puntos porcentuales. Lo interesante de estos resultados es que el duopolio fue derrotado de manera significativa. Las fuerzas duopólicas logran el 60% de las preferencias y tres alcaldes; un independiente fuera de pacto y dos del progresismo de MEO. Esto último, se explica, entre otros, por los fuertes liderazgos caudillistas que hay en las distintas comunas de la región y que también tuvieron fuerte presencia en la municipal del 2008.
En la Araucanía al Gobierno le fue mejor. No sólo aumento su votación en la capital regional –Temuco- al pasar del 49% al 54% y mantener el municipio, sino también a nivel regional hay un aumento del 40% al 43%. Sin embargo, en alcaldes tiene una baja de 12 a 10 municipios. Este resultado para el oficialismo se encuentra entre los tres mejores que obtiene a nivel regional.
La Concertación logra 16 municipios y el 41,3% de los votos. Le gana a la derecha en alcaldes y pierde en votos. A su vez, las fuerzas duopólicas concentran el 84,3% de los votos y el 81% de los municipios.
Según estos antecedentes ¿por qué al Gobierno le va mal –muy mal- en una región rica y bien en la región más pobre de Chile?
Si aumentamos el nivel de agregación y nos acercamos a total nacional, ¿Qué pasa con esta relación entre riqueza y rendimiento electoral?
Las tres más ricas v/s las tres más pobres: el norte v/s el sur
Las tres regiones más ricas del país están en el Norte y se vinculan fuertemente a la actividad minera: Tarapacá, Antofagasta y Atacama. El PIB per-cápita de cada una es de 20.427, 37.047 y 17.904 dólares respectivamente. En promedio llega a los 25 mil dólares. Es una zona eminentemente urbana y minera que representan el 6,8% y el 6,3% de los habitantes y electores del país respectivamente. Sus niveles de cesantía se ubican entre los más bajos del país.
Los datos electorales muestran nuevamente que en las regiones ricas, urbanas y con baja cesantía los rendimientos electorales del Gobierno fueron malos. No obstante, son zonas en que la derecha nunca ha tenido buenos resultados; por lo menos, en comparación a las otras fuerzas políticas. Su votación llegó al 17% y a seis alcaldes de un total de 25. La post-Concertación llega al 27% y logra 11 municipios. La fuerzas duopólicas sacan ocho alcaldes y el 56%. En relación a las municipales del 2008 la derecha tiene una baja de once puntos porcentuales.
Las tres regiones más pobres del país son: La Araucanía, Arica y Los Lagos. El PIB per-cápita de cada una es de 5.058, 5.884 y 6.513 dólares respectivamente. En promedio llega a los 6.300 dólares. Es una zona eminentemente urbana y minera que representan el 11,5% y el 12,2% de los habitantes y electores del país respectivamente. Sus niveles de cesantía se ubican entre los más altos del país –con la excepción de Arica-.
El oficialismo logra el 39% de la votación y aumenta en 1,5 puntos porcentuales su resultado nacional. A la vez, es una cifra que supera largamente lo que ocurre en las regiones ricas. En alcaldes logra 18 municipios de un total de 48. En relación a la municipal anterior su votación se mantiene estable. Nuevamente, le va mejor en las regiones más pobres. Al contrario la Concertación y sus nuevos socios llega al 44% y aumenta su votación en dos puntos porcentuales en relación a lo que ocurre en el 2008. Logra 39 municipios de un total de 48. Finalmente, las fuerzas duopólicas sólo logran el 17%; fuertemente, influido por lo que pasa en Arica con el caudillo local Salvador Urrutia.
Como conclusión podemos ver que en las regiones urbanas, con más alto ingreso per-cápita, mineras, con baja cesantía, con los mayores crecimiento poblacionales de la década, con bajo nivel de habitantes y de electores y con los mayores niveles de abstención, el oficialismo tiene malos resultados no sólo en relación a las otras fuerzas políticas (principalmente, frente a la post-Concertación), sino también en relación a lo que ocurre en las municipales del 2008.
Al contrario, sus mejores resultados se encuentra en las regiones pobres, con alta cesantía, con alta población y electores y con bajos niveles de abstención –comparativamente-. No obstante, sigue perdiendo frente a la post-Concertación con la excepción de lo que ocurre en la Araucanía.
Si a esta realidad agregamos que el oficialismo muestra buenos rendimientos macroeconómicos (alto crecimiento, cesantía a la baja –se han dado el lujo de hablar de “pleno empleo”-, alta tasa de inversión, inflación baja y controlada y remuneraciones al alza), nos enfrentamos a una gran interrogante: ¿por qué los buenos rendimientos económicos del Gobierno no se traducen en apoyos político-electorales? Del mismo modo, ¿por qué los defensores de la empresa privada, de la desregulación y de la creación ilimitada de riqueza pierden de modo arrollador en las regiones más ricas? Al contrario, ¿por qué le va mejor en las regiones pobres, rurales y con alta cesantía?
La respuesta no es fácil. Otra pregunta, ¿por qué en las regiones ricas el duopolio muestra sus más bajos rendimientos?
A mi entender, la respuesta se encuentra en que el crecimiento de Chile es desigual y altamente concentrado. No basta con crecer ni orientar el desarrollo en el contexto del crecimiento ilimitado. El ciclo socio-político se inicia con una demanda fuerte por la igualdad. Quién mejor capte este anhelo ganará la presidencial del próximo año. Sólo, tendrán que tener cuidado con las expectativas.
Por González Llaguno