Romy Vargas: ¿’Nos mintieron a todos?’ denuncia que oficiales del Ejército dados de baja en mayo, siguen activos
La indignación de Romy Vargas, madre de Franco Vargas, el joven conscripto fallecido en abril de este año bajo la responsabilidad del Ejército durante un entrenamiento militar en Putre, se ha hecho sentir nuevamente en redes sociales.
A través de su cuenta en X, la madre del joven denunció que dos oficiales involucrados en el fatal incidente, Sebastián Silva y Rubén Castillo, aún permanecen activos en el Ejército, pese a haber sido llamados a retiro en mayo. «¿Nos mintieron? ¿me mintieron? ¿Por qué siguen activos estos tipos si se supone que estaban retirados?«, escribió, apuntando directamente a la falta de transparencia de la institución castrense.
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Franco Vargas, de 19 años, murió tras ser sometido a condiciones inhumanas durante un entrenamiento en el altiplano chileno. Según una querella presentada por su familia, los conscriptos fueron llevados a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar sin haber sido sometidos previamente a exámenes médicos para verificar su capacidad física. Además, no se les proporcionó una adecuada adaptación a las extremas condiciones climáticas, lo que agravó las dificultades que enfrentaron. De acuerdo a los antecedentes presentados en las acciones legales, Franco Vargas fue víctima de un trato cruel por parte de sus superiores, quienes lo obligaron a marchar bajo insultos y maltratos físicos, a pesar de que su estado de salud era claramente deteriorado.
La denuncia más reciente de Romy Vargas surge después de que el propio comandante en jefe del Ejército, Javier Iturriaga, anunciara en mayo de 2024 el retiro de los oficiales Silva y Castillo, quienes habrían sido responsables en la muerte de Franco. Sin embargo, Vargas asegura que ambos siguen en servicio activo. “¿Qué haces negando lo de tu jefe?», escribió en referencia a la contradicción entre las declaraciones del Ejército y la realidad de los hechos.
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Una de las querellas detalla las brutales condiciones que enfrentó Franco durante su último entrenamiento, en el que fue obligado a marchar a temperaturas bajo cero sin la vestimenta adecuada. A pesar de los ruegos del joven por recibir ayuda, los militares a cargo lo sometieron a constantes humillaciones. Cuando finalmente colapsó, fue abandonado por sus superiores, quienes incluso impidieron que sus compañeros lo auxiliaran, ordenándoles que “lo dejaran morir solo”. Franco fue trasladado a un CESFAM en Putre, donde llegó sin signos vitales.
Este doloroso suceso no sólo ha marcado a la familia Vargas, sino que también ha provocado la indignación de gran parte de la opinión pública. A esto se suma el hecho de que otro conscripto, compañero de Franco, sufrió la amputación de una mano durante el mismo entrenamiento, agravando aún más la indignación.
«Nos mintieron», concluye Romy Vargas, exigiendo respuestas claras de las autoridades y del Ejército de Chile, en el marco de la búsqueda por justicia.