Narcocorridos en México: un debate político sobre cultura, censura y libertad de expresión

Al igual que ocurrió con otros géneros antes perseguidos, como el son, el tango o el rock, la historia demuestra que la censura rara vez logra silenciar, y a menudo termina fortaleciéndolos

Narcocorridos en México: un debate político sobre cultura, censura y libertad de expresión

Autor: El Ciudadano México

Un violento episodio durante un concierto en Texcoco ha reavivado el debate nacional sobre la pertinencia de prohibir los narcocorridos en México. La presentación del cantante Luis R. Conríquez terminó en caos luego de que se negara a interpretar sus famosos “corridos bélicos” por una restricción local. La decisión desató la furia de los asistentes, quienes lanzaron objetos al escenario, obligando a suspender el evento.

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Este incidente ha puesto nuevamente sobre la mesa un viejo dilema en el país: ¿deben censurarse los corridos que hacen apología del narcotráfico y la violencia? La presidenta Claudia Sheinbaum considera que esa no es la vía. “Es absurdo”, afirmó el lunes, apostando por una estrategia de conciencia social y educación para desalentar la glorificación del crimen y la violencia, incluida la de género.

Sin embargo, desde su propio partido, Morena, surgen voces que exigen medidas más severas. En Michoacán, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla anunció un decreto para prohibir cualquier espectáculo que promueva el delito. En el Estado de México, donde ocurrió el incidente con Conríquez, las autoridades ya habían advertido sobre sanciones a quienes incurran en apología de la violencia, incluidos artistas y promotores.

La tendencia no es exclusiva del oficialismo. En Jalisco, el gobernador opositor Pablo Lemus también ha vetado a grupos que han ensalzado a criminales. Uno de los casos más polémicos fue el de Los Alegres del Barranco, a quienes Estados Unidos revocó la visa tras proyectarse imágenes de un capo del Cártel de Jalisco Nueva Generación durante uno de sus conciertos.

Aunque la intención de frenar la violencia es compartida, expertos advierten que estas medidas son poco eficaces y peligrosamente cercanas a la censura. “El error es pensar que prohibiendo los corridos se combate la violencia”, sostiene el sociólogo José Manuel Valenzuela, quien apunta al trasfondo estructural del fenómeno. Señala que, lejos de desaparecer, el género ha evolucionado y se ha radicalizado, amplificado por las redes sociales.

Desde el ámbito legal, organizaciones como Artículo 19 advierten que criminalizar a los artistas es una salida política simplista. Su director regional, Leopoldo Maldonado, recuerda que la Constitución prohíbe la censura previa y que ya existen mecanismos legales para sancionar incitaciones al odio o a la violencia sin recurrir a prohibiciones generalizadas.

Mientras tanto, figuras del género como Peso Pluma, cuyo estilo de “corridos tumbados” arrasó en plataformas digitales en 2023, encarnan la creciente popularidad de esta música, incluso entre sectores jóvenes urbanos.

El debate, que no es nuevo en México, revive con fuerza en un contexto de creciente presión interna y externa para combatir a los cárteles. Y como ocurrió con otros géneros antes perseguidos —como el son, el tango o el rock—, la historia muestra que la censura pocas veces silencia, y muchas veces fortalece.

Foto: X

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