Los ciudadanos que sostienen que los diputados y senadores son unos flojos se han equivocado, medio a medio, si juzgamos por el trabajo legislativo del mes que viene de terminar, y podría compararse con el de cualquier empleado de un supermercado o el de una asesora de hogar, con la sola diferencia de que los primeros usan la “sinhueso” y hablan más que las viejas peladoras, mientras que los segundos tienen que “sudar la gota gorda”. Es posible que antes del mes de enero los parlamentarios hayan trabajado muy poco, pero al finalizar este último mes, tal vez merezcan el premio al mejor funcionario – lo único de lamentar es que “sus esfuerzos están mal remunerados” -.
En un solo mes se aprobaron: 1) la reforma electoral, que puso fin, nada menos, que al sistema binominal, reemplazándolo por un proporcional, basado en el sistema D´Hont que, de seguro, va a cambiar el escenario político; 2) el proyecto educacional que pone fin al lucro, al copago y a la selección que, aunque muy debilitado, al menos, va a provocar cambios graduales en pro de la inserción en los establecimientos educacionales; 3) el Acuerdo de Unión Civil, que posibilita el reconocimiento legal de las uniones libres entre los heterosexuales y homosexuales; 4) el Ministerio de la Mujer; 5) el proyecto de despenalización del aborto, bajo las causales de peligro de vida de la madre, inviabilidad del feto y violación; (este último proyecto de ley acaba de ingresar al Congreso).
Es cierto que cada una de estas leyes tiene muchas deficiencias y no pocas enmiendas surgidas de la mentalidad conservadora de un sector de la Democracia Cristiana. Veamos una por una:
- Reforma electoral: el proyecto no eliminó el senado – una excrecencia política que reúne a algunos viejos mafiosos, macuqueros y pillines, es decir, una verdadera inutilidad en un país centralista, como Chile – que maman del Estado durante ocho años, dinero que podría emplearse para mejorar, por ejemplo, los hospitales públicos. La ley no consideró tampoco la limitación, ni revocación de mandato, en consecuencia, seguiremos con parlamentarios “vitalicios”; por otra parte, el sistema D´Hont favorece a las fuerzas políticas principales en desmedro de los pequeños partidos.
- La reforma educacional tiene muchas limitaciones: en primer lugar, no toca en lo mínimo los colegios particulares, por consiguiente, auspicia la reproducción de la élite dominante con el argumento simplista de que no van a ser tocados porque no reciben aporte económico del Estado me parece baladí, pues también forman parte del sistema educacional chileno y notas, exámenes y licencias son avaladas por el Ministerio de Educación – considérese que, en la república, los exámenes de la Universidad Católica y los de los colegios particulares eran supervisados por profesores estatales – por otra parte, es ridículo no terminar, de una vez por todas, con la selección en los llamados “liceos emblemáticos”, que siguen reproduciendo una oligarquía de carácter laico, en vez de ser colegios integradores, al servicio de todas las clases sociales y de diversos capitales culturales, en cuyas aulas de generaría el efecto par, por medio del cual los buenos estudiantes elevan el nivel y la motivación de los más rezagados.
- El Acuerdo de Unión Civil: mi ideal hubiera sido el logro de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, sin embargo, dado aún el carácter conservador de nuestra sociedad – una de las más retrógradas del mundo – esta ley representa un avance en la legitimación de derechos para todos los ciudadanos que, en este caso, abarca casi a tres millones de personas.
- El Ministerio de la Mujer representa un avance para un género históricamente discriminado – baste pensar que en el Concilio de Trento, por un solo voto se reconoció que las mujeres también tenían alma -.
- En cuanto a la despenalización del aborto, personalmente soy partidario de la libertad del aborto y de su completa despenalización, sin embargo, las tres causales ya representan un avance a pesar de la oposición de los conservadores de siempre y de la “iglesia de mamón”, que tienen a Jesús transformado en un ginecólogo.
Afortunadamente, a pesar de lo deficientes, ya representan de por sí algo importante en este país de gotosos y timoratos.