«… Dicen que en la guerra fue el mejor y en la ciudad le llaman el guerrillero de la libertad…» (Patricio Manns)
1.- Más de una vez nos hemos preguntado qué pasa con los trabajadores que, pese a los abusos, reaccionan tarde o guardan silencio. Poco afines a integrar los sindicatos, dispuestos a buscar acuerdos individuales con las empresas, siempre descalificando la gestión de la organización y sus dirigentes, parecen más cómodos adecuándose a la estructura que les propone la patronal, que dispuestos a defender sus derechos. Convengamos que a veces tienen razón en sus cuestionamientos, pero hay un cambio de actitud en quienes venden su fuerza de trabajo que debe preocuparnos y, sinceramente, dicho cambio está relacionado con la pérdida o carencia de conciencia de clase.
El discurso patronal de la búsqueda individual de oportunidades, acompañado del consejo de ir solo por la vida, unido a la estrategia de generar mulplicidad de empresas que a veces prestan servicios en una misma y gran instalación, ha ido transformando a los seres humanos en pequeños guetos, carentes de todo objetivo que no sea aquel de asegurar las monedas para sobrevivir.
Las organizaciones sindicales no han logrado generar un discurso común para anteponerlo a esa propuesta del sistema y se pierden, muchas veces, en una seguidilla de consignas carentes de acción concreta.
2.- Tradicionales sectores económicos han ido perdiendo presencia de trabajadores contratados en forma indefinida y dedicados a labores específicas, a la vez que aumentan los polifuncionales y de plazo fijo . Y es que no son muchos quienes «hacen carrera» en un lugar de trabajo, por lo que poco les ha de importar la organización, la negociación colectiva y la indemnización por años de servicio.
Si a la estrategia del capital de disponer de varias razones sociales, lo que implica multiplicidad de contratos, le agregamos leyes que implican flexibilidad y movilidad, tenemos a la vista un peligroso presente y un complejo futuro, por lo que debemos resolver rápidamente cómo confrontarlo.
Muchos son los trabajadores que ponen oídos e incluso se hacen parte, de diversas iniciativas que no tienen reivindicaciones claras y definidas. Simplemente buscan algún bono o subsidio que les ayude a salir de un atolladero puntual. Ni jornada de trabajo, ni sueldos mínimos, menos uniformes e implementos de trabajo, solo monedas para pasar la tormenta y después volver a una realidad que no les sirve.
Estas iniciativas -que por lo demás cuentan con gran cobertura de la prensa- no tienen objetivos de mediano y largo plazo, simplemente sirven para minimizar, cuando no anular, la gestión de los sindicatos de empresas e interempresas.
3.- De allí que las normas de liberalidad contractual y las organizaciones truchas, deben ser combatidas con una campaña nacional de sindicalización, en donde trabajadores permanentes y de plazo se unan para reclamar sus derechos.
O nos ponemos a trabajar en serio o seremos arrasados.
Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
Por Manuel Ahumada Lillo
Secretario C.G.T. Chile