Nuestra roca: La sensación de finitud

Sísifo es conocido en la mitología griega, por su castigo -impuesto por los dioses-, el cual, consiste en llevar una pesada roca hasta la cima de una montaña una vez cerca de su destino, la piedra vuelve a rodar por su propio peso, condenado al sujeto a repetir el proceso por la eternidad.

Albert Camus rescata este mito para retratar al ‘héroe absurdo’: La tarea de Sísifo carece de sentido, en cuanto sus esfuerzos se desmoronan una y otra vez en vísperas del ansiado final; en base a dicho absurdo y en materias de nuestra realidad inmediata, cabe cuestionarse si acaso vivimos situación similar en cuanto al sentido de lo que hacemos.

Preguntarnos por el significado de nuestra existencia es abrir un paréntesis en la cotidianeidad de nuestras vidas, ya que el día-a-día presenta problemas de diversa relevancia e importancia (subjetiva) a los cuales hacer frente y resolver. Mi intención no es hacer cargo ni enumerarlos, sino mas bien plantear que estos problemas existenciales también nos constituyen. Es más, la única certeza con la que contamos es la de nuestra propia muerte: Que todo acaba. Frente a esta condición de ser-para-la-muerte que describe Heidegger, podemos dejarnos embargar por la angustia si nos situamos respecto al espacio temporal y tomamos conciencia de nuestro lugar en él, tomar en cuenta que pertenecemos al porvenir del tiempo evidencia la sensación de finitud, ante la condena irrevocable de la muerte. El horror de reconocer en el anhelo del mañana nuestro peor enemigo; nuestra carne se rebela a la muerte y esto –nos dice Camus –es lo absurdo.

Nacemos e inmediatamente envejecemos: crecemos, nos enamoramos, estudiamos, trabajamos, procreamos, jubilamos, envejecemos y finalmente morimos sin finalidad aparente, ya que no hay ninguna, de esta manera, el inmortal Sísifo en su fútil condena parece compartir con nosotros su situación de sin sentido.

Sin embargo, el que la vida sea absurda, carezca de sentido, según Camus es algo que debería ser una sensación de liberación: aceptar el destino de nuestra condición finita sin la esperanza de que este sea un problema más, como cualquier otro, que podamos resolver. La liberación de Sísifo aparece junto a su conciencia de acción: al ver caer la piedra se da cuenta de su situación miserable y absurda, pero a pesar de esto vuelve a bajar con pasión por la vida y desprecio por la muerte. Este nuevo destino (sin sentido) ahora le pertenece, tanto como aquella roca. Sísifo –reitera Camus – “enseña la fidelidad superior que niega a los dioses y levanta rocas”. Este ‘héroe absurdo’ nos representa en cuanto a la pertenencia de nuestra vida. Remata Camus: – “el peso mismo de la roca [de nuestra roca] hacia la cumbre basta para llenar el corazón de un hombre.”

Por Vicente Clavero